Clara Dubois se encuentra en una sala de interrogatorios, observando el reflejo distorsionado de su rostro en el espejo de dos vías. Su mente no para de girar. ¿Cómo llegó aquí? Todo parece un montaje, pero la evidencia es sólida, demasiado precisa para ser coincidencia. Frente a ella, el detective Olivier Moreau revisa un expediente con calma calculada.
—Clara Dubois, médica forense de renombre, acusada de asesinato. Es irónico que las pruebas apunten directamente a ti. ADN, huellas, cámaras de seguridad… Todo encaja —dice, sin apartar la vista de los documentos.
Clara respira hondo, aferrándose a la poca calma que le queda.
—No estuve ahí. Alguien manipuló las pruebas.
Moreau levanta la vista, escéptico, pero sus ojos reflejan una pizca de duda.
—¿Manipularon todo? ¿Tu ADN? ¿Tu presencia en las cámaras? Clara, estas cosas no se fabrican.
Clara siente la presión de sus palabras, pero algo dentro de ella le dice que no es el fin. Su mente regresa al cadáver, al análisis que inició y no pudo terminar. Alexandre Bellier… Ese nombre ahora le resulta inquietantemente familiar. Había sido una figura clave en el proyecto EvoGene, un programa diseñado para mapear y almacenar información genética a nivel mundial.
Ella había trabajado en ese proyecto años atrás, antes de dejar la investigación. ¿Podría esto estar relacionado? ¿O era solo una coincidencia?
Cuando Moreau se levanta para salir, dejando a Clara sola, un guardia entra y le deja caer un sobre manila en la mesa sin decir una palabra. Dentro, encuentra una nota escrita a mano:
“Confía en la verdad, no en tus recuerdos. Encuentra a Iván Ortega.”
Junto a la nota hay una dirección y un pequeño dispositivo USB. Clara siente un escalofrío recorrer su espalda. Iván Ortega… Un nombre que preferiría haber olvidado. Fue un brillante ingeniero en seguridad biomédica y su colega en EvoGene, hasta que todo se derrumbó. Iván había sido acusado de vender tecnología experimental al mercado negro, y desde entonces había desaparecido.
Antes de que pueda analizar más, escucha pasos acercándose. Un instinto visceral le dice que no está segura. Fingiendo un ataque de nervios, provoca un altercado entre dos detenidos cercanos. En el caos, logra escapar de la celda y salir de la comisaría.
En la fría noche de la ciudad, Clara observa la dirección escrita en la nota. No tiene más opción. Si Iván está involucrado, tal vez tenga respuestas.
Mientras camina hacia el lugar indicado, siente una creciente paranoia. Al otro lado de la ciudad, en una habitación oscura iluminada por pantallas, un hombre observa su rostro con una sonrisa sombría.
—Bienvenida al juego, Clara —murmura, mientras pulsa una tecla en su teclado.
Clara se aleja bajo la tenue luz de las farolas, sin saber que cada paso está siendo monitoreado.
Editado: 07.01.2025