CAPÍTULO 01.

Tressa.

Año 2024.

Es un sábado al igual que el cumpleaños de Dimitri que lleva siendo nuestro amigo desde los 7, asi que planeamos entre los tres hacer una pequeña fiesta en la casa donde vivíamos los cuatro gracias a nuestros padres que aceptaron comprarla ya que nosotros aun estudiamos y con lo que ganábamos en nuestros trabajos apenas nos daba para comprar comida y pagar demás gastos, así que íbamos a sorprender a dimitri con todo lo que planeamos para el.

Desde muy temprano ya estábamos despiertos porque queríamos que todo quedara perfecto para cuando Dimitri regresara ya que le pedimos a nuestros padres que nos ayudarán a distraerlo mientras nosotros organizamos todo y asi podria pasa un tiempo con su padre que venía desde México a verlo ya que nosotros para mejores oportunidades de universidades convencimos a nuestros padre de venir a vivir a la ciudad Victoria, Canadá.

Nos conocimos en la escuela primaria teníamos tan solo 7 años de edad pero un dia a mi me estaban molestando por mi apariencia y Marcus intento ayudarme pero igual a él lo empezaron a molestar por sus ojos de diferente color, cuando creímos que nadie nos iba a ayudar llegaron ellos dos, Septicia golpeo a los dos niños que nos fastidiaban mientras que Dimitri nos ayudaba a levantarnos. Aun recuerdo ese día todos fuimos a dirección por meternos en una pelea pero por supuesto que le explicamos a la directora y ella nos creyó pero lamentablemente a Septicia la suspendieron tres días por golpear a esos niños, desde ese entonces hemos sido inseparables.

Como dije es sábado y teníamos tiempo libre para organizar esta fiesta, por suerte para esas vacaciones no teníamos tareas para entregar al regreso de clase.

Ya despiertos y después de desayunar hicimos una lista con todo lo que tenemos que comprar para la decoración, comida y más cosas para esa noche tan especial que nos esperaba.

Dimitri salió antes que nosotros y aprovechamos para salir, ya en el supermercado cada quien se encargaría de comprar algo, yo me yo me voy a encargar de la comida , Septicemia de la decoración y Marcus del sonido ya que necesitábamos bocinas nuevas.

Yo me dirigí al área de comida, estaba caminando buscando una pasta de buena marca y por suerte la encontré ahora iba a ir a por el tomate y demás ingredientes. Tengo planeado hacer un pay de limon asi que fui por el queso crema, mantequilla y una media crema solo me faltan las galletas así que iba a ir a buscarlas pero al ver donde estaban me percate de que no las voy a alcanzar ya que están en estante muy alto para mi pero aun asi no me di por vencida.

Estuve varios minutos intentándolo y no pude me había resignado, iba a ir a buscar a Septicemia para que me ayude ya que ella era más alta que yo pero de pronto una mano se estiró y agarró las galletas yo me voltee, enfrente de mí estaba un chico alto de cabello negro y muy pero muy guapo el bajo la mirada para verme y estiro su mano para acercar las galletas a mi al parecer para que no las agarrara.

— Ten roz, desde hace un rato vi que lo intentaste y decidí ayudarte — me entregó las galletas para luego darse la vuelta para irse.

— Gracias — casi fue un susurro por la vergüenza y por esto mismo bajé la cabeza.

Después de esa experiencia tan rara me encontré con los chicos para ya pagar e irnos a casa, le conté a los chicos lo que había pasado y ellos igual quedaron igual de sorprendidos que yo

— Me ha llamado roz que rayos es eso — le pregunté a los chicos aun confundida.

— Ni idea, tal vez sea otro idioma — contestó Septicia queriéndose reír por mi confusión

— A lo mejor le gustaste al pobre chico, nosotros decimos cosas sin sentido cuando estamos nerviosos — admitió Marcus encogiéndose de hombros.

Yo no contesté pero estaba quedando roja nunca había pasado tanta vergüenza en mi vida. Ya habíamos pagado y salimos del supermercado y llevamos todo todas las cosas al auto y nos fuimos a casa.

Cuando llegamos los tres nos pusimos a organizar todo mientras Septicia decoraba, Marcus instalaba el equipo de sonido y yo cocinaba. Todo tenía que salir perfecto ya que era su primer cumpleaños lejos de casa así que teníamos que dar nuestro cien por ciento.