Bajo las estrellas

Aurora: Entre risas y latidos

29 de enero de 2025, 11:45 a.m.
Estaba en la cafetería de la universidad junto a mis amigas, después de que una de nuestras clases terminara. Leía un libro sobre padecimientos crónicos hasta que Nadia me sacó de mi concentración.

-Deberías dejar de estudiar al menos un rato, terminarás enferma si te esfuerzas tanto -comentó mientras llevaba un trozo de manzana a la boca.

-Lo sé, pero necesito mantener un buen promedio, y tú lo sabes -respondí con un tono risueño, intentando no sonar agresiva.

Camila se recargó un poco en la mesa, apoyando el brazo sobre esta.

-No es para tanto, Auri. Tu promedio es mucho mejor que el mío, y yo no estoy así de preocupada -dijo antes de tomar un sorbo ruidoso de su jugo, como era su costumbre.

-Sí, claro -pronuncié con sarcasmo-. Camila, yo tengo que mantener un buen promedio para que no me quiten la beca. No puedo darme el lujo de holgazanear -suspiré.

-Bueno, ahora tienes un buen trabajo. Ya no necesitas la beca, podrías pagar la colegiatura con tu salario de forma sencilla -exclamó Nadia mientras cruzaba los brazos sobre el pecho.

-Sí, pero eso solo es temporal. No puedo arriesgarme. Además, ese dinero lo estoy guardando para pagar mi título... y también estoy enviando algo a mi mamá.

Ambas asintieron, por fin entendiendo mis razones.

-Oye, Aurora... otra vez el director te está viendo -dijo Sofía.

Todas volteamos al unísono, incluyéndome. Definitivamente fracasábamos en ser discretas. Sarain nos sonrió, claro pues seguro notó que lo vimos. ¿Y cómo no lo haría, si éramos tan obvias? Levanté la mano para saludarlo, y él hizo lo mismo. Volviendo a mi posición original.

-Aurora, ¿estás segura de que tú y él no tienen nada? -preguntó de repente Camila con una expresión maliciosa.

-No, por supuesto que no. Él y yo solo somos viejos amigos, nos conocemos desde hace un muy buen tiempo -contesté, tajante.

Durante mi amistad con Sarain, los comentarios de quienes pensaban que éramos pareja en secreto siempre me hicieron sentir incómoda y por mas que intentara no podía acostumbrarme a ellos.
Cuando el descanso terminó, volvimos a clases para seguir con nuestro día como estudiantes.

A eso de las 2:50 pm salía de mi aula cuando choqué con Sarain.

-Qué suerte, justo venía por ti -dijo amablemente-. ¿Quieres que te lleve a casa?

-No hace falta, gracias -contesté con tranquilidad mientras caminábamos hacia la salida.

-Oh, vamos, te compraré un helado si quieres. Una salida de amigos, como en la preparatoria, ¿qué dices? -dijo entusiasmado.

-No puedo, vienen por mí y no quiero ser grosera.

Llegamos a la entrada después de un rato.

-Me estás cambiando... -dijo fingiendo estar herido.

-Sí -respondí de forma burlona, y entonces lo vi: Magnus, a lo lejos esperando me recargado en su auto con su usual aura imponente.

-Tengo que irme, ya vinieron por mí.

Sarain también miró hacia adelante a la dirección en la que yo veía.

-¿Así que por él me rechazaste?

Iba a reírme, pero me di cuenta de que nuevamente tenía esa expresión. La misma que cuando me pidió que no me acercara a Magnus. Por eso me quedé callada sintiendo me rara.

-Eso quiere decir que ignoraste por completo lo que te pedí -expresó. Lo noté tenso, y eso me secó la garganta.

-Verás... él no es malo. No puedo comprender por qué tengo que alejarme de él -respondí-. Y si no me lo dices, no lo sabré.

Lo observaba, queriendo obtener una respuesta que calmara esta inquietud repugnante que crecía en mi pecho de forma impresionante.

-No es nada, olvida lo que dije. Solo bromeaba -respondió mientras se acercaba a darme un beso en la frente como despedida.

-Ve con cuidado -dijo antes de irse.

10:30 PM en este momento me encuentro en la sala de la casa de los Herrera, sentada en un acogedor sillón esperando el regreso de Magnus, mientras tanto estoy conversando con la señora Amy y y doña Ceci. La noche envolvía la casa en silencio, mientras la suave luz amarillenta de una lámpara de mesa en el centro de la sala bañaba la habitación con calidez. Afuera, el viento nocturno susurraba entre los árboles alguna curiosa sinfonía y, de vez en cuando, se oía el lejano ladrido de un perro. La escena era tranquila, casi íntima, perfecta para las historias que ellas compartían conmigo.

Entre sorbos de té caliente y risas que flotaban suavemente en el aire, me sentía afortunada de estar ahí, escuchando la extraordinaria cantidad de anécdotas que ambas mujeres relataban con pasión. Había una magia especial en su manera de hablar, como si cada palabra tejiera un lazo invisible que me envolvía poco a poco en su mundo lleno de sentimientos.

De pronto, y con esa actitud segura y directa tan típica de ella, doña Ceci soltó una pregunta que cayó como una bomba en medio de la calma:

-Aurora... ¿te gusta mi nieto?

"Oh Dios", grité para mis adentros mientras sentía cómo el color subía rápidamente a mis mejillas quemando me por la vergüenza.

-¡Mamá! -exclamó la señora Amy, escandalizada o más bien apenada.

Tragué saliva. Las palmas de mis manos comenzaban a sudar, y mi corazón latía tan fuerte que creí que ambas podían oírlo.

-¿Y tú qué te metes? -respingó doña Ceci, fulminando con la mirada a su hija-. Le pregunté a ella, no a ti.

El ambiente se volvió denso, cargado de tensión. Antes de que comenzaran a discutir, mis labios se abrieron, impulsados por una mezcla de pánico, sinceridad y... algo más que no podía identificar del todo:

-Sí... -tragué saliva nuevamente mientras la vergüenza me encendía la cara aún más.-Magnus me gusta...-dije mientras la voz me temblaba por los nervios- Se ha portado muy lindo conmigo, es interesante, gracioso... aunque también bastante molestoso.

La sala quedó en silencio. Un silencio profundo, tenso, como si hasta el reloj de pared hubiera dejado de funcionar por un segundo. Mis palabras flotaban suspendidas en el aire, esperando una reacción que las volviera pesadas.



#3167 en Novela romántica

En el texto hay: boxeo, medicina, sentimental

Editado: 13.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.