Capítulo 97
CHARLOTTE
«Prometo siempre estar para ti, desde tu amanecer de cada día, hasta que éste termine. En cada paso tuyo, en cada logro, en cada año de vida que vayas acumulando... Yo estaré ahí, mi princesa».
Como una tormenta que acecha a mi mente todos los días, algo que no se lo deseo a nadie, las palabras de quién creí que era mi padre llegan mientras termino los últimos sorbos de mi café, ya frío.
Dejé la taza sobre la mesa de estar, flexiono mis piernas y abrazándolas apoyé mi mentón sobre mis rodillas. Mi vista fija frente al mar, a las olas golpear las rocas que desde aquí se ven pequeñas, a la luz solar abriéndose paso en el cielo desde el horizonte.
Mi vista se fija al amanecer en la playa, desde la terraza de la casa de los tíos de Joshua...Y aparte de lo anterior, lo nuevo de éste día es que ya tengo 17 años.
17 años, a un paso de dejar la adolescencia y comenzar a empaparme de la etapa adulta.
Debo sentirme ¿bien?, ¿feliz?, ¿asustada?, ¿emocionada?, ¿agradecida? Honestamente, anoche no pude dormir y hasta ahora, en la madrugada, sigo sin sentir ganas de dormir. Ni siquiera de esperar a qué el sueño me trague cómo ya ha pasado en anteriores ocasiones.Así qué cómo se supone que deba sentirme, no lo estoy, y tampoco puedo saber cómo me siento con exactitud.
Ni siquiera mi falta de descanso me está afectando.
No he dormido nada, a pesar de que Joshua me contó varias historias, anécdotas, sueños y pesadillas para que yo pudiera descansar, dormir, no pude. Incluso después de que él sí lo hizo.
Sí, no quería nada grande para celebrar otro de mis cumpleaños...Pero sí quería sentirme bien. Sí quería dormir, en lugar de tener "crisis existenciales".
Mi celular emitió un sonido, una nueva notificación acaba de caer. Creí que sería otra llamada del número desconocido que ayer me llamaba, sin embargo, fue un correo electrónico.
Lo tomé, al recordar que ayer en la noche (mientras no podía dormir), había enviado mi solicitud a las universidades por las que opté, a pesar de ser una -en específico- por la que quiero dar a todo y por todo.
Presioné en la notificación y leí el título del correo:
«Manhattan College. Universidad de New York. Solicitud: Contaduría y Finanzas ACEPTADA».
Continúe desplazándome para leer el asunto del correo, sin necesidad de ahogar ninguna clase de gritos emocionados...Porque no tengo la necesidad de hacer algo por "la felicidad" que debo sentir.
«...por eso nos encantaría que ante éste correo nos confirmará que lo ha leído. Además, de solicitarle que indique si acepta presentarse en 'Administración' de nuestras instalaciones el día 3 de enero del 2022 que está por venir. El horario de atención comienza a las 7.00 am y finaliza a las 8.00 pm.
La esperamos, señorita Miller.
Será todo un placer recibirla en nuestras instalaciones, y ayudarla en su crecimiento laboral. Saludos reconfortantes,
Administración. Manhattan College».
—Ahora veo, porqué tenía frío —escuché a Joshua decir, apoyado sobre el marco de la puerta de entrada a la terraza—, no estabas cerca, osa polar. ¿Todo bien? ¿Te sientes mal? ¿Quieres irte? Sí es así, desayunaré algo rápido y...—
¿Se puede amar a alguien más de lo que ya lo hacemos? Es exageración, subjetividad o simplemente palabras cursis cuándo decimos o pensamos amar a alguien cada día más. Honestamente, creí que sólo en los matrimonios, o en los noviazgos que tienen años de historia, e incluso creí que sólo en los libros de romance se daban... La verdad es que para todo siempre hay una primera vez, pero tratándose de "amor" sólo a una persona se ama de manera diferente, y no siempre es la primera vez. Se amará de una más fuerte, con más sentimientos expulsados que exageraciones... De una manera en la que sí se puede afirmar amarlo/a cada día más. En mi caso, no creo que sean las hormonas de mi juventud las que me griten que Joshua, mi oso polar, sí es la persona a la que le puedo atribuir el hecho de amarlo cada día más.
Al menos, eso sí lo estoy sintiendo. Desde hace años comenzó, se mantuvo pausado por otro par de años... Ahora volvió a mí más fuerte de lo que recordaba.
—Me aceptaron —solté de repente y él confundido se acerca y se sienta junto a mí en el columpio sobre en el que he estado por eternas horas sentada, en el frío y la física soledad que hay mirando al mar. En silencio.
Tomó mi celular y no tardó en apartarlo de su vista para abrazarme. Su brazo rodeó mi cuello, uniendo a nuestros cuerpos más cuando su otro brazo pasó por mi cintura.
—Realmente estoy feliz que te hayan aceptado —dijo en contra de mi cabello, y presionándome con más fuerza—. Feliz y orgulloso, mi pequeña osa.
«Yo también debería estar feliz».
«Yo también debo estar orgullosa de mí misma».
Yo también debo estar así o más que él, entonces, ¿porqué no puedo? ¿Por qué no puedo sentirme feliz? Odio sentirme sin emociones. Sin ánimos, justo cómo ahora, sintiéndome sin vida a pesar de saber que he sido aceptada por la Universidad a la que he optado.
—Gracias —susurré esperando a que no me escuchará, sin embargo, me soltó y sin alejarse me volvió a observar confundido.
—¿Por qué? —Acaricia con su pulgar mi mentón—. Qué esté feliz y orgulloso de que te hayan aceptado no es razón para que me agradezcas.
—Por todo, lo del pasado y todo lo que ha pasado durante éste último año.
Él se ríe nervioso.
—¿Por todo?
Asentí.
—Incluso, ¿Cuándo te hice sufrir por mi ausencia? ¿Por haber cometido el grave error de haber estado con Elizabeth cuándo te quería a ti?
—Necesitábamos sangrar para crecer —dije vacilante cuando mi mente comenzó con su ciclo de curiosidad, uno que al llegar al final no terminaba bien.
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Editado: 27.03.2022