Balanza del amor

14 // La balanza dice…

(Narra Tristán.)

Sin necesidad de alguna alarma, todos, bueno, casi todos, nos habíamos levantado temprano, con la emoción de poder ir a la balanza del amor. Tal vez Zul ni siquiera había dormido, pero el que sí había dormido y no se había levantado aún era el perezoso de Lucas, quien seguía roncando, pero debía admitir que se veía lindo.

Anoche, Zul me envió un mensaje sobre lo que le había dicho Celeste, así que debía decirle la verdad a Lucas. Fui al baño para prepararme mientras él no se había levantado aún, pero al verme en el espejo, no encontraba el valor para poder decirle la verdad, menos contando con el hecho de que ayer me dijo que le gustaba y le hacía ilusión poder ir juntos a la balanza del amor para saber si estábamos destinados a estar juntos.

—Despierta. —Lo llamé, ya era momento de bajar; aun dormido, solo tomó mi brazo y me jaló nuevamente a la cama, abrazándome y cubriéndonos con toda la sábana.

—No, aún es hora de dormir. —Sonreí, parecía un niño. —Además, quiero estar abrazándote más tiempo; luego volveremos a casa y quién sabe cuándo volvamos a dormir juntos.

—Si todo sale bien con la balanza hoy, podemos formalizar nuestra relación. —Salió de las sábanas. —Si quieres.

—Claro que quiero. —Dio un salto y se fue corriendo al baño para arreglarse. —Estaremos juntos, mi amor, me presentarás a tu familia y estaremos juntos toda la vida.

—Cálmate, Lucas. —dije riendo de su capacidad de ingenio. —Ni siquiera me has pedido que seamos novios.

—Pero lo seremos. —Vino corriendo a darme un beso y a salir corriendo de nuevo; entraba y salía del baño mientras se vestía, pero al menos lo hizo rápido.

Salimos a desayunar con los demás. Saludé de un abrazo a Zul y a Marcos, como todos los días, y a los demás solo les di un pequeño saludo. No es que me cayeran mal; era más el hecho de sentir ansiedad al no conocerlos y llegar a saludarlos. No creo que sea lo correcto.

Nos subimos al autobús para que nos lleve a donde estaba la balanza y, como siempre, estábamos haciendo un karaoke. Disfrutamos de cualquier forma de arte. Otros iban escribiendo, como Kev, que estaba hablando con Nika sobre unas correcciones. Aimara iba jugando con nosotros; ella disfrutaba mucho. Celeste era más organizada y estaba cuidando de todos junto a Care, ya que Nika había dicho que cualquier cosa que nos pasara era culpa de ellas.

Aimara era para mí la persona más especial que había conocido; sentía que ella me conocía sin haberle dicho nada, sentía que ella sabía y percibía la energía de las personas y la de ella era tan especial. Se sentía muy lindo poder estar a su lado.

Me contó un poco su historia sobre el señor tío y cómo la manifestación tuvo mucho que ver. Era un señor, aunque a ella no le gustaba que le dijera así; para mí, él y ella eran señores, más por el respeto que les tenía que por decirles viejos, pero, en conclusión, estaba tatuado, con muchos músculos, pero con ella era un amor. Me mostró algunos videos y se veían muy lindos juntos.

—Yo les dije que no era así, era peor. —Y con esa frase seguía cantando con nosotros.

Mientras sonaba “Smile”, íbamos cantando con mucha energía mientras jugábamos, pero Zul estaba sentado, no se animaba mucho; incluso parecía que Prom estaba más animado que él.

—¿Todo está bien? —pregunté, acercándome.

—Tengo miedo del resultado que salga en la balanza. —A mí también me daba miedo. —Creo que no decirle a Lucas puede afectarnos a ambos.

—Pero es mi secreto. —Dije algo molesto.

—Pero somos familia, así como Prom considera a Lucas familia. —Sé que Zul tenía razón, pero no estaba seguro de cómo iba a reaccionar Lucas.

—No lo haré. —Me alejé de Zul y me uní a Aimara para seguir cantando.

Llegamos a donde estaba la balanza y el miedo crecía, pero Lucas me tomó de la mano apenas bajamos del autobús; eso me hizo sentir más seguro y caminaba de la mano de él, mientras nos iban dando las indicaciones para poder llegar.

Al llegar todos nos quedamos sorprendidos; era una balanza gigante, como una de las que se usan para la justicia. Cada persona debía subirse en un platillo y la balanza decía cuánto era tu amor.

Zul y Prom habían ido por su parte; sé que Zul estaba un poco molesto y lo entendía. Solo esperaba que luego pudiéramos hablar. Sé que esto no hará que nos alejemos; siempre teníamos estos malentendidos, pero siempre sabíamos cómo arreglarlos.

El momento había llegado, estábamos subiendo en cada platillo; Lucas se veía muy emocionado luego de poner nuestros nombres. Esto era para poder ver cuál era el porcentaje de cada uno y si había algún problema.

Cuando la balanza empezó a medir, volví a sentir miedo; algo pasaría, y como si pudiera ver el futuro, la balanza se detuvo rápido, dando un marcador de 30. Asustado, vi a Lucas, quien tenía una cara confusa.

—No entiendo. —dijo, y sabía que todo se vendría abajo.

—Tristán no ama a Lucas, no lo suficiente como para ser sincero. —La balanza habló, a través de un programa que tenía integrado, me había expuesto.

—Tristán. —Lucas ya no estaba confundido; pensé que estaría molesto, pero no, estaba triste. —¿Qué me has ocultado?



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Editado: 15.04.2025

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