La revelación de Andrés dejó a Mariana con más preguntas que respuestas. ¿Podía confiar en él? ¿Estaba dispuesta a cargar con su pasado y con las posibles consecuencias de su amor? ¿Era esto lo que quería para su vida?
Pasaron los días, y aunque Andrés intentó acercarse y explicarle más, Mariana se sentía perdida. La sombra de su pasado seguía rondando su mente. Las dudas y el miedo a lo desconocido crecían en su corazón. Lo que había sido raro, único y hermoso, ahora parecía volverse complicado, oscuro.
Una noche, después de no haberse visto por varios días, Andrés la llamó, pidiéndole que se encontrara con él. “Tenemos que hablar”, dijo con voz grave. Mariana sabía que esa conversación sería decisiva, que después de esa noche, las cosas no serían iguales.
Al encontrarse, Andrés le mostró algo que la dejó en shock: una carta de su abogado, con detalles sobre su situación legal que incluían una posible amenaza para su libertad. La realidad que había estado intentando ocultar se estaba haciendo aún más tangible.