Bajo piel ajena

E3: Fuego y secretos

Las calles de la ciudad se extienden frente a Clara, desiertas y oscuras. La dirección escrita en la nota la conduce a un antiguo edificio industrial en las afueras. Es un lugar olvidado por el tiempo, con ventanas rotas y grafitis que cubren las paredes. Cada paso que da parece más pesado, como si el aire mismo estuviera conspirando contra ella.

Se detiene frente a la puerta oxidada y golpea suavemente. Nada. Un segundo golpe más firme resuena en el silencio. Por un momento, piensa que ha sido engañada. Pero entonces, un ruido metálico del otro lado le confirma que alguien está ahí.

La puerta se abre un par de centímetros, lo suficiente para que una figura masculina se asome. Es Iván Ortega. Más delgado y desaliñado de lo que recuerda, con una barba descuidada y ojos que parecen haber visto demasiadas noches sin dormir.

—Clara… Nunca pensé que vendrías a buscarme —dice con voz ronca, entre mezcla de sorpresa y cautela.

—No tenía elección. Necesito respuestas, Iván. Ahora.

Él observa a su alrededor, como si temiera ser seguido, y finalmente la deja pasar. El interior del lugar es tan lúgubre como el exterior. Mapas, pantallas y documentos cubren cada superficie disponible. Clara se da cuenta de que Iván no ha dejado de trabajar, aunque sea desde las sombras.

—¿Qué sabes sobre Alexandre Bellier? —pregunta Clara sin rodeos.

Iván la mira con un destello de reconocimiento.
—Bellier era un hombre peligroso, aunque a primera vista pareciera un filántropo. Estaba detrás de cosas que tú ni siquiera imaginarías. Pero tú ya lo sabes, ¿verdad? Fuiste parte de EvoGene.

Clara aprieta los puños.
—Eso fue hace años. No tiene nada que ver conmigo ahora.

—¿Estás segura? —Iván coloca un archivo sobre la mesa frente a ella. Dentro hay documentos con su nombre y una fotografía de Bellier junto a otros miembros del proyecto. Clara siente que le falta el aire al ver algo aún más perturbador: una copia de su propia huella dactilar marcada como “prioridad de acceso”.

—Están usando tu identidad, Clara. No solo para incriminarte, sino porque eres la clave para algo más grande.

Antes de que pueda pedir una explicación, las luces parpadean y un zumbido llena el aire. Iván maldice entre dientes.
—Nos encontraron.

Clara siente un nudo en el estómago.
—¿Quiénes?

Pero antes de obtener una respuesta, el sonido de pasos apresurados y gritos se hace más fuerte. Iván toma una mochila con movimientos rápidos y le lanza un pequeño dispositivo USB.
—Tómalo. Lo que necesitas saber está ahí.

—¿Iván, qué está pasando?

Él la mira por última vez, con una mezcla de arrepentimiento y determinación.
—Corre, Clara.

Antes de que pueda reaccionar, una explosión sacude el edificio y todo se sume en el caos. Clara apenas logra escapar por una ventana rota mientras el lugar queda envuelto en llamas. Desde la distancia, observa cómo las llamas consumen el edificio y se pregunta si Iván logró salir.

En su bolsillo, siente el dispositivo USB como un recordatorio tangible de que está en el centro de algo mucho más grande de lo que imaginaba.

Mientras el humo asciende al cielo nocturno, Clara se promete a sí misma descubrir la verdad, sin importar el costo.



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En el texto hay: suspenso, #romace, morgue

Editado: 07.01.2025

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