Alisson
Madre mía.
Si era eso.
Lo que sentí todo este tiempo, pero no, no es posible.
Lo peor es que no pude decir nada, las palabras no salieron, dejé que me explicara todo, como si yo no supiera nada...
Cada día mis padres me recordaban que no podría vincularme con una persona, que era imposible, pero lo hice y con un ser de luz.
No se cómo sentirme, no sé cómo decirle todo a Dániel, la verdad es que no se nada, y siento un gran pánico.
Esa noche apenas pude dormir, no quise llamar a mi padre, sé que estará furioso por haberle ocultado algo así pero aún no se lo podía decir
A las 8 sonó el timbre, y sabía que era Dániel, lo sentía, pero no quería hablar con él, quería poner en orden mi cabeza, así que solo no le abrí, pero claro que sabía que me encontraba ahí.
—Hey, hablemos ¿Qué pasa? —pregunta al otro lado de la puerta, me hablaba tan delicado como si me fuese a romper en cualquier momento.
—Yo no quiero hablar hoy, la verdad, ¿Podrías venir mañana? Necesito pensar, por favor— Le dije sin abrir la puerta, si lo veía todo se iría al demonio.
—No me dejes fuera, Alisson, habla conmigo —dice en tono de suplica.
—Por favor, solo dame un tiempo a solas —pido casi en lagrimas.
—Está bien, pero volveré a comprobarte ¿está bien?.
—Bien —digo y escucho como se va.
Subo a mi cuarto y me doy una ducha y me pongo Jean y franela blanca más una gorra negra, tenía que salir de aquí.
Estoy segura que Adam me ayudara a pensar en algo.
Tengo que dame prisa antes que Dániel venga otra vez, no le estoy huyendo solo quiero pensar que haré con mi vida en este momento, mañana en la mañana estaré aquí.
Salí de la casa y fui directo al auto sin ver para la casa del frente, escuche que Key me estaba llamando, pero ya estaba dentro del auto, claro está que Key puede correr a la velocidad de la luz y ya la tenía en mi ventana cuando cerré la puerta, pero no me importo, arranque a toda velocidad y confié que no me seguiría.
Seguí por casi 2 horas hasta llegar a casa de Adam, no lo llame ni le avise que vendría así que sería una pequeña sorpresa.
Toque el timbre rápidamente hasta que salió y entre directo, no estaba de ánimos para saludos.
—¿Qué demonios? —dice siguiéndome a la sala— ¿No se supone que estés en clase a esta hora?
—No fui —digo sentándome— anoche paso algo.
—¿Qué paso? ¿Estás bien? ¿Alguien te hirió? —pregunta preocupado.
—No, algo mas —digo— Me vincule con alguien.
—¿¡Que!? ¿Eso siquiera es posible? —pregunta viéndome aún más preocupado.
—¡NO LO SE, ADAM! PERO PASÓ, ES UN SER DE LUZ —Bien lo dije.
—¿Necesitas que me deshaga de él? —pregunta serio.
—NO, NO ES ESO POR LO QUE ESTOY AQUÍ, ES QUE TENGO MIEDO Y NO SE QUE HACER, SI SE ENTERA LO QUE SOY PENSARA QUE SOY UN MONSTRUO —Grito y empiezo a llorar.
—Cariño —me abraza y lloro aún más— Creo que deberías hablar con él ¿bien? Calmada, no eres un monstruo, nunca lo has sido, no dejes que alguien te trate como tal, ¿Le has dicho a Robert o a los chicos? —pregunta, Robert es mi padre.
—No, no he podido, mi padre estará aquí apenas nombre a un chico y los gemelos sé que reaccionaran exageradamente y probablemente lo mataran.
—Tienes razón, pero ahora cuéntame cómo pasó todo.
—Lo llevo conociendo unos 2 meses —digo y sigo antes de que pregunte— no nos habíamos tocado, su hermana se volvió mi amiga y siempre vemos series en mi casa, hace unas semanas me invito a salir —siento como se pone tenso— fuimos a jugar tenis, pero nunca me toco, desde esa vez prácticamente lo veo todas las tardes y cuando su hermana está en la casa él nos acompaña, me ha llevado a muchas citas y se porta tan bien, es increíble, anoche fue a la casa y estábamos hablando y de repente me beso...
—¿Te beso? —dice molesto, todos mis hermanos son celosos cuando se trata de mí, pero Adam no es tan extremo como los gemelos.
—Adam, concéntrate —le digo y sigo— luego de eso me llevo a rastras con su padre, y le dijo que nos habíamos vinculado, y él se sorprendió mucho y le pidió que me explicara todo, aunque yo ya sabía, no dije nada, no pude, me ha dicho me fuera a descansar porque es mucho para asimilar y que esta mañana su padre quería hablar conmigo.
—Pero estas aquí —señala lo obvio
—Estoy aquí, no lo deje pasar esta mañana y me vine volada, tengo miedo, y no sé qué hacer, no sé cómo decirle.
—Deberías hablar con él lo antes posible, antes que se dé cuenta de algún modo.
—Lo sé, pero necesito tiempo.
—No dispones tiempo para eso, Alisson, no eres la mala de la historia.
—Ni siquiera debí nacer.
—No digas bobadas.
—Sabes que es así.
—No, y no hables así.
—¿Me das comida? —pregunto.
—Te haré unas panquecas —lo seguí y en eso me suena el teléfono y reviso.
Dániel: En donde diablos estas, me he estado volviendo loco.
Me llego otro al instante.
Dániel: Por favor, contéstame.
Alisson: Vine a pasar el día con mi hermano, no te preocupes, estaré allá por la mañana xoxo
—¿Era él? —pregunta Adam.
—Si, está preocupado porque no le dije a donde iría, supongo que tiene miedo que huya.
—Entiendo, pero tengo una duda —dice— Si ellos no saben lo que eres ¿Qué piensan?
—Que soy humana.