Bajo las Estrellas de Verano

La grieta silenciosa

Después de años construyendo una vida que amaba junto a su esposo y sus dos hijos, Arletth había alcanzado un sueño que alguna vez le pareció lejano. Su hogar estaba lleno de risas, de pequeños pasos apresurados por el pasillo, y de momentos únicos que compartía como madre y como esposa. Sin embargo, con el tiempo, empezó a notar detalles en su esposo que parecían desvanecerse como la pintura en una pared antigua.
Una noche de primavera, tras acostar a los niños y disfrutar de un largo silencio en el que casi no intercambiaron palabras, Arletth sintió que algo importante estaba ausente. Se preguntó si era solo el cansancio de ambos por la rutina, o si la vida familiar los había alejado sin que se dieran cuenta. Su esposo estaba en casa, pero su mente parecía perdida en algún lugar lejano que él nunca compartía.
En su trabajo como maestra, Arletth encontraba consuelo y motivación. Sus alumnos la llenaban de energía y gratitud, dándole el sentido de propósito que en casa comenzaba a desvanecerse. Pero por más que intentaba llevar esa misma alegría a su matrimonio, el peso de la rutina parecía vencerlos una y otra vez.
Una noche, después de una discusión en la que ambos dejaron salir su frustración acumulada, Arletth sintió que algo se quebraba entre ellos. Habían compartido tantas cosas, sueños y promesas, pero en ese instante se dio cuenta de que ya no eran los mismos. Con lágrimas silenciosas, se preguntó si podrían recuperar la complicidad y el amor de antes o si estaba destinada a vivir con esa tristeza.
El tiempo pasó, y la distancia entre ellos fue aumentando. Arletth se dio cuenta de que estaba entrando en una etapa desconocida de su vida, una en la que tendría que enfrentarse a su tristeza y descubrir quién era fuera de su rol como esposa y madre. En medio de esa soledad, comenzó a recibir el apoyo de alguien inesperado: un colega del trabajo, alguien que sabía escuchar y que le ofrecía una amistad sin juicios.
A pesar de las dudas y el conflicto interno, Arletth sentía cómo su corazón se despertaba poco a poco, como una flor en primavera. No buscaba un nuevo amor, pero comenzaba a ver en él una posibilidad de volver a sentirse viva.



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En el texto hay: amistades, crecimiento, amor.

Editado: 06.09.2025

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