La semana siguiente fue extraña, casi como un vacío entre ellos. Andrés, después de su repentina desaparición, comenzó a distanciarse aún más, tanto física como emocionalmente. Mariana intentaba entenderlo, pero las palabras de él seguían resonando en su mente: "Necesito tiempo".
Decidió, entonces, centrarse en sí misma, en sus propios pensamientos. Sabía que algo dentro de ella quería entender lo que había ocurrido, pero también sentía que era necesario alejarse para descubrir la verdad. El tiempo se alargó, los días se hicieron semanas y, aunque se cruzaban ocasionalmente, cada encuentro parecía más superficial que el anterior.
La distancia fue inevitable, y los momentos que compartían se volvían más incómodos. Sin embargo, en el fondo de su ser, Mariana sentía que la conexión que existía entre ellos aún no se había apagado por completo. Pero, ¿cuánto tiempo podría esperar?