Balanza del amor

17 // La pijamada

Sabes cuando venías caminando a casa, cuando llegando te daban unas ganas de ir al baño y que cada que te acercabas te daban muchas ganas más, pues así me sentía hoy. Luego de lo que dijo mi mamá y pensarlo, pensarlo y pensarlo mucho, decidí que es bueno poder decirles a mis papás que, aunque no somos novios, pues Prom y yo estábamos saliendo. No sabía cuál de los dos estaba más nervioso y dijo que se debía preparar, que llamaría a Lucas y Sorangel y hablaría con sus papás para que le den consejos para conocer a sus futuros suegros.

También le dije a mamá que vendría el enamorado de Tristán y pareció que se interesó más en él que en Prom, aunque sabía que era porque también quería a Tris como su mamá.

El toque a la puerta indicaba que ya habían llegado. Habían coordinado llegar todos juntos para que Prom no llegara primero o Tristán y Lucas, así que fue la mejor opción. Marcos y Sorangel venían por los chismes y a comer, así que siempre la pasábamos muy bien todos juntos.

Todos pasaron al abrir la puerta y en los muebles que estaban en la sala, papá se levantó con una cara de enojo.

—¿Tú eres el novio de mi hijo? —preguntó a Lucas, quien empezó a temblar de los nervios.

—No, señor, es él —jaló de la mano a Prom, quien tenía más nervios que Lucas.

—Y él es el que está enamorado de Tristán. —Prom sacó a Lucas, mientras que Tristán y yo nos escondimos detrás de Marcos, así papá no nos vería.

—Vengan conmigo. —Se los llevó afuera.

—Vamos a preparar la cena. —Mi mamá nos llamó riendo, sabía que papá no podía estar hablando en serio. —Dejemos que ellos hablen, no se preocupen que no pasará nada malo.

—¿Y si los mata? —Tristán me preguntó, en voz baja, intentando que mamá no escuchara.

—Solo sucederá eso si ellos se atreven a hacerles daño. —Mamá había escuchado, nada se le pasaba y Tristán fingía una sonrisa.

—Bueno, entonces espero que todo salga bien.

—¿Estás seguro que te gusta el Tris? —Mama, como todos nosotros, estaba preocupada por lo que pueda sucederle a Tris; ya lo habíamos visto atravesar una mala racha por amar a una persona que simplemente lo juzgó por sentir que quería ser una chica.

—Lucas me gusta, no sé si seremos una pareja que dure toda la vida, pero sé que voy a disfrutar el tiempo que estemos juntos. —Mamá se veía más aliviada luego de eso. —Por lo menos sabe que en mí existe una duda sobre cómo me percibo, así que creo que puedo seguir descubriendo si eso es lo que quiero ser, tomando su mano.

—Solo quiero que los tres sean felices, aunque a Marcos no le gusta nadie.

—No, no necesito una pareja. —Marcos se veía algo receloso, aunque siempre había sido así con respecto a relacionarse sentimentalmente con alguien; decía que le gustaba más el romance en las series y los libros que en la vida real.

—Puedo asegurarle que los chicos son buenas personas. —Sorangel intentó abogar por sus amigos, y no es que sea mentira, realmente hasta ahora estaban siendo buenas personas.

—Nadie muestra su cara mala cuando conoce a los papás de su pareja. —Mamá empezó a cortar unas rodajas de pan. —Excepto mi suegra, ella siempre será una víbora. —Todos reímos, mi abuela no era tan mala, bueno, tanto no.

—Lo único que puedo decirles, chicos, es que disfruten el momento, no dejen de estudiar jamás y, hasta donde todo sea sano, no somos ni del todo buenos ni del todo malos; siempre existirán conflictos y lo mejor es hablarlo siempre, así que solo espero que el tiempo que estén juntos, ustedes genuinamente sean felices.

—Gracias, mamá. —Tris y yo estábamos felices de que mamá reaccionara de esa forma; papá era el que podía ser algo más pesado, pero de eso se estaban encargando Prom y Lucas.

—Y cuídense, siempre cuídense y háganse pruebas; es mejor estar siempre sanos.

—Mamá, no digas esas cosas. —Me daba vergüenza que hablara de eso.

—Es mejor que hablemos de esto y tengan relaciones de manera responsable para que luego ocurra una tragedia; yo no puedo cuidarlos de todo lo que existe en el mundo y la información va más rápido, pero es mejor orientarlos a una buena educación.

—Lo agradecemos, pero creo que no es el momento. —Tristán estaba muy nervioso.

—¿Y crees que si estás con Lucas y te calienta el odio le dirás que no es el momento? —Mamá disfrutaba de hacernos pasar vergüenza. —Es una broma, chicos, realmente nadie puede obligarlos ni decir cuándo es el momento; cuando ustedes se sientan cómodos será, pero sepan que, si necesitan un consejo, pueden pedírmelo con mucho gusto.

—Los chicos son muy afortunados de tenerla. —Sorangel se veía algo triste. —Ojalá mis padres me amaran de esa forma.

—Te aman, cariño. —Mamá le dio un abrazo. —Muchos padres no saben demostrar el cariño que sienten. Con Zul me costó mucho entenderlo, y Tristán, que lo quiero como su madre, sin querer reemplazar a su verdadera mamá, que lo ama mucho más que yo, claro está, pero me costó entender muchas de las cosas que ellos me mostraron, pero el amor que sentimos por los hijos siempre puede más; todo es cuestión de paciencia.

Terminamos de preparar la cena y papá volvió con los chicos. Cenamos todos juntos como una gran familia y luego se fueron a dormir. Nosotros estábamos en la sala, como siempre; nuestras noches de karaoke eran las mejores. Ahora escuchábamos “Saliva - Fourth, Ford” y era una canción parecida a una cumbia. La disfrutamos, con la tensión más baja sobre mis padres; ya sabían con quiénes estábamos saliendo y lo habían aprobado.



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Editado: 15.04.2025

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