Balanza del amor

03 // Juegos universitarios

Aunque no me gustaban los deportes, poder apoyar a nuestra facultad era algo que disfrutaba mucho: estar ahí en las gradas y gritar sin entender por qué lo hacía, la adrenalina que sentía cuando veía a los demás jugar y ver a las porristas de la universidad era algo encantador.

Nos habíamos pintado la cara con los colores de la facultad, que eran el dorado y el azul, aunque nuestro uniforme era todo gris; por hoy nos dejaban poder traernos gorros.

En algunos salones estaban los chicos haciendo pancartas y demás, aunque Educación tenía catorce menciones. Por hoy nos unimos todos para poder vencer a las demás facultades; las más complicadas eran las de Leyes e Ingeniería. Ciencias de la Salud no me preocupaba mucho porque no sabían jugar. El campeón el año anterior fue la Facultad de Ingeniería, donde estaba Prom.

Ayer estuvimos hablando hasta tarde por teléfono. Esperaba que también lo apoyara a él, aunque fuéramos de facultades distintas. Le dije que no podía traicionar a mi facultad, pero realmente también lo apoyo, aunque si juega como la vez que me golpeó con el balón, será fácil vencerlo.

Tristán y Marcos también disfrutaban ver conmigo los juegos universitarios; podríamos burlarnos de los que se caen y así sabíamos de qué se iba a poder hablar en todo el semestre. Siempre pasaba algo, era como un lugar donde las personas se declaraban y terminaban yendo a la balanza del amor, así que esperábamos saber quién sería ahora.

Mientras todo se preparaba, estábamos en la cafetería, comiendo un poco, que era una de nuestras actividades favoritas, como dormir, leer un libro o ver una serie BL. Estaba sonando una canción en la cafetería: “Touch, de Katseye”. Era una canción buena y algo animada. Iba pasando el grupo de porristas y no se resistieron a hacer la coreografía de la canción. Era tan extraño como pasaban estas cosas en la Facultad de Educación; veías gente disfrazada, algunos de la mención música cantando en grupo y el grupo de porristas tan animados, y no nos parecía extraño. Podíamos animar a todo, era lo bueno de estar unidos.

Marcos se había unido a las porristas a bailar un poco, con movimientos torpes, pero disfrutando de estar ahí; solo reíamos y grabábamos su actuación estelar mientras Tristán estaba muy ocupado con un pollo frito que había comprado.

Terminaron de bailar y nos dijeron que los juegos estaban próximos a empezar. La ceremonia de inicio era en el domo, una cancha cerrada en la cual desfilaban las porristas de cada facultad y hacían una coronación sobre quien hacía una mejor interpretación para empezar con el juego de fútbol, que era uno de los más importantes y donde jugaba Prom, con el cual no había hablado en lo que va de la mañana, pero supongo que debe estar con su equipo preparándose.

—¿Apoyarás a la facultad o a Prom? —Tristán preguntó.

—A ambos, si gana la facultad está bien, si perdemos, por lo menos espero que gane Prom; los de ciencias de la salud son muy engreídos, así que espero que no ganen. —dije, y es que muchos de medicina creían que eran los que más estudiaban, que no había nadie como ellos, y entendía que son años de preparación y que lleva mucho esfuerzo, pero cada carrera contiene un grado de complejidad; no podíamos comparar uno con otro.

—Grítalo. —dijo Marcos sentándose.

—No ganarán, ganaremos nosotros y tendrás que consolar a Prom. —Tristán tenía la capacidad de decir las cosas más estúpidas.

—No consolaré a nadie; es amigo de todos. —dije, recordando que Prom no es solo mi amigo; se supone que todos nos llevamos bien con él.

—Pero te mira a ti todo el tiempo. —Marcos no ayudaba.

—Es cierto, Zul, a nosotros no nos ve de la misma forma que a ti. —Empezaron a hacer una dramatización como una pareja. —Así que tal vez el chisme sobre quién va a conocer la balanza del amor seas tú.

—No lo creo, primero no sabemos si Prom es soltero, además… —Sacudí la cabeza en forma de negación. —Ni siquiera estamos saliendo, ¿cómo vamos a conocer la balanza del amor?

—Yo digo que, si debes salir con alguien, es bueno que sea Prom, es deportista. —Empezaron a enumerar. —Estudia ingeniería, es un año mayor que nosotros; a ti te gustan los altos, de cabello liso; es blanquito.

—Me estás diciendo racista.

—Solo digo las cosas que te gustan. —Sonreían.

—Déjense de tonterías, no me gusta Prom, no estamos saliendo y no conoceremos la balanza del amor; deberían ustedes buscarse un novio o novia y conocer la balanza del amor, así me cuentan cómo se ve.

—No hay peor ciego que el que no quiere ver. —Marcos usaba muchos refranes o modismos que me costaba entender.

—¿A qué te refieres? —pregunté.

—Tal vez a ti no te guste, pero es muy rara la forma como se acercó a nosotros desde que estamos aquí; no llevamos un año, Zul, además de que siempre se te queda viendo. Tal vez a él sí le gustes.

—No lo sé, chicos, solo siento que se dan las cosas bien porque nos llevamos bien, es una buena persona, pero hasta que él no tome el valor de decirme que le gusto, no puedo hacer nada.

—¿Y si lo ponemos a prueba?

—No, si realmente es cierto y yo le gusto a Prom, es bueno que pueda decírmelo cuando él se sienta listo; no podemos forzar a los demás a que digan lo que sienten.



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Editado: 15.04.2025

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