Había pasado una semana sin hablar con Prom, sin saber cómo estaba, sin saber cuál era su decisión, y no es que no me buscara, sino que sentía que estar juntos solo condiciona la acción que tome. Estar solo me hizo entender que, por más enamorado que esté, jamás podía dejar solos a mis amigos, porque con quien más quería estar, que eran Tristán y Marcos, solo estaba Tristán, así que era el momento de buscar a Marcos; deberíamos disculparnos.
—Hola. —dije, al momento que nos abrió la puerta; quiso cerrarla de inmediato, pero lo detuvimos.
—Por favor, tenemos que hablar. —Tristán se abrió paso. —¿O es que ya no te importamos?
—Creo que el que no les importa soy yo, porque les recuerdo que los que tienen novio son ustedes.
—Terminé con Prom. —dije—. Pero ese no es el caso, tú nos importas, ¿por qué actúas así?
—¿Estás enamorado de Zul? —Sentándose, Tristán preguntó lo que habíamos discutido. —¿O de mí?
—¿Son tan tontos para pensar que el mundo gira alrededor de ustedes? —Marcos estaba molesto, no lo entendíamos.
—Entonces dinos qué pasa, ¿dejaremos nuestra amistad aquí solo porque te molesta que tengamos pareja?
—No se trata de sus parejas, se trata de nosotros como hermanos. —Marcos lloraba, mezclándolo con algo de rabia. —Me han dejado solo; cuando más los necesitaba, estuve solo.
—Marcos, siempre estuvimos ahí.
—Todas nuestras salidas eran con ellos, siempre estaban con ellos y eso está bien, pero no debieron dejarme de lado, somos hermanos.
—No queríamos hacerte sentir excluido, tal vez si tuvieras una pareja…
—No quiero una pareja, por años se los expliqué, no es algo que sienta necesario, soy feliz con ustedes, son mis hermanos.
—¿Y entonces no debemos tener pareja? —pregunté extrañado.
—No me importa con quién están los dos, es su problema, pero somos hermanos, debemos tener tiempo de calidad juntos; simplemente vernos con sus parejas hace que no podamos hablar de los temas que siempre hablamos. Ya no hay noches de series, ya no hay noches de lecturas, ya no hay karaoke de hermanos.
Entendía lo que decía, sabía que últimamente estábamos más concentrados en que todo saliera bien en nuestro lado romántico y que habíamos descuidado mucho a Marcos, quien también merecía nuestra atención.
—El amor de las parejas no puede ser comparado o puesto en una balanza con el amor de los hermanos o de los amigos, porque no somos hermanos de sangre. Pero de la misma forma que su pareja, necesitamos siempre nuestro vínculo.
—Te queremos, Marcos. —Nos acercamos a abrazarlo.
—Perdón si creen que esto es tonto, chicos, pero no quiero perderlos.
—Jamás vas a perdernos.
—Gracias por venir.
Así que, con la situación resuelta, empecé a contarles lo que estaba sucediendo con Prom y cómo estaba ignorándolo porque creía que era lo mejor para que pudiera decidir ir a entrenar al extranjero sin tener el miedo de tener que quedarse aquí por mí y así era mejor para que no me doliera tanto cuando deba irse.
—¿Y no es mejor disfrutar del tiempo que le queda aquí? —propuso Tristán.
—¿O van a terminar definitivamente? —preguntó Marcos.
—No lo sé, creo que nunca había pensado en nosotros con una relación a distancia, por el hecho de que estudiamos en la universidad y nos vemos todos los días, saber que estaremos por dos años separados.
—Pero no se quedará a vivir allá. —Sé que Marcos quería ayudarme.
—¿Y si le gusta vivir allá?
—¿No crees que le gustas más tú? —El apoyo de Tristán siempre había sido algo que agradecía de la misma forma que el de Marcos.
—Es increíble que tú pienses que es bueno quedarse con las dudas. —Ya extrañaba los regaños de Marcos.
—Es que se pone pendejo si sabe que su hombre se va. —Tristán también extrañaba esto.
—La idea es que me ayuden, no que me hagan sentir peor.
—Es que quien, en su sano juicio, cuando le cuentan algo, solo dice. —Tristán empezó a dramatizar como si fuera yo: “Ay, creo que lo mejor es que terminemos entonces, Chococrispis, porque no sé qué decirte".
—¿Chococrispis? —preguntó Marcos.
—Es porque se cree el más rico de todos. —Tristán explicó. —El chococrispis es rico, pero ese solo es mi amado Lucas.
—¿Y a ti qué Zancudo te picó? —Sí, Marcos ya estaba de vuelta. —¿Sabes qué? Mejor no me digas que te picó; no me interesan esas cosas.
—Yo sí quería contarte cómo se dio todo, cómo me dieron todo.
—No bebé, créeme que no es algo que me interese saber; estamos en contenido para todo público. —Reímos.
Empezamos a ver series, nuestras noches de hermanos habían vuelto, y ahora cuidaría más el hecho de que Marcos no se sintiera excluido. Esperaba que Tristán me ayude; solo sé que, aunque tengamos planes como pareja, debíamos sacar un tiempo para poder estar juntos como los hermanos que éramos.
Mientras preparábamos unos pastelitos para cenar, era algo que nos ayudaba a poder contarnos los chismes de la universidad, cosas que nos pasaban o poder criticar a algunas personas juntos. Realmente amaba estar con los chicos, era algo que siempre iba a disfrutar y sé que el sentimiento era mutuo, así que siempre buscaríamos la forma de poder arreglar los conflictos que tuviéramos.