Bajo Tus Estrellas [#1]

Capítulo 81

★ Bajo tus estrellas ★

★ Capítulo 81★

Charlotte

Viernes.

Todos los viernes tienen algo en común: “Que el cuerpo lo sabe”. Pero hoy, la emoción de todos es contagiosa.

Hoy es el gran partido de fútbol de nuestra preparatoria con la de otro estado, si nuestro equipo gana pasará al siguiente nivel: las semifinales.

Y si pierde… Existe la posibilidad pero confiamos mucho en los jugadores. Es decir, que Joshua, Rodrigo y Alex estén en un mismo equipo es lo mismo que decir que el nuestro será el ganador.

Son “El trío multi-talento” del equipo. Buenas calificaciones, buena conducta, buena figura atlética y los mejores jugadores de nuestra preparatoria.

Y lo mejor… para que el equipo no tenga pensamientos cruzados hoy es día libre de clases para ellos. Y para las porristas, también.

Estoy cruzando las grandes masas de adolescentes riendo y caminando de un lado a otro, con tal de llegar al gimnasio.

—¡Al fin! —Grito la capitana—. Creímos que te habías arrepentido, pero nos alegra que estés aquí.

Mi 18avo. consejo: Jamás subestimen a la callada del salón.

Pensé, en cuánto me dijeron que tenía que hablar con la capitana para ser una porrista en el juego de hoy.

Espere de toda clase de chica, a casi todas… excepto a Inez.

—¿Y tu uniforme? —Me pregunta Inez. Observé a las demás chicas, están conversando o practicando con sus uniformes listos.

—En mi mochila. Me lo iba a poner hasta que comenzara la ceremonia de iniciación —expliqué.

—¿Hay algo malo? ¿Es el diseño? Porque te aseguro que todas las porristas se ven hermosas con el uniforme.

—No, es—

—¿Lo rompiste? Somos buenas en la costura, aprendimos para estar preparadas en emergencias como esta.

¿En serio? ¿Romperlo? —El uniforme está bien, es solo que—

—¡Ya sé! ¡No me digas! —Exclamó llamando la atención del resto de chicas, a lo cual solo sonreí—. No te sientes cómoda con el uniforme, ¿verdad?

—Si por no sentirme cómoda —hice una pausa, mientras me acercaba a ella para decírselo suave— te refieres a que siento que la falda es muy corta, entonces sí. Me siento rara.

—Ya comprendo —sonreí al saber que lo hace.

—¡Niñas! —Todas las chicas se formaron en una fila ordenada—. ¡Código rojo!

Pobre de mi oído. No tuve que acercarme.

Observé que todas me observan.

—¿Qué es código rojo? —Pregunté. Al parecer soy la única que no comprende el contexto de lo que está sucediendo a mi alrededor.

—Significa, inseguridad en una de nosotras —me dice Inez—. Y tendremos que quitarla, Charlotte.

Espera, ¿Qué?

***

—¿Charlotte? —Escuche del otro lado a una chica preguntando—. No creo que te hayas dormido, pero ya pasaron 10 minutos ¿Quieres ayuda?

Me llevaron al baño para que me pusiera el traje. Y ya lo tengo puesto, pero no me siento segura de mi misma. No me siento cómoda con este traje.

Suelo usar jeans, y camisas (a veces grandes). Pero esto es otro nivel… en un muy corto tiempo.

—Yo… —no me salen las palabras.

Tal vez necesite tragarme mis inseguridades y salir.

Abrí la puerta del baño, saqué mi cabeza y observé a todas las chicas ¿felices?. No lo sé, pero estaban esperando a que saliera.

Abrí por completo la puerta, y salí. Es así como yo me veo, cuando observo mi reflejo en uno de los espejos que esta frente a mí:

Mi cabello castaño está en una coleta alta, la camisa y falda son oscuras. De color azul naval, la camisa tiene un tigre. “Los Tigres” es el nombre de nuestro equipo.

—¿A qué le tienes miedo, chica? —Pregunta una rubia—. Te ves más hermosa que todas nosotras juntas.

—¿No es muy corta? —Pregunto, con respecto a la falda—. Apenas llega a la mitad de mis muslos.

—Míranos a todas —comenzó diciendo una chica con cabello negro y liso— estamos tan seguras de nosotras mismas porque somos reinas que tenemos confianza en nosotras y en lo hermosas que lucimos cuando estamos en confianza con nuestro cuerpo. ¿Y sabes por qué?

El alto nivel de optimismo y confianza de esta chica me sorprende. Quisiera tener un poco de eso.

—¿Por qué? —Pregunté.

—Porque antes de convertirte en reina, debes ser princesa. Antes de ganar la seguridad en ti, debes tener la inseguridad que tienes.

—Además, el oscuro de los uniformes hace que el brillo natural de tu piel la de con todo y para todo. No entiendo porque la inseguridad.

—Bien —comencé diciendo— ahora viene la parte en la que se ríen y me dicen que todo esto fue una mentira. Una mentira que casi digiero.

—No es mentira —volvió a decir la rubia— todos estos años no hemos interactuado mucho contigo. Cuando Inez nos mencionó que solo por este partido, y probablemente los últimos que falta —volví a ver a Inez, quien solo me dio una sonrisa inocente— sentimos la necesidad de devolverte lo que has hecho por nosotras.

—¿Yo? —Me señalé.

—En 7mo. curso —dijo una— me ayudaste con los teoremas de congruencia de triángulos porque yo no se los comprendí al maestro.

¿Cómo es que en ese entonces le expliqué matemáticas, y ahora no las tolero?

—A mi, me ayudaste con mi pronunciación para mi exposición en Inglés —explicó otra.

—Cuando fui nueva, hace 2 años, me ofreciste tu asiento y tú te sentaste en el pupitre. Cerca de la maestra —se acerca a mi, y me abraza— eso significó mucho para mi —me suelta y le doy una sonrisa— sobre todo porque no tuve que soportar los constantes regaños de la maestra.

—Mentiste por mí, cuando llegue tarde a Educación Física —¿lo hice?.

—No decidiste atacar a nadie cuando tu reputación no era la mejor —trago grueso—, decidiste averiguar quién fue y decírnoslo a todos en la Fiesta de Primavera. Decidiste hacer eso, en lugar de tomar venganza por tus propias manos. Evitaste que rumores falsos sobre más personas se viralizaran en la preparatoria.




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