Bajo las luces de nueva Orleans

Capitulo doce:lo que casi se nos rompe

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Lo que casi nos rompe

Eliana

El sol se filtraba a través de la ventana y, aun así, no lograba iluminar el caos que tenía en el pecho. Mi corazón seguía pensando en lo que había hecho con Kelian anoche…
Él fue el primero al que le entregué mi amor.
Mi cuerpo.
Mi alma.
Todo.

Gracias a él aprendí que amar no siempre es miedo… que a veces es sentir que perteneces en brazos de alguien.

Pero, claro… ahí viene la peli teñida a arruinarme la vida.

Kelian había llegado con un ramo de rosas rojas, tan hermosas como la forma en que siempre me mira. Yo iba a correr hacia él cuando, de la nada, Evangs sacó su pie derecho como una trampa barata.

Kelian tropezó.

Y ella…
La muy desgraciada…
Se interpuso para “ayudarlo”.

Su boca chocó contra la de él.

Un beso.
Accidental, sí.
Pero un beso.

Sentí cómo el mundo se me rompía en un solo latido.

Mi corazón latió tan rápido que pensé que se me iba a salir. Sin pensar, fui directo hacia ellos y la aparté de un empujón suave pero firme. Evangs tenía esa sonrisa estúpida de victoria… esa sonrisa que siempre pone cuando cree que ganó.

Y no quería aceptarlo, pero sí.
Esta vez me enfureció de verdad.

—Besas bien —susurró ella mientras se limpiaba los labios—. Ya entiendo por qué la campesina no te suelta.

Campesina.
Nunca me había llamado así.

Respiré hondo.
Pero no me iba a dejar pisotear por ella.

—Te has pasado, rubiecita —dije entre dientes.

Ella cruzó los brazos, dichosa, triunfante, como si el mundo entero le perteneciera.

—¿Y qué? —alzó la barbilla—. Además, yo lo vi primero en Colombia. Tú no me lo vas a quitar.

La palabra quitar me dolió como una piedra en el pecho.
¿Kelian era algo que se quitaba?
¿Algo que se robaba?

Pero antes de que pudiera responder, Kelian se acercó a mí. Me tomó de la mano, con la voz temblorosa pero firme.

—Evangs, basta —dijo—. No sé qué estás buscando, pero yo ya elegí hace mucho.

Ella bufó, rodó los ojos, pero creo que ni ella esperaba lo siguiente.

Kelian me tomó del rostro, despacio, como si dudara que yo también estuviera a punto de romperme.

—Eliana… mírame.

Lo hice.
Porque aunque estaba temblando de rabia, él era mi calma.

—Tú eres el amor de toda mi vida —susurró con una certeza que me quemó los ojos—. No hay nadie más. No habrá nadie más.

Mis labios se partieron, intentando contener el dolor y el alivio a la vez.
Kelian me abrazó, fuerte, como si quisiera protegerme incluso de mis propios pensamientos.

Evangs chasqueó la lengua.

—Ay, por favor… tanta cursilería me da alergia. Igual ya veré cómo los separo.

Ese fue su error.
Decirlo en voz alta.

Kelian giró hacia ella, con esa mirada fría que pocas veces había visto.

—Inténtalo, y te juro que esta vez sí me vas a conocer de verdad.

Ella retrocedió un paso.
No lo esperaba.
Nadie esperaba ver a Kelian así.

Pero yo…
Yo sabía que no era por enojo.
Era por amor.
Por mí.

Cuando Evangs se alejó, finalmente pude respirar.

Kelian apoyó su frente contra la mía.

—Perdóname por ese beso, aunque no fue culpa mía… —murmuró—. Perdóname por haberte hecho sentir menos. Yo solo te quiero a ti. A mi Eliana. A mi única.

Y ahí, por primera vez en todo el día, dejé que mi corazón aceptara la verdad.

Ella podía ser rubia, bonita, y haberlo visto primero en Colombia…
Pero Kelian me eligió a mí.

Y esta vez, no iba a dejar que nadie nos rompiera.

La tarde llego y con ella una mujer de unos treinta y cinco años entro en la panaderia,miraba el lugar con curiosidad y su sonrisa fue como de"ya que llegue aqui".Ella me llama con su mano,la mueve lentamente y con una medio sonrisa en sus labios

—un buen tinto con buena azúcar y un brownie arequipe — anoto lo que me pidió y me retiro

Es una mujer elegante,como mi amiga pero con una cara de pocos amigos,y tiene una tristeza que se le nota de lejos. Termino de colocar el tinto y voy directo hacia ella,le llega un mensaje y al cual sorprendida Lee en voz alta" nunca ocuparas mi lugar,el ya no te quiere solo por diversión porque yo si soy su mujer,y usted una roba hogares"

Respiro profundo,se tapo la cara,tal vez de la vergüenza,y me miro,se le salió una sonrisa de fingida

—¿ Puedes quedarte un momento?— yo quedé sorprendida,casi nadie me había pedido eso

Acepte por respeto,no quería ser mala,lo único que quería era serrar lo más temprano posible,para pensar mis cosas,y claro poderle atención a las personas que lo necesitan comoen su caso




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