Bajo Tus Estrellas [#1]

Capítulo 93

Nota de la autora: Leer detenidamente, la nota de autora al final del capítulo. Por favor y gracias.

 

Capítulo 93

CHARLOTTE

Una fría mañana de sábado es la excusa perfecta por la que no pienso moverme o abrir mis ojos. Quiero quedarme así, todo el fin de semana. Dormida.

Aún pensando lo anterior, por mi terquedad terminó abriendo los ojos. Mis pequeñas manos están apoyadas sobre el pecho de Joshua, mientras éste sube y baja con ritmo regular.

Ladeo un poco mi cabeza y no puedo evitar que mis labios se surquen en una tonta sonrisa cuando reparé en que sus brazos siguen alrededor de mí, abrazándome con fuerza.

Volví a acomodar mi cabeza en su pecho y me permití que el sueño volviera a dormirme.

JOSHUA

06: 30 am

Descarté la alarma, y apagué la pantalla de mi celular después de haber visto la hora.

Charlotte ladea su cabeza, y por unos segundos pensé que ya se había despertado pero como una pequeña niña se acomodó y apegó más a mi pecho.

«¿Qué pensaba? A ella jamás le dejará de gustar dormir».

Suavemente, comencé a retirar mis brazos de su cuerpo, con el cuidado de no despertarla me separé dejándola profundamente dormida en el lado de mi cama y una vez que estuve fuera de está me coloqué mis pantuflas que estaban al costado de la cama y ladeé la cabeza para observarla.

Acostada sobre su estómago, abrazaba con fuerza a la almohada sobre la que su cabeza descansaba. Su cabello castaño oscuro-claro cae sobre su rostro, y pequeños mechones son empujados por su pesada y relajada respiración.

Levanté una de mis manos, y lentamente comencé a apartar los mechones de su rostro. Con el cuidado que no se despertará, acaricié su pómulo mientras admiraba, analizaba y memorizaba cada rastro de su delicado rostro. Cada suave, perfecta y delicada facción de su rostro, fue acariciado por mi áspera piel.

Recorriendo con caricias su rostro, desde el puente de su nariz dejé caer con delicadeza mi pulgar sobre sus labios. Estaban secos, pero estaban suaves. Suaves, en la manera en la que podría acariciarlos por todo el tiempo posible sin aburrirme de ellos.

Volví a dirigir mi mirada al celular: 06:37 am

—¿...Charlotte…? —Susurré sin dejar de acariciar sus labios.

—Es muy temprano —reprocha jalando las sábanas para finalizar cubriéndose con estás—. Un par de horas más ¿sí?

Una pequeña risa ronca no pudo quedarse ahogada en mi interior. —¿No puedes hacer una excepción este día?

—No —dijo dándose la vuelta, viajando hasta el otro lado de la cama.

—¿No? —Pregunté divertido antes de seguir sus pasos e ir a su lado. Le arrebaté la sábana, y en rápidos movimientos rodeé su cintura con mi brazo. Sobre mi abdomen desnudo, sentí el calor de su espalda fusionándose con el mío, encontré la curva de su cuello y comencé a depositar, uno, dos, tres, cuatro...no importa cuántos, la estaba llenando de besos hasta que accediera a levantarse.

—¿Te levantarás ya? —Pregunté deteniéndome, y sonreí satisfecho cuando observé sus ojos abiertos y mejillas sonrojadas.

—Si digo que sí…¿me baño después de ti? —Dándose la vuelta, no pude evitar reír—. ¿Qué? Hace mucho frío para bañarse a las —hace una pausa mirando a sus alrededores—, ¿Qué hora es?

«Cerca de las 7 de la mañana. No me mates por no levantarte a la hora más temprana que logras levantarte los fines de semana, es decir a las 11 de la mañana».

—Son las nueve de la mañana —mentí—, me iré a bañar. Termínate de despertar ¿sí?

Tomé mi toalla y caminé al baño de mi habitación. No quiero incomodarla, desvistiéndome aquí. Frente a ella.

—Joshua.

Me giré para encontrarla sentada en la cama. Su cabello era un desastre, pero aún así no pude evitar sonreír por lo hermosa que se veía recién despertada.

Es la mejor manera que puedo desear para despertar: verla a ella hecha un desastre. Uno bastante hermoso.

—¿Sí? —Pregunté mientras sacaba de los cajones mi ropa de ejercicio.

—Gracias —susurró, volteé a verla y una sonrisa estaba en sus labios.

—Exactamente…¿Por qué?

Me apoyé sobre el marco de la puerta, y crucé los brazos sobre mi pecho esperando su respuesta.

—¡Por tu original manera de levantarme a las 7 de la mañana en un sábado! —Gritó y sin darme tiempo a reaccionar lanzó la almohada. Cuando está me golpeó en la cara, la tomé para devolverle el golpe pero sus rápidos reflejos me lanzaron la otra antes que pudiera cumplir con mi objetivo.

—¡Ni se te ocurra lanzarme las almohadas! —Dijo, y no supe si estaba enojada o no, aún así levanté a las pobres almohadas del piso y colocándolas en la cama me acerqué rodeándola a ella mientras tomaba sus brazos impidiéndole que los usé para alejarme.

Volví a besar la curva de su cuello, subiendo a su mentón y finalizando en el puente de su nariz.

—Al menos mi manera original de despertarte a las 7 de la mañana en un sábado fue con besos y no tomándote del pie como lo hace la horrenda muñeca. —Era demasiado temprano para que mi tono burlón estuviera activo, pero ella lo valía. Definitivamente lo hacía.

—Annabelle —dijo haciendo sus máximos intentos de mantenerse seria.

—Hermosa. —Dije antes de besar su frente y en rápidos movimientos volví a salir de la cama. Antes de entrar al baño, la observé sobre la altura de mi hombro tardando en reaccionar.

#-#

Salí del baño, mi mirada aterrizó en la cama ordenada, las sábanas y almohadas estaban mejor colocadas.

—¿Charlotte? —Pregunté cuando no la vi cerca, en la cama o en la habitación. Con el cuidado de no deslizarme por mis húmedos pies en el piso, caminé afuera de la habitación.

—¡¿Charlotte?! —El silencio me asusta. Vuelvo a la habitación, y colocándome mis bóxer, jeans y tenis bajo a toda prisa las escaleras esperando a encontrarla en la sala o cocina.




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