En Nueva Angostura los dos amigos caminaron hasta la cancha y se sentaron en los banquitos, en el cercado unos menores jugaban futbolsala. Prenden otros cigarros y siguen parloteando.
—Marico de pana, no soporto estar en esta mierda, esta maldita ciudad me carga loco, no hay una mierda y estoy todo frustrao.
—Llave tienes que calmarte, las cosas van a ir mejor…
—¿Qué mejor? —cortó Jorge —si la verga está igual, estos malditos políticos que no hicieron una verga, ganaron la Asamblea y todavía se dejaron meter medio guevo[1] y cuando se alzaron los militares estos; el teniente Sucre y el capitán Vivas y tumbaron al gobierno hijo de puta, estos plasta e’ mierda políticos fueron a interpelarlos en la Asamblea…. Maldita sea, tenían que haberlos declarados héroes nacionales. Al final pa’ nada porque la vaina sigue igualita, han mejorado un pelín con la seguridad, ahhh pero a las mafias ni por el coño las tocan ¿no?, esta vaina ya se parece a Rusia, una misma mierda man.
—Calma man, yo también estaba así antes por los peos sucedidos con Marta y al hijo de puta de Holguín que bien muerto debe estar y con lo del Suárez, pero lo de Marta si me cayó chimbo…. Pero el beta es que sabes que hice el curso de chef y estoy trabajando en eso, mi jefe en Uruguay está montando un local nuevo y me pidió una persona de confianza por eso vine para acá, te sacaré de esta vaina, pero mantente callao y calmao que yo te voy a ayudar.
—¿Quééééé, en serio? No creo ese beta —dijo Jorge sorprendido.
—Lo que escuchaste, pero tienes que estar tranquilo.
Crubal sonrió de la felicidad y agradeció chocando el puño con su amigo. Uno de los carajitos metía el balón en la portería y gritaba: ¡GOOOOOL!
Los dos panas se quedaron callados un rato y sólo botaban el humo del cigarro, Jorge mirando al frente habló:
—Marico, extraño los 90’s y cuando éramos chamos, ¿Recuerda esos momentos?
—Sííííí, los motoratones de Marte —dijo Miguel.
—Los Rockolates, Las Reinitas, Papaupas, Las Frunas, Los Salvajitos, El helado de manzanita, el pollo que vendían en Makro, los helados de JTO, cuando nos llegábamos tó curdos a MON a comer empanadas con full salsa de ajo, cuando nos daba el billete para desayunar en La Cremita y todo el tiempo habían rumbas en esta urbanización, no había fin de semana que Nueva Angostura no estuviera lleno de gente por los bochinches que se formaban, ahora nada, a las ocho de la noche todo el mundo está guardao, pero ¡no joda!… estos menores no sabrán ¡nunca! de esos buenos momentos, NUNCAAAA.
—El Pastelado que no tenía padrote —expresó Miguel.
—Y cuando nos veníamos caminando de las rumbas sin estar cagaos y si había un lío, se resolvía a coñazos y no a tiro como ahorita.
—Eso es correcto.
Ya empezaba a anochecer y Miguel dijo que la marcaba en alta[2], antes de irse Jorge lo paró un momento.
—Man, lo único que tengo vencido es la cédula.
—Bueno man, tienes que moverte con eso llave.
—Es que en esa mierda nunca hay material y andan es pendiente que te bajes de la mula, y yo no tengo lucas, pa’ ñapa ahora no se puede viajar sin la cédula nueva esa que están sacando, que viene con un chip y un código de barra y mira cómo va la vaina que hasta todavía se llama SAIME[3], no le han cambiado el nombre a la basura socialista esa.
—Dame chance entonces y busco para resolver ese peo, pero dame chance —repitió Miguel.
Se despidieron al estar caminando y cada quien agarró por su lado.
[1] Forma de definir el pene
[2] Irse de algún lugar.
[3] Órgano que se encarga de la documentación ciudadana