Bajo las estrellas

Otra vez

Después de eso pasaron varios días en los que Saraín y yo nos la pasamos conociéndonos de nuevo, reconectando con aquella chispa que por un momento consideré extinta. Tenía, por fin, a mi hermano de vuelta a mi lado, como en los viejos tiempos.

8 de abril de 2025, 2:10 p.m.

Habíamos acordado vernos en una pequeña cafetería del centro. El lugar olía a pan recién horneado y café tostado; el sonido de las tazas chocando entre sí se mezclaba con una música suave de fondo. Yo estaba sentado junto a Aurora, conversando mientras esperábamos a Saraín.

—¿Cómo te has sentido con todo lo que está pasando últimamente? Ya sabes, con todo lo de… —preguntó, con cierta torpeza. Era evidente que le importaba, pero no sabía bien cómo abordar el tema.

Reí suavemente antes de contestar:

—¿Bonita, ese fue tu mejor intento?

Ella se puso roja, como solía hacerlo cada vez que algo la avergonzaba.

—¡Lo estoy intentando, okey! —cruzó los brazos, un poco molesta. Se enfadaba con tanta facilidad que me resultaba adorable.

—Ya, ya… cálmate —respondí con una sonrisa, guardando silencio por un instante mientras repasaba mentalmente los últimos días con Saraín: las conversaciones amenas, las bromas, los juegos… todo tan refrescante y familiar.

—La verdad, es raro. Aún lo es —dije finalmente—. No me entra en la cabeza la idea de que todo empiece de nuevo. Es casi como algo irreal, algo que me hace bien, pero a la vez me duele al recordar el tiempo perdido.

Ella me miró con ternura, con una sonrisa orgullosa y una chispa brillante en los ojos.

—Lo estás haciendo bien —susurró, antes de darme un beso rápido, justo antes de que Saraín llegara a nuestra mesa.

—Perdonen la demora —saludó con una sonrisa amplia, chocando su mano con la mía antes de sentarse y pedir un café.

—¿A qué se debe esta reunión? —preguntó, arqueando una ceja.

—Magnus quiere decirte algo —intervino Aurora, visiblemente emocionada.

—¿Ah, sí? —preguntó Saraín con una sonrisita traviesa—. ¿Me dirás que me amas? —bromeó, tomando mi mano con picardía.

—Ya quisieras —contesté, apartando mi mano y levantándole el dedo medio mientras reía.

—¡Grosero! —gritó Aurora, fingiendo indignación.

—Hace mucho que no me llamas así —le dije, y le jalé la mejilla suavemente.

—¡Ay, ya díganme! —interfirió Saraín con impaciencia que no podía ocultar en su voz.

—Cierto… —dije, tratando de ordenar mis pensamientos—. Quería invitarte, ya sabes, a la pelea que tendré el 18 de abril. Quiero... quiero contar con tu apoyo.

Él solo dio un sorbo a su café, lo saboreó más de lo necesario , y entrelazando los dedos de sus manos se aclaró la garganta antes de soltar una carcajada.

—¡Por supuesto que iré! —exclamó con una alegría que llegaba hasta el alma.

—¿Yo también puedo ir? —preguntó Aurora con voz dulce, mirando a ambos con una sonrisa inocente.

—Obviamente —respondí, tomando su mano.

—Yo te llevo —agregó Saraín, y por alguna razón un escalofrío recorrió mi espalda, dejando una sensación extraña en mi pecho. No me atreví a decir nada. No podía hacerlo, no cuando todo parecía tan perfecto.

18 de abril 2025 7:00pm

En medio de la pelea candente y la presencia imponente de mi oponente me oprimían apoyándose en el miedo de defraudar a mi hermano y a mi novia que me observaban emocionados gritando con tanta fuerza que me preocupaba que se desgarraran la garganta los vi de reojo un par de veces en las que resivi golpes que me asían tambalear pero valían la pena si con esa pizca de dolor podía ver la cara llena orgullo y felicidad de sarain junto a los preciosos ojos de aurora encantados y preocupados que me hacían recordar cuanto yo le importaba.

El sonido de la campana corta el aire como un trueno.

Mis músculos están tensos, el sudor me resbala por la frente y siento el corazón golpearme el pecho con una furia que casi me asusta. Frente a mí, mi rival me observa con los puños en alto, respirando con dificultad. No somos enemigos, pero en este ring solo uno saldrá de pie.

Doy un paso al frente. Las luces me ciegan, el público grita mi nombre en un murmullo que se mezcla con mi respiración entrecortada y el palpitar de mi corazón. Intento no pensar de más , solo moverme. Bloqueo, esquivo, respondo.

El dolor se ha vuelto parte del paisaje. Mi labio partido, el hombro adolorido, los nudillos apretados… pero no me importa por que de aquel hombre salió algo que me enfureció.

- Te estas descuidando te imaginaba más hábil- movió el cuello y exclamo dando una leve señal asia aurora- es por tu zorrita?

- Hijo de tu puta madre- murmure viéndolo a los ojos

Mi rival lanza un derechazo, y en ese instante, todo se ralentiza.

Veo su brazo venir, la sombra de su cuerpo girando, y entonces actúo por instinto: esquivo hacia la izquierda y contraataco con un gancho directo al mentón.

El golpe suena seco, definitivo y el cae.

El árbitro comienza a contar, y el tiempo parece detenerse.

Uno… dos… tres…

Mi respiración se vuelve un rugido, mi cuerpo tiembla, mis puños aún en guardia.

Cuatro… cinco…

Él intenta levantarse, pero sus piernas no responden.

Siete… ocho…

Sus ojos me buscan, vacíos.

Nueve… diez.

La campana suena, y el estadio estalla en gritos.

Por un instante, no entiendo lo que ocurre. Solo sé que sigo de pie, con la vista nublada y el corazón a punto de estallar. Luego levanto los brazos y escucho mi nombre romper el aire. Gane.

Llegue a mi vestidor donde ellos ya me esperaban aurora se lanzo a mis brazos cubriendo me el rostro de besos llenos de amor.

-lo lograste cielo lo hiciste genial!!!- gritaba ella con entusiasmo.

- les gusto? - pregunte a lo que ambos asintieron, pero pude notar algo en el rostro de sarain que lo hacía lucir raro.- que sucede? - cuestione extrañado mientras sostenia la cintura de aurora- no es nada solo que verte allí sobre el rin me…me hizo preguntarme si yo podría haber sido tan bueno como tu- solto y la incomodidad se instalo



#3362 en Novela romántica

En el texto hay: boxeo, medicina, sentimental

Editado: 22.10.2025

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