Una semana después estaba a punto de llegar su madre y hermana. Por una parte, Dimitri se sentía aliviado que su familia estaría cerca de él. Había resultado frustrante cuando madre no estaba de acuerdo cuando vivía con Anna, ya que esta mentía mucho, y su familia no le agradaba.
Sabía que Anya necesitaba ayuda, y él se había ofrecido, de ser el padre y esposo de Anya. Dimitri era un hombre muy reservado y nunca permitió que su familia supiera que no podía tener hijos. En ese momento Anya baja las escaleras y lo mira.
— Le pasa algo Dimitri.
— Sí, mi madre y hermana están por llegar.
— Su familia viene a visitarlo.
— Bueno, viene a conocerte, y a la bebé.
— Como se enteró su familia de mí.
— Mi mamá me llamó al hospital porque alguien le dijo que tenía una hija.
— Ahora que vamos a hacer.
— Esperar que llegue mi madre y hermana para presentarlas.
— Ahora me puso nerviosa.
— No te preocupes, mi madre es cariñosa al igual que mi hermana.
Anya, después de hablar con Dimitri, estaba nerviosa. No sabía si alguna vez la reconocerían, no quería pasar por más vergüenza menos con aquel hombre que la estaba ayudando amablemente.
Así que pasó todo el día metida en la habitación, hasta que llegara la madre de Dimitri. Así que se quedó dormida con la niña en la cama. Hasta que una de las empleadas fue a tocar.
— Señora ya está por llevar la señora Anadayatj y la señorita Sabrina. El señor dice que la espera en el salón.
Anda se levantó como un resorte de la cama, arreglo a la pequeña y ella igual. Y bajaron al salón, allí estaba Dimitri y al verla se acerca a ella y le da un beso a la niña y a Anya en la frente.
— Mamá aviso que está por llegar, así que vamos a decir dónde nos conocimos y todo lo demás.
— Por Dios Dimitri le vamos a mentir.
— Es solo unas mentiras piadosa mamá siempre es despistada.
— Eso espero porque me daría vergüenza, como llegó aquí.
— Deja que yo hable.
— Está bien.
Al rato llega la mamá de Dimitri con su hermana, Anya se sorprende por la belleza de las dos mujeres. Anadayatj era una rusa hermosa, a su edad aún se mantenía fresca, con sus cabellos blancos como la nieve de un invierno en Moscú. La hermana era un modelo con cabellos rubios platinados y un rostro de muñeca. Cuando miraron a Anna y a la pequeña en brazos, su madre se acerca a ellas y mira a la bebé.
— Mira esto, Sabrina es una hermosura.
Anya se queda mirando a Dimitri, y este le hace ceña con la cabeza.
— Gracias, señora
Y en ese momento la mujer le toma a la bebé en sus brazos y le da muchos besos. La acurruca y sonríe tiernamente al igual que la bebé.
— Una Volkov, hermosa muchacha, hermosa mi nieta. Cómo se llama la pequeña.
— Se llama Irina, mamá.
— Hermoso nombre, como lo que es una reina, una heredera de los Volkov.
— Mamá, por favor que va a pensar Anya.
La madre le da unas palmadas en su hombre y le dice.
— Anya, gracias por esta hermosa bebé.
Anya estaba roja de la vergüenza, aquella pequeña no era de la familia de ellos, menos hija de Dimitri.
— Hermano, dime algo donde se conocieron tú y Anya.
— Ya vas a comenzar con las preguntas Sabrina.
— Que te parece que sí, querido hermanito, siempre has sido un hombre muy serio, así que habla.
— Está bien, la conocía hace un año y medio, salimos, no gustamos y paso lo que ya ven tus ojos.
— Vaya que sí. —decia ella tomando los deditos de Irina.
Los cuatro se sentaron, Anya estaba nerviosa con las preguntas de Sabrina, la madre estaba embelesada con la pequeña que no había ninguna clase de preguntas a la joven. Luego Sabrina tomó a la niña y comenzó a hacerle morisqueta. Ahora sí que su madre le haría preguntas a ella.
— Dime niña de donde eres y quienes son tus padres.
Anya trago fuerte y miro la cara de Dimitri, este se asistió con un gesto a que respondiera.
— Mi padre murió, y me quedé sola, pero he encontrado a alguien especial que me cuida.
— Mi hijo es un caballero y claro que siempre ha sido así. Bueno, lo único que dijo que eres una chica hermosa.
— Gracias, señora.
Después de unas horas, la madre y la hermana de Dimitri se retiran a sus habitaciones, mientras que Dimitri se queda con Anya. La pequeña la había subido una niñera que había contratado Dimitri.
— Bueno, ahora que estamos solo, cuéntame que tal es mi madre.
— Es un sol, me agrada mucho.
— Me alegra.
Los dos se la pasaron hablando de la vida de él y las pocas verdades de ellas. Que eran más mentiras que verdades