Bajo piel ajena

E20: El Peso de las Decisiones

El sonido de las máquinas en el laboratorio subterráneo era hipnótico, casi sofocante. Clara, con los nervios de punta, observaba cómo Adèle revisaba los datos en una pantalla. Los destellos de luz azul se reflejaban en los rostros tensos de ambas. Gabriel estaba cerca, apoyado contra una pared, con una expresión que mezclaba frustración y preocupación.

—Este archivo confirma lo que sospechábamos —dijo Adèle, girándose hacia Clara. Su voz tenía un tono grave que Clara no había escuchado antes—. EvoGene no solo te estaba observando. Te estaban utilizando, Clara. Eres… un experimento.

Clara sintió que el mundo se desmoronaba bajo sus pies. Su voz salió apenas como un susurro.—¿Qué quieres decir?

Adèle se acercó, mostrando un informe que Clara no quiso leer, pero no pudo evitar. Las palabras “Proyecto Génesis” aparecían repetidamente junto a gráficos y fotos de personas que ya no estaban vivas. La última página era lo que más le dolió: una imagen de su madre y su propio nombre codificado en la parte superior del archivo.

—Tú no naciste por casualidad —explicó Adèle—. Tu madre trabajaba con EvoGene antes de que todo se descontrolara. Parece que intentó detenerlos, pero su investigación fue usada en tu contra.

Clara negó con la cabeza, retrocediendo un paso.—No, esto no puede ser cierto. Mi madre nunca me haría algo así.

—Tal vez no intencionadamente —intervino Gabriel, con su voz profunda y serena—. Pero eso no cambia lo que eres ahora ni lo que ellos quieren de ti.

Clara buscó sus ojos, buscando apoyo, pero Gabriel lucía más distante que nunca. Algo había cambiado entre ellos desde aquel enfrentamiento en la cabaña. La cercanía que antes compartían parecía rota, como si un muro invisible los separara.

—¿Por qué estás tan frío conmigo? —preguntó Clara, incapaz de contenerse.

Gabriel la miró, su mandíbula apretada.—Porque no quiero que confíes en mí como una salida fácil. Esto es más grande que tú, Clara. Más grande que nosotros.

—¿Nosotros? —Clara sintió un nudo en la garganta—. ¿Aún hay un “nosotros”, Gabriel?

El silencio que siguió fue más elocuente que cualquier palabra. Clara bajó la mirada, tratando de no dejar que las lágrimas brotaran.

—No es el momento para esto —interrumpió Adèle, visiblemente incómoda—. Tenemos que actuar. Si EvoGene te encuentra antes de que resolvamos esto, estarás perdida. Todos lo estaremos.

Gabriel se adelantó, retomando el enfoque práctico que siempre lo había definido.—Adèle tiene razón. No podemos distraernos con asuntos personales.

Las palabras dolieron más de lo que Clara esperaba. Pero no tuvo tiempo de procesarlas cuando la pantalla del laboratorio emitió un pitido agudo. Una alerta apareció en rojo: “Acceso no autorizado detectado. Seguridad comprometida.”

—Nos encontraron —dijo Adèle, mientras comenzaba a teclear rápidamente.

Gabriel tomó un arma y se acercó a la puerta, listo para enfrentarse a lo que viniera. Clara, por su parte, sintió cómo la adrenalina inundaba su cuerpo. Todo estaba avanzando demasiado rápido, y las piezas del rompecabezas que era su vida se derrumbaban antes de encajar.

—No hay salida fácil —dijo Gabriel, mirándola por última vez antes de salir del cuarto.

Adèle tomó a Clara del brazo.—Tienes que decidir ahora, Clara. ¿Huirás otra vez o enfrentarás esto de una vez por todas?

La pregunta quedó flotando en el aire mientras Clara sentía que el peso de sus decisiones era mayor que nunca. En ese momento, entendió que no solo estaba luchando por su vida, sino por la verdad… y por redimirse de un pasado que nunca pidió.



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En el texto hay: suspenso, #romace, morgue

Editado: 17.01.2025

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