Narra Tristán.
(Hace un año)
Levantarme de la cama era un proceso que me llevaba mucho tiempo. Antes mis padres pensaban que era solo que no quería hacer nada en el día y quería flojear, hasta que pasó lo de aquel día que se dieron cuenta de que algo no estaba bien, y aún no lo estaba, pero creo que iba mejorando, o tal vez no.
Con poca fuerza, debido a que no lograba conciliar el sueño, me levanté, pasando por el espejo en el que debía verme todas las mañanas, pero sintiendo el mismo asco que todos los días simplemente corría de ahí.
Bajé a la cocina mientras mamá hacía el desayuno, como siempre acompañada de la radio. Como ella, estaba acostumbrado a hacer cosas con música; así concentraba mi cerebro y lograba poder hacer las actividades que me tocaban.
—Buenos días mamá —Salude. —Bendición.
—Buenos días, hijo, ¿cómo estás hoy?
—No sé, hoy es otro día. —Mama, ahora quería entenderme, sé que se esforzaba porque en su juventud nada de esto era real, estar dañado mentalmente era algo de lo que no se habla, pero sé que se esforzaba en intentar entenderme, así que decir “Hoy es otro día” fue la clave que encontramos para saber que no me encontraba bien emocionalmente.
Era como si mi cerebro no tuviera la capacidad de estar feliz; es como si hoy todo iba a salir mal y sé que terminaré llorando en mi cuarto, aunque ahora no puedo tener nada en mi cuarto con lo que me pueda hacer daño.
—¿Algo en particular te hizo sentir así? —preguntó mamá con cautela, muchas veces no quería que ella tuviera que pagar estas situaciones, ojalá tuviera un hijo normal.
—No, como siempre creo que soy una mierda.
—En el fondo sabes que no lo eres. —Se acercó a abrazarme. —¿Quieres hablar o prefieres que simplemente te acompañe?
—Creo que estaré bien. —Sé que estaba preocupada con lo que pudiera pasar.
—Déjalo fluir. —Me abrazo. —Tómalo con calma mi amor.
Desde pequeño, sé que me gustaban los chicos; creo que es algo que siempre estuvo ahí, pero que quería ignorar teniendo algunas chicas que fingían ser mis novias. Tal vez eso fue lo que me hizo llegar a donde estaba: ellos no estaban preparados para tener un hijo gay y que ahora no sepa cómo identificarse.
Todo era un caos.
Yo era un caos.
No servía para estar en este mundo.
—¿Te quieres cortar el cabello? —dijo mamá, sacándome de mis pensamientos; sé que no le gusta que esté sobre pensando. —Sé que es un proceso que debes hacer solo, Tris, que nada de lo que te diga te hará sentir mejor luego de tantos años que te hicimos daño, pero me preocupas.
Creo que en el fondo ya no sentía tanto odio hacia ellos. Digo que fue la mejor forma que encontraron para actuar, tenían miedo y fue la forma cómo reaccionaron, aunque a veces pienso en cómo hubiese sido mi vida siendo normal, o que ellos hubiesen reaccionado de una forma distinta.
No creo jamás salir de aquí.
(Actualidad)
—¿Hoy vendrá Lucas? —preguntó mamá.
—Sí. —dije con una sonrisa.
—Siempre le agradeceré por amarte; jamás te había visto sonreír tanto. —Se veía más aliviada. —¿Tú crees que él te sacó de ese hueco?
—Creo que hoy entiendo que no me saco, pero me dio la mano. —Recordé una de las conversaciones que tuvimos. —Él me ayudó a ver la vida desde otro punto de vista, mamá, me enseñó que mi prioridad debe ser yo, sin importar lo que piensen los demás.
—Y con respecto a que aún no descubres quién eres, ¿cómo lo toma él?
—Pues, él dice que sea un chico o una chica, él se enamoró de mi corazón, incluso preguntó si era mejor por los momentos referirse a mí como una chica, pero creo que, por los momentos, considerando que aún no estoy seguro, que use pronombres masculinos, para mí está bien.
—Espero que duren hasta que sea sano. —Palmeo el espacio libre del mueble para sentarme con ella y así hice, dándole un abrazo. —Es cierto que el amor no cura, pero acompaña. Al final, siempre fue cierto que en el momento donde tú te sentías más cómodo, fue que pudiste avanzar. Solo espero que, si en algún momento lo tuyo ya no es una relación sana, puedas salir de ahí, con la certeza de que nosotros te amamos.
—Gracias, mamá. —Entendía que ellos no querían que dependiera de la única persona que me ha aceptado de una forma romántica, pero realmente Lucas me había ayudado tanto en cómo veo las cosas, porque él no es quien me cambió, cambié yo, porque no quería estar toda la vida queriendo morir, porque quería disfrutar de las cosas y de él. Podía perderlo porque las personas se cansan de intentar salvar a alguien que está dañado.
El toque de la puerta indicaba que había llegado Lucas, así que fui a abrirle. Siempre se encontraba vestido de manera formal, con un perfume que inunda toda mi nariz de una forma que se sentía tan atractivo.
—¿Puedo pasar o te quedarás viéndome un rato más? —le gustaba hacerme sentir incómodo, pero luego del tiempo juntos, ya estaba acostumbrado.