Bajo las luces navideñas

∞ Capítulo 6

𝐋𝐀 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑𝐀 𝐒𝐈𝐄𝐋𝐏𝐑𝐄 𝐒𝐄.𝐃𝐄𝐒𝐂𝐔𝐁𝐑𝐄

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Javier negó con su cabeza y miró a Emma, para luego volver su vista a Alma que tenía una sonrisa dibujada en su rostro le hizo entender que la joven había fingido toda aquella amabilidad.

—Vas a dejar todo este show y seguirme.— le habló entre dientes intentando controlar la furia que sentía.

—Habla aquí, ¿Tienes vergüenza?— lo desafío y aquello a Javier no le agradó.

—Caminas ahora mismo, si la que no quiere pasar vergüenza eres tú.— Alma pudo percibir en la mirada del joven que debía obedecer.

Caminó detrás de Javier bajo la atenta mirada de todos los invitados, que aquel día habían vivido varias emociones juntas.

Ingresaron al despacho de los De la Vega y por breves minutos se mantuvieron en silencio.

—¿Quién es el padre?— preguntó sin rodeos, logrando que la joven se sintiera avergonzada, la sonrisa de burla había desaparecido de ella y ahora se notaba un tinte de arrepentimiento, ya que no tenía sentido haber acusado de aquello a Javier.

—No puedo decirlo.— respondió con voz temblorosa, mientras retorcía sus manos.

—Me dirás la verdad si no quieres que salga en este momento y te deje como una vil mentirosa frente a todos.— Javier era un joven con bondad, pero con un carácter fuerte, nadie podría pasarle por encima con una acusación así.

—No puedo. Perdóname, pero tuve que hacerlo si no mi padre iba a seguir con sus exigencias, no quiere que el embarazo avance.— la sonrisa de burla había desaparecido y vio a la Alma que él conocía.

—No voy a seguir con esta mentira, Emma no se lo merece.— la joven hizo una mueca con su rostro intentando contener las lágrimas que querían salir de sus ojos.

—Yo…— su pequeño discurso fue interrumpido por Alejandro y Emma que ingresaron al estudio.

—No pidan que nos retiremos porque no será así.— dijo Alejandro mirando a Alma que se sintió nerviosa ante la presencia del joven De la Vega.

—¿Entonces, serás padre?— le preguntó Emma a Javier.

—No.— interrumpió Alma, sacándole aquel peso a Javier. Ya que los dos sabían perfectamente que aquel bebé era imposible que fuese de él. —Lo lamento muchísimo Emma, me vi obligada. Si no accedía a todo lo que mi padre planeó me arrebataría a mi bebé.— Alejandro caminó hasta la joven sin importarle que su hermana y amigo estén el lugar.

Se situó frente a ella y la miró fijamente.

—Te ordenó que digas la verdad ahora mismo.— habló con firmeza. —Habla.— Emma quiso abogar por Alma, pero Javier se lo impidió sabía más de la cuenta y conocía los motivos por lo que su amigo exigía aquello.

Alma mordió con nerviosismo su labio inferior, sintiendo que el aire no llegaba a sus pulmones.

—Es tuyo.— dijo al fin, dejando sorprendida a Emma, ya que Javier si sabía la verdad que había entre ellos.

—Entonces voy a exigir que tú padre salga de mi casa y jamás regrese. Mientras tu te quedarás aquí, nadie va a dañarlos.— le dijo con firmeza, dándole paz a Alma y también a Emma que dejo caer el peso que se había puesto en sus hombros.

Javier tomó de la mano a Emma y salieron del estudio, seguidos de Alejandro y Alma.

Al llegar al gran salón todos los ojos cayeron sobre ellos y el show continuó con la expulsión de la familia de Alma, dejando a todos sorprendidos con la confesión de los jóvenes. Logrando que Emma y Javier siguieran con sus planes y el apoyo de la abuela del joven.

—No sabía que ellos dos se entendían.— le dijo Emma a su prometido.

—Yo si, por eso estaba seguro de que yo no era el padre.— Javier besó el dorso de la mano de Emma sin abandonar sus ojos. —Ahora debemos poner fecha para nuestro casamiento. Mi abuela nos apoyara pero debemos hacer que suceda pronto.— Emma rodeó con sus brazos el cuello de Javier y dejó un suave beso en sus labios.

—Una semana es el tiempo suficiente.— le dijo ella con seguridad.

Javier la besó, sellando su decisión.

Con el paso de los días todo iba tomando forma. Con la ayuda de Elvira, la abuela de Javier retenía a su hijo que siempre intentaba intervenir con lo que Javier había decidido sobre su vida. Mientras que Esme acepto aquella unión, ya que su marido por primer vez no le siguió los caprichos.

—La prueba del vestido es mañana, vendrán aquí para que escojas el que más te guste.— le dijo Esme a su hija.

—Es lo que más deseo escoger mamá.— la mujer podía ver la emoción en los ojos de Emma y supo que aquella era una buena decisión. Tenía que dejar de lado su obsesión por la perfección y las tradiciones, para darles felicidad a sus hijos.

—Me alegra saber que eres feliz hija.— dijo mientras la estrechaba en sus brazos.




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