Me encuentro en el banco de este parque, sólo, con una botella de ron en la mano, no sé qué hacer y a esta hora creo que menos. Tomo un trago y el Cacique quema por dentro. A lo lejos escucho una voz que se acerca, pero no veo a nadie. Escupo en la tierra y esta pea no hay nadie que me la aguante, la luna se ve completa, no hay cielo de lluvia y la brisa fría es anormal.
De nuevo escucho la voz, hace expresión a mi nombre «Leonardo, leo, leo» pero no logro ver a nadie.
Sostengo la botella y vuelvo a echarme otro trago; no joda, esta verga si está arrecho.
Ahora alguien se pone a mi lado, tiene una bata negra, no puedo verle la cara y como que va a decirme algo.
—¿Qué tal Leonardo? ¿Ya sabes quién soy?
Veo borroso, pero trato de responderle.
—Coño, aquí entre locos, creo que eres la pelona [1]o ¿me equivoco? —digo.
Esa figura se ríe fuertemente.
—No te has equivocado, soy la muerte y tú te has acercado bastante a mí —dijo.
Bien cagao trato de controlar los nervios y tomándome otro trago pregunto:
—¿Y qué quieres?
—Bueno, hacerte compañía, ya que eres una plasta de mierda y estás más sólo que la una, decidí aparecerme —contestó la muerte.
—¿Me voy a morir?
—Ja, ja, ja, ja ¿después de todo, andas asustado?
—Sí —digo sin dudar.
—Entonces disfruta de tu última balada —respondió la muerte.
[1] En el habla popular se utiliza para referirse a la muerte.