Bajo Tus Estrellas [#1]

Capítulo 90

Nota de la autora: Mi primer consejo hacia cada uno de ustedes, de manera directa y seria les digo:

«Aún eres joven, no entiendes nada pero espero que te hayas esforzado en hacerlo».

Habrán muchas personas que usen el pretexto de: “Aún eres joven” con el que relacionen que ustedes no entienden nada. El caso es que, cada uno de nosotros siendo jóvenes estamos en formación.

Aprendiendo de cada caída. Entendiendo lecciones por la buena o la mala...todos estamos en constante aprendizaje.

Probablemente habrán situaciones (de cualquier tipo y en cualquier contexto) que tú no comprendas en el momento, pero intentes hacerlo porque necesitas asimilarlo. Necesitas forzarte a comprenderlo para que la incertidumbre de preguntas en tu cabeza desaparezca.

Pero, ¿Qué pasa cuando las respuestas (o una idea de estas) no llegan a nosotros?

Comienzas a perderte en el hundimiento de ese agujero negro en el que están todos los pensamientos. Comienzas a sumergirte tanto en los pensamientos de tu cabeza que no te estás dando cuenta que estas desgastando tu potencial y tiempo.

Porque mientras te permites seguir hundiéndote en esos pensamientos, tu entorno desaparece. Todo se vuelve asfixiante, abrumador y hasta cierto punto insoportable.

Sólo por el simple hecho de comprender y tener las respuestas a las interrogantes que surgen y se estancan en nuestras cabezas.

Así que, somos jóvenes en formación, no vamos a comprender las cosas en el momento o de la misma manera en la que otra persona podría hacerlo. Y está bien intentar hacerlo, está bien buscar las respuestas.

Pero, cuando comiences a pensar demasiado en ellos...para. Simplemente no sigas. La paz mental y pensamientos asfixiantes y abrumadores no van de la mano.

«Aún eres joven, no entiendes nada pero espero que te hayas esforzado en hacerlo».

Todo esto fue escrito y liberado por experiencia propia. Honestamente, espero que se hayan tomado el tiempo de haberlo leído.

Los amo mucho chicxs,

Ligia M.

 

Capítulo 90

JOSHUA

He estado soportando toda clase de mierda que la vida me ha estado lanzando a lo largo de los años.

Desde la pérdida de mis padres...hasta mi repugnante manera de tragarme el dolor: alejándome de quién más me ama...alejándome de ella. De Charlotte.

Y está bien, algunas veces lo soporto pero ahora...ahora no puedo permitir perderla.

Ya la perdí dos veces antes. ¡Dos! Y sé que no habrá una después de la tercera.

—¡Aléjate! ¡AHORA! —Grité tratando de mantener la calma, pero era imposible hacerlo cuando esa maldita camioneta negra estaba cerca de ella.

¿Qué era lo que ella estaba pensando?

Aún así tuve que haber corrido. Tuve que haber hecho más que advertirle. Simplemente tuve que haber hecho más.

Ahora ella está fuera de mi alcance, cada vez más lejos de mi vista mientras intento que mi cerebro me envíe alguna respuesta a cómo rescatarla.

—Ellos son sus padres y ella está bajo su responsabilidad —dijo la señora -su abuela- en un tono suave. Mi furia y desesperación no dio más para seguir ocultándose.

—¿¡Cómo pueden estar tranquilos y decir que ellos son sus padres?!

—¡Aquí es mi casa! —Gritó el señor -su abuelo- en un tono furioso leve al mío—. Aquí no vendrás a gritarle a nadie, ¿entendiste?

—¡Ellos no son sus padres! —Grité desesperado y con la respiración pesada—. Tanto ustedes como ellos están alejando a Charlotte de la verdad—

Me detuve a pensar si continuar y seguir diciendo lo que me faltaba por decir...sería imprudente, sí, pero alguien tiene que decirles y demostrarles que Charlotte no es ninguna estúpida para saber que “su familia” le está ocultando la verdad sobre Abigail.

—¡Tú no entiendes nada! —Volvió a gritar el abuelo—. El que seas su novio del año no significa que tengas derecho a venir a sacar retorcidas suposiciones sobre nosotros. Sobre sus padres.

Eso fue el “” definitivo que mi cabeza necesitó para liberarlo.

A la mierda los modales.

—¡Mejor me voy, joder! No me sorprende que después de la visita del representante de ‘Los Cuchillos’ y que sepan que Charlotte y Abigail estén cada vez más cerca, todos ustedes se comporten como malditos cobardes y decidan seguirla alejando.

Abruptamente, abrí y salí del despacho. Caminando rápido para estar lo más posible lejos de ellos antes que intenten hacer algo en contra de mí.

Tal vez me pasé, rompí límites y crucé la raya gritándoles furioso a una pareja de personas de avanzadas edades... pero me enoja, me enfurece, me saca de quicio saber que ellos me alejaron del despacho -lejos de dónde estaba Charlotte hablando con 2 tipos de aura misteriosa- con el pretexto de “mostrarme algo privado y natural de la familia”.

Todo fue un acto para alejarme de ella y permitirles a sus padres llevársela de la peor manera posible: llevándola a la inconsciencia. Otra vez.

Salí del lugar y con la furia en mis pasos y velocidad de estos me dirigí al costado de la hacienda, dónde había dejado estacionada mi camioneta.

¡Carajo! —Exclamé con más furia cuando observé que una de las llantas de mi camioneta ya no estaba, en su lugar estaba un ladrillo.

—¡Shhh! —Me percaté que no soy el único que estoy aquí con mi furia. Detrás de mí venía el dueño de la voz, sorprendido al ver el motivo de mi furia se acercó.

—Sería una mentira si hubiera venido para ayudarte —dijo observando a mi auto—, porque quería preguntarte de la rubia ¿la conoces?

—¿La rubia? —Pregunté aún absorto en mis pensamientos.

—La que estaba con ustedes, la—

Mi cabeza dejó de escucharlo cuando mi cerebro captó que era lo que tenía que hacer para recuperar a Charlotte. Sin necesidad de ir en mi auto o seguir perdiendo el tiempo, no me molesté en dudarlo y busqué “Alex” en la lista de mis contactos.




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