Bajo las luces de nueva Orleans

Capitulo diecisiete: propuesta indecente

Kelian

Bogotá siempre me había parecido grande, rápida, llena de ruido. Pero esa noche… todo sonaba peor.
Como si la ciudad supiera que mi vida se estaba derrumbando y decidiera hacer más escándalo para rematarme.

Mis amigos me habían escrito para “despejarme”.
Palabra bonita para decir: vamos a tomar hasta olvidar la vida.

Y acepté, no porque quisiera, sino porque necesitaba cualquier cosa que callara la culpa y la tristeza que traía desde Nueva Orleans.

Entré al bar y el olor a licor barato mezclado con música estridente me golpeó en la cara. Mis tres amigos ya estaban allí, riéndose como si la vida fuera perfecta.

—¡Parce, al fin llegaste! —exclamó Mateo, dándome una palmada fuerte en la espalda—. Pensamos que te ibas a quedar llorando por allá.

—¿Qué va a llorar? —dijo Santiago—. Si volvió es porque ya entendió lo que es la vida real.

Yo no dije nada.
Me dejé caer en la silla, pedí un whisky y esperé.
Porque cuando un grupo de amigos te llama tan “urgente”, siempre hay un motivo escondido.

Y sí.

Ahí venía.

—Mirá —empezó Mateo, acomodándose en la silla como si fuera a dar un discurso importante—. Te lo vamos a decir de una: tus papás están hablando con los míos.

Yo levanté la mirada, ya con el estómago encogido.

—¿Hablando de qué?

Los tres se miraron entre ellos, como si se hubieran puesto de acuerdo para hacerme explotar.

—De tu futuro —dijo Nicolás, el más serio—. De tu apellido. De lo que esperan de vos.

Y ahí llegó la frase.
La frase que me dejó la sangre helada.

—Cuando regreses —continuó Mateo— te espera una propuesta indecente: te vas a casar con Evangs para que nuestro futuro siga adelante y el apellido continúe limpio y con honor.

Me quedé inmóvil.

No respiré.

No parpadeé.

—Mirá, Kelian —intervino Santiago, golpeando la mesa como si estuviera dándome una verdad absoluta—. Uno no se puede casar con cualquiera. Y mucho menos con una muchacha que no tiene plata, así sea muy linda. Mejor que te vayas olvidando de esa morena hermosa y aterrices.

Morena.
Hermosa.
Eliana.

Sentí el pecho apretarse hasta doler.

—Evangs tiene apellido, contactos, dinero… —siguió Mateo—. Aterrizá, parce. Es lo lógico. Lo que toca.

Quise reírme.
Quise gritar.
Quise partirle la botella a alguno en la cabeza.

Pero solo dije una frase.

Una frase tranquila, pero tan firme que hizo que los tres se enderezaran en la silla.

—¿Y si no quiero? —pregunté.

—No es de querer —respondió Nicolás—. Es lo que necesita tu familia. Y vos sos el heredero. No podés tirar todo a la basura por un capricho.

Capricho.
Así llamaron a Eliana.

Mi mano tembló alrededor del vaso.
No sabía si era de rabia o de dolor.

—Evangs está buena —añadió Mateo, riéndose—. Tampoco es que te estén pidiendo algo tan terrible. Además, siempre te ha buscado. Eso significa algo.

Eso fue suficiente.

Me levanté de golpe.
La silla rechinó.
Ellos se quedaron callados.

Los miré con una rabia que no sabía que tenía dentro.

—Les voy a decir algo para que no haya confusiones —dije, con la voz baja pero firme—: yo no me pienso casar con ese chicle pegado.

Los tres se quedaron mudos.

—Así que lo siento por sus papás, por mis papás, por el futuro, el honor, el apellido y todas esas mierdas que repiten como robots. Pero yo no voy a destruir mi vida por cumplirles un capricho a ustedes.

Mateo abrió la boca, sorprendido.

—Kelian, estás hablando con rabia…

—Estoy hablando con claridad —lo interrumpí—. Yo amo a Eliana. Y no voy a olvidarla solo porque ustedes creen que el amor depende del dinero.

Santiago se cruzó de brazos.

—Parce, eso no va a terminar bien.

—Pues que no termine bien —respondí—. Pero no voy a dejarme manejar como si fuera ganado.

Tomé mi chaqueta y me encaminé a la salida.
Antes de irme, me detuve un segundo.

—Ah, y si mis papás están detrás de esto… pues lo siento. Tendrán que enloquecerse. Porque no me pienso casar con Evangs jamás.

Y salí.

La música quedó atrás.
El ruido del bar también.

Pero lo que sí se quedó conmigo, clavado en el pecho, fue un pensamiento:

Tengo que recuperar a Eliana… antes de que sea demasiado tarde.pero primero hablaré con mis padres aunque no la quieran no estaré más aquí con ellos

....




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.