Bajo la piel del lobo

Epílogo.

La luna brillaba con fuerza sobre el claro del bosque, proyectando sombras danzantes que parecían seguirnos mientras nos acercábamos. Eirik y yo habíamos atravesado un torbellino de emociones, y ahora, de pie frente a él, sentía una mezcla de nerviosismo y determinación.

—Mireya —comenzó Eirik, su voz grave resonando en la quietud—, sé que he hecho muchas cosas mal. No solo te mentí sobre ser un hombre lobo, sino que también te dejé cargar con mis secretos. Quiero que sepas que me gustaste desde el primer momento. Eres divertida, espontánea y... —sonrió— tienes el corazón más puro que cualquier lobo haya visto.

Lo miré, sintiendo que sus palabras calaban hondo. No solo era su apariencia lo que me atraía, sino su vulnerabilidad. Era un lobo en el que podía confiar.

—Y tú, Eirik —respondí, intentando mantener un tono ligero—, has estado jugando a ser un chico lobo un poco demasiado. Pero a pesar de eso, hay algo de ti que realmente me gusta. Solo... no me hagas aullar de emoción, por favor.

Su risa llenó el aire, aliviando la tensión que había entre nosotros.

—Prometo que no habrá aullidos... a menos que sea para hacerte reír.

—Eso suena aceptable —dije, cruzando los brazos, intentando mantener una expresión seria pero sin éxito.

Eirik se acercó un poco más, su mirada se volvió más intensa. —Mireya, quiero que me perdones. Te prometo que seré un lobo mejor, uno que no esconda cosas, y que siempre te diga la verdad, incluso cuando sea difícil.

—¿Así que si un día te transformas en lobo y decides salir a cazar, me lo dirás primero? —pregunté con una sonrisa traviesa.

—Exactamente. Si me transformo, seré el lobo más considerado del bosque —dijo, haciendo un gesto dramático de patas de lobo.

Reí, sintiendo que la conexión entre nosotros se fortalecía. —Bueno, eso es un comienzo. Pero también quiero que sepas que me asustaste. No puedo creer que no me hayas dicho la verdad desde el principio. Pensé que era una especie de broma.

—Era un lobo tímido —bromeó Eirik, y en su mirada vi que la sinceridad había tomado el lugar de la inseguridad.

—En ese caso, perdonado —dije, acercándome a él con una sonrisa—, pero solo si prometes que las sorpresas no serán más de una vez por semana.

—Lo prometo. Aunque, debo advertirte que mis sorpresas a veces son un poco... peludas.

—En ese caso, ¡más te vale tener un buen sentido del humor! —exclamé, sintiéndome más ligera y confiada.

Eirik me miró con una mezcla de admiración y cariño. —No hay nadie con quien preferiría compartir mis secretos, ni siquiera en la luna llena.

En ese momento, sentí que habíamos llegado a un entendimiento. No solo estábamos perdonándonos, sino que estábamos comenzando una nueva etapa juntos, llena de promesas y risas.

Entonces, sin pensar demasiado, me acerqué y lo besé, un gesto que sellaba nuestro acuerdo. Nos separamos y sonreímos el uno al otro, la complicidad en el aire.

—Wow, eso fue... —dijo Eirik, sorprendido y encantado—. ¿Eso cuenta como un compromiso de que no me dejarás aullar en las noches?

—Tal vez —respondí, riendo. —Pero solo si prometes hacer un esfuerzo por ser un buen lobo.

Él arqueó una ceja, su expresión juguetona. —Puedo ser el lobo más considerado de todos. Prometo ser un lobo de compañía, pero solo si me das tu mejor risa a cambio.

—Trato hecho. —Me reí de nuevo, sintiéndome ligera y feliz.

Bajo la luna llena, comenzamos una nueva etapa en nuestra historia, llena de risas, bromas y promesas. No todo sería perfecto, pero juntos, estábamos dispuestos a enfrentarlo. En el fondo, sabía que cada momento compartido nos acercaba más, y aunque había secretos y complicaciones, había también un fuerte lazo que nos unía, y eso era suficiente para mí.



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En el texto hay: misterio, lobo, amorverdadero

Editado: 09.01.2025

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