Balanza del amor

16 // Seguro

Gracias por meter la pata, Kelly.

Estábamos en el doctor, esperando que revisen a Tristán, pero estaba con una paciente, que estaba aquí porque se había roto el dedo del pie, lo más extraño del asunto era que había sido con un juguete para gatos.

¿Eso era posible? Aparentemente, sí.

Y es que llevaban mucho tiempo ahí dentro y debíamos esperar; estábamos con Nika, a quien ya se le estaba acabando la paciencia.

—No entiendo cómo tenemos tanto tiempo esperando. —Abrió la puerta del consultorio y se asombró. —¿Kelly?

—Nika. —Con mucha alegría Kelly, se levantó para abrazarla, pero rápidamente se sentó; aún tenía el dedo fracturado.

—Y yo burlándome porque no sabía quién era la tonta que se había fracturado con un juguete para gatos.

—Señorita, debe esperar afuera; aún estoy atendiendo a la paciente.

Nika salió a sentarse nuevamente con nosotros.

—Estoy aburrida. —Nika nos tenía más confianza luego del viaje.

—Inventa una historia. —Tristán —dijo en modo de broma, pero con Nika esto no era una broma.

—Hecho. —Empezó a dar pequeñas palmadas como si procesa lo que nos diría:

“La promesa del meñique.

Dicen que juntar los dedos meñiques de alguna forma genera un tipo de promesa, pero cuando menos lo esperé, estaba prometiendo venir cada cierto tiempo a verlo a él. Me había roto el dedo meñique; cualquiera pensaría que es algo que no sucede, pero aquí estoy en su consultorio esperando ser atendido.

—¿Prometes venir a tus consultas?

—Lo prometo por mi meñique roto. —Sonreímos al decir esto, para luego juntar nuestros dedos meñiques, el de la mano que no tenía lastimado sellando la promesa.

Nos veremos nuevamente, Doctor Dru.”

—¿Se llamará Doctor Dru? —Tristán reía luego de escuchar la pequeña historia de Nika.

—Dijiste que hiciera una historia, no que le pusiera nombres de personajes griegos. —Nika se defendía.

—Pero, ¿por qué, Dru?

—Porque le curó el dedo. —Marcos reía de su propio chiste malo mientras nos quedamos viéndolo para intentar entender dónde venía el chiste.

—Eso, empezaste desde abajo y ahí te quedaste con ese chiste. —Nika podía ser sarcástica, al parecer; mientras Marcos estaba serio, nos reíamos con Nika.

—Ya no me da risa.

—A mí sí. —A Tristán le gustaba molestar a Marcos y Nika extendió la mano para que la chocaran.

Mientras ellos peleaban entre sí, Kelly salió y era momento de que el doctor revisara a Tristán, así que nos levantamos y entramos. Luego de que ellas se despidieran, nosotros entramos al consultorio; era todo blanco, con algunas pegatinas referentes a la medicina y la camilla donde se supone que deben sentarse o acostarse los pacientes según lo requieran. El doctor estaba tras un escritorio anotando algunos datos básicos de Tristán. Al verlo con el cabello largo, sabía que preguntaría algo que incomodara a Tris.

—¿Chico o chica?

—¿Qué cree usted? —dije algo tajante.

—Chico, entonces. —Creo que para esto entonces era bueno que Tristán se pudiera encontrar a él mismo. Había muchos procesos que debía hacer para que los demás no hicieran estas cosas tontas, porque, aunque físicamente a Tristán le gustaba ser más femenino, seguía siendo un chico, hasta que él decidiera que quería ser una chica.

Amaba a Tristán, pero esto era algo que aún me costaba entender. No quería decir que no aceptaba a Tristán, sino que muchas cosas siempre se ponían en contra, además de que habíamos visto que las personas transexuales siempre vivían este tipo de discriminación. Aunque Tristán nos había mostrado muchos movimientos que ayudaban y orientaban en estos procesos, era bueno que ellos pudieran orientar a Tristán en cosas que solo otra persona trans pudiera entender. Por más que lo amábamos, jamás íbamos a entender cosas por las que pasaría, si al final era su decisión.

La organización se llamaba “Trans AFAB Los Guayos”, que estaba pro y para personas trans y LGBIQ+, haciendo espacios seguros y dándoles información acompañada y asistida, sin importar la ubicación o condición socioeconómica de cada persona.

—Está sano. —El doctor me sacó de mis pensamientos; ya había analizado a Tristán, al parecer. —¿Quién le dio los primeros auxilios?

—Yo. —Nika, quien estaba representando a Tristán por más mayor que era, se levantó.

—Lo has hecho muy bien. ¿Estudias medicina?

—No, soy profesora de Literatura y escritora.

—¿Y cómo sabes todo esto?

—Investigación. —Reímos, Nika parecía que se obsesionaba un poco con las cosas que le llamaban la atención para escribir, pero realmente hacía un grandioso trabajo; estábamos orgullosos de ella. —Es bueno investigar bien para poder escribir, así se sabe más sobre ciertas cosas importantes.

—Te recomiendo un libro; a lo mejor te sirve para mejorar. Es de una autora que realmente hace un trabajo muy bueno. —Nika mostró una risa falsa cuando el doctor le mostró un libro, simplemente agradeció y salimos de ahí.



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Editado: 15.04.2025

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