Bajo La Superficie

Cap 6: Cambio Y Retos

A medida que las semanas se convirtieron en meses, Elena y David continuaron asistiendo a sus sesiones de terapia. A pesar de los desafíos, cada encuentro se sentía como un paso hacia adelante. Estaban aprendiendo a comunicarse de maneras que nunca antes habían imaginado. A veces, las sesiones se llenaban de lágrimas; otras, de risas. Pero siempre salían con un sentido renovado de conexión.

Una noche, después de una larga sesión, decidieron ir a cenar a su restaurante favorito. Sentados en la terraza con vistas al mar, Elena sintió que, por primera vez en mucho tiempo, la inquietud que había sentido en su interior comenzaba a desvanecerse.

—Gracias por estar aquí conmigo, por ser paciente y estar dispuesto a trabajar en esto —dijo David, su mirada llena de sinceridad.

—No ha sido fácil, pero siento que estamos realmente avanzando. —Elena sonrió, sintiéndose más segura de su relación. —Me gusta cómo estamos aprendiendo a ser más abiertos.

Sin embargo, no todo era perfecto. A medida que se acercaba el verano, David comenzó a enfrentar presiones adicionales en el trabajo. La carga laboral se intensificó y, aunque estaba comprometido a cambiar, las viejas tensiones empezaron a emerger. Elena notó que, en lugar de hablar sobre sus sentimientos, David se cerraba cada vez más.

Una tarde, mientras se preparaba para una exposición en la galería, Elena sintió que debía abordar el cambio en su comportamiento. Cuando él llegó a casa, con la mirada cansada y las líneas de preocupación marcadas en su frente, decidió que era hora de hablar.

—David, he notado que te has estado alejando de nuevo. La terapia ha sido útil, pero me preocupa que no estés manejando el estrés de la manera correcta —dijo, el corazón latiéndole con fuerza.

Él suspiró, frustrado. —Lo sé, pero estoy bajo mucha presión en el trabajo. A veces siento que estoy luchando solo. Quiero ser el hombre que necesitas, pero hay días en que simplemente no puedo.

—Lo entiendo, pero a veces es más fácil guardarlo para mí. —David se pasó la mano por el cabello, visiblemente agobiado.

—¿Te gustaría que buscáramos un grupo de apoyo para manejar el estrés? Podría ser útil hablar con otras personas que estén pasando por lo mismo —sugirió Elena, con la esperanza de encontrar una solución.

David se quedó en silencio, considerando la idea. —Tal vez… no es una mala idea. Podría ayudarme a desahogarme de alguna manera.

Esa noche, mientras se acomodaban en la cama, Elena se sintió aliviada de que David estuviera abierto a la idea. Pero también sabía que el camino hacia la recuperación sería lleno de altibajos.

Con el paso de las semanas, se unieron a un grupo de apoyo, donde conocieron a otras parejas que enfrentaban desafíos similares. Aunque al principio era incómodo, pronto comenzaron a sentirse más cómodos al compartir sus experiencias. Ver a otros lidiar con sus propios problemas les dio una nueva perspectiva.

Un día, durante una reunión, una pareja habló sobre cómo habían aprendido a establecer límites saludables en sus vidas. Elena y David se miraron, sintiendo que esa era una lección que necesitaban aplicar en su propia relación.

—Quizás deberíamos empezar a establecer límites en cuanto a nuestras cargas laborales. —Elena sugirió mientras conducían a casa. —Es importante que no dejemos que el trabajo interfiera con nosotros.

—Tienes razón. Tal vez deberíamos reservar un día a la semana solo para nosotros. Algo que nos permita reconectar sin distracciones. —David sonrió, sintiendo que había esperanza.

A medida que implementaban estos cambios, comenzaron a disfrutar de pequeñas escapadas: caminatas por la playa, cenas improvisadas y noches de películas. Sin embargo, mientras se acercaban a su primer aniversario desde la infidelidad, Elena no pudo evitar sentir una creciente ansiedad. La fecha traía consigo recuerdos de dolor, y no podía evitar preguntarse si estarían realmente preparados para celebrarlo.

Una tarde, mientras estaban en la galería, Laura se acercó a ella. —¿Cómo van las cosas con David? Se le ve diferente, más feliz

Elena dudó. —Sí, ha estado mejor, pero aún hay días difíciles. Me preocupa nuestro aniversario. No sé si deberíamos celebrarlo o no.

—Tal vez deberías hablar con él sobre cómo te sientes. A veces, compartir tus miedos puede ayudar —sugirió Laura, recordándole la importancia de la comunicación.

Esa noche, decidió abordar el tema con David. —Quiero que hablemos sobre nuestro aniversario. Me siento ansiosa al respecto.

—Entiendo. Para mí también es un gran paso, pero creo que deberíamos celebrarlo. Hemos trabajado duro para llegar hasta aquí —dijo David, su tono sincero.




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