Bajo piel ajena

E11: Memorias en juego

Clara se adentró en el viejo refugio, sus pasos resonaban en el silencio. La llamada anónima que había recibido no dejaba de rondar en su mente. Las palabras eran claras: "Ven sola si quieres respuestas". Gabriel y Adèle la habían intentado convencer de quedarse, pero su instinto la guiaba a ese lugar.

El ambiente estaba cargado de humedad y abandono, y las luces titilaban, como si el lugar estuviera reacio a revelar sus secretos. Clara se detuvo frente a una habitación al final del pasillo. Al abrir la puerta, se encontró con un escritorio cubierto de papeles y una figura en la penumbra.

—Sabía que vendrías —dijo una voz masculina.

El hombre se levantó y, al entrar a la luz, Clara reconoció su rostro: era Alexandre Bellier. Su presencia era imponente, como una sombra que se cernía sobre ella desde su pasado.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —preguntó Clara, su voz mezclando rabia y temor.

Alexandre sonrió, como si hubiera estado esperando esa reacción.
—No vine a pelear, Clara. Estoy aquí para explicarte lo que nadie más te dirá.

Clara cruzó los brazos, intentando no mostrar debilidad.
—Entonces empieza a hablar.

Alexandre tomó un documento del escritorio y se lo extendió.
—Todo lo que has vivido no es coincidencia. Tú no eres una simple víctima en esto; eres el centro de todo.

Clara miró el documento. Sus ojos se agrandaron al leer su nombre vinculado a experimentos secretos de EvoGene. Sus manos comenzaron a temblar.
—Esto… esto no puede ser verdad.

Alexandre dio un paso hacia ella, sus ojos cargados de intensidad.
—Lo es. Pero tienes que decidir si quieres aceptar tu papel o luchar contra él.

Antes de que pudiera responder, la puerta se abrió de golpe y Gabriel apareció, su expresión era de pura furia.
—Aléjate de ella —ordenó, entrando en la habitación como un torbellino.

Clara se giró hacia Gabriel, sorprendida por su reacción.
—Gabriel, no es lo que piensas…

Pero Gabriel ignoró sus palabras y se colocó entre ella y Alexandre.
—Sabía que no podíamos confiar en él. ¿Qué estás tramando, Bellier?

Alexandre levantó las manos, como si no tuviera intención de pelear.
—Solo estoy aquí para ofrecerle la verdad. Algo que tú claramente no le has dado.

Gabriel lo miró con furia, pero no dijo nada. La tensión entre ellos era palpable, y Clara sintió que estaba en medio de un campo de batalla emocional.

—¡Basta! —exclamó Clara, su voz firme. —Estoy harta de secretos y medias verdades. Si alguien tiene algo que decirme, que lo haga ahora.

El silencio que siguió fue ensordecedor. Finalmente, Alexandre habló:
—EvoGene no solo te persigue, Clara. Ellos te necesitan porque eres la única que puede detener lo que han comenzado.

Antes de que pudiera explicar más, un sonido ensordecedor llenó el aire. Una explosión sacudió el edificio y las luces se apagaron, sumiéndolos en la oscuridad.

Clara sintió que alguien la tomaba del brazo. Era Gabriel.
—Tenemos que salir de aquí, ahora.

Pero su mirada se cruzó con la de Alexandre, que parecía más decidido que nunca.
—Si te vas ahora, nunca sabrás la verdad completa, Clara.

Las palabras resonaron en su mente mientras Gabriel la tiraba hacia la salida. La elección se cernía sobre ella, como una tormenta inminente: seguir a Gabriel o escuchar a Alexandre.

Mientras escapaban por los pasillos llenos de humo, Clara sabía que esta noche había cambiado todo. Pero también entendía que cada decisión que tomara a partir de ahora tendría un precio.

En medio de la noche, con el sonido de las sirenas acercándose, Clara solo podía preguntarse: ¿en quién podía confiar realmente?



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En el texto hay: suspenso, #romace, morgue

Editado: 17.01.2025

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