Bajo La Torre De ParÍs

¿Casualidad o destino?

¿CASUALIDAD O DESTINO?

 

Llegue corriendo a la cafetería Joe´s para mi cita con Regina Bitcherie, ella me informo que su jefe la estaría acompañando para la entrevista. Al parecer el hijo del jefe quiere involucrarse más en la empresa. Que típico y cliché que de pronto quiera entrar al negocio familiar pero vaya si no, si mi padre tuviera una empresa así, ahí estaría metida.

La compañía Regnault era todo lo que había soñado, desde la época de mis primeras clases dije que algún día trabajaría para esta agencia de publicidad. ¿Lo bueno? Serian mis clientes y no mis jefes, lo cual me emocionaba de sobremanera.

─Buenas tardes, tengo una cita con Regina Bitcherie.

La camarera asintió antes de conducirme por el elegante café, pasando por las mesas de madera hasta llegar a la esquina donde estaba Regina Bitcherie y… ¿El tipo que recogió mi teléfono? ¡Vaya mierda! Más cliché imposible.

─Buenas tardes ─les extendí la mano desocupada donde no tenía mi casco ─. Lucy Minky.

─Regina Bitcherie ─dijo aunque ella sabe perfectamente que lo sé ─, y él es Michael Regnault.

Asentí con la cabeza un poco avergonzada, pero al menos no había sido un momento de incomodidad total ya que él parecía bastante formal y no hizo ningún comentario de nuestro encuentro. Me senté frente a ellos y comencé a exponer el proyecto que tenía en manos. Saqué mi iPad y la abrí en mi presentación, amaba está cosa, tan practica y accesible de llevar a todos lados.

No tuve ninguna interrupción por parte de ellos, ni siquiera cuando les mostré las imágenes tridimensionales de como se vería la publicidad del perfume que querían vender. Estúpido como suena, les hice una publicidad de un aroma que te regresa el tiempo, y a ella reacciono mejor que él.

Esperaba que esta alucinación a un coreano de mi vida pasada no viniera a afectar mi trabajo. París era la ciudad más romántica que podía pensar, esa y Londres, y ahora tenía todo en mi cabeza indicando que  París era mi próxima parada en sea lo que sea que este pensando.

Hice crujir mis dedos como niña mal portada, la cara de asco de Michael me dio a entender que era un gesto desagradable lo que estaba haciendo por lo que baje las manos con timidez.

─Lo siento ─dije dándole una sonrisa a Michael. 

─Tranquila, yo también lo hago todo el tiempo ─junto los labios de una manera tan sexy que quise morder ese labio y romper toda atadura laboral.

¿Y el coreano? Olvidado por lo visto.

─Regresando al tema ─dijo la perra de Regina dándome una mirada como chiguagua enojado celoso─ ¿Tu presupuesto?

─¿Perdón? ─pregunté aun viéndole el labio al espécimen de enfrente.

─Tu presupuesto ─respondió él riéndose un poco de mí. Carajo, ahora voy a perder esta apuesta por andar de coqueta con el jefe de la empresa.

─Ah, sí. El presupuesto ─dije sonriendo. Tomé mi iPad buscando el presupuesto y colocándolo frente a ellos. Deje que lo vieran sin explicar absolutamente nada.

Cuando ambos levantaron la vista respondí a lo que ya sabía iban a preguntar.

─Esa es toda la campaña. Incluye modelos reconocidas. El presupuesto de abajo son modelos igual de hermosas pero de menor presupuesto.

─Esto debe grabarse en diciembre por la nieve ¿Correcto? ─preguntó Regina.

Me quede con la boca ligeramente abierta pensando en el factor nivel. No lo pensé antes, que metida de pata. Respire hondo buscando una solución inmediata.

─Claro ─no iba a perder esta apuesta aunque fuera lo ultimo que hiciera.

─¿Puedes sacar toda la campaña así de rápido?

¡Carajo! No lo sé, quizá sí, quizá no. No se que decir. Me pondré a llorar como niña en estos momentos pero… A la mierda. Puedo hacerlo.

─Claro. Las fotografías y la grabación de anuncio se hacen en diciembre si ustedes lo aprueban. La edición en enero y en febrero estamos lanzando la primera campaña. Un blanco día del cariño, con flores de cerezo blancas en la nieve blanca, algo que florece al tiempo que todo se congela.

¡Me impresiono! A veces creo que en una maldita vida pasada fui Gandhi, o Einstein o una prostituta en la época medieval, esas tías sabían todo lo que hacían.

─Genial ─dijo Michael asintiendo con la cabeza ─. Lo vemos a discutir y le daremos una llamada.




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