A medida que pasaban los días, algo en su relación comenzó a transformarse. Ya no eran los mismos que se conocieron en el parque, ni los mismos que habían compartido breves momentos llenos de incertidumbre. Había algo más profundo ahora, una comprensión no verbal, un tipo de conexión silenciosa que se iba tejiendo entre ellos.
Sin embargo, no todo era tan sencillo. Las complicaciones seguían presentes: las sombras del pasado de Andrés, las inseguridades de Mariana, los miedos a lo que podía pasar si se entregaban completamente.
Pero algo dentro de ambos les decía que había algo único en esa conexión. Algo raro, algo que no podía definirse con palabras. Un amor que no se parecía a los demás, pero que, tal vez, por eso mismo, podría ser el que ambos necesitaban.