Balas De Amor

♖CAPITULO DOS♖

ODIO LAS FALDAS

Samanta

Ayer fue un largo y grandísimo día esperó que hoy me pase lo mismo, aunque sería una mentira porque siempre vivimos una montaña rusa llena de emociones que ni nosotros mismo esperamos, es como todo, nosotros no sabemos qué día vamos a morir así sucede cuando nos levantamos todas las mañanas sin saber que va a pasar «¿Moriremos o no?, ¿Sera nuestro mejor o peor día? Solo hay que vivir la experiencia y esperar» me encontraba justamente en la sala de disparos practicando como siempre hasta que escuche la puerta y sabía que era mi primo con su olor tan particular a frutos tropicales.

 

—Te odio.

 

—Me amas…

 

—Lo sé —Sonrió para darme la vuelta—. ¿Hace cuanto que llegaste?

 

—Hace como ¿Dos minutos? —Dudo—. Estaba fastidiado, no tengo muertos por analizar.

 

—¿En serio?

 

—Si.

 

—Las nenas están creciendo ¡Eh! —Señala con su cabeza mis pechos.

 

—Estúpido

 

—De algo hay que convencer a los profesores ¿No? —Suelta una risa delicada que se podía escuchar hasta el otro pasillo.

 

—Cállate, pervertido —Le doy un leve golpe en su pecho hasta que suena los altavoces para dar un comunicado.

 

Por favor, se le pide de suma urgencia asistir a la sala de juntas el grupo del jefe general Christian Evans y a parte que estén presente su hija la señorita Samanta Evans y su sobrino Charlie.

Fin del comunicado.



—¿Vamos?

 

—Vamos…

 

Llegamos a la sala de juntas que es sumamente amplia con una gran mesa que encima se encontraban botellas de agua mineral y algunos blocks de notas, al frente una pantalla para mostrar diapositivas graficas u otra cosa que se puedan presentar digitalmente junto con una enorme ventana completa que a su derecha resaltaba ese sofá rojo para ambientar. Mi padre habla con su equipo dando una explicación breve de lo que iban hacer mientras que yo estaba jugando Mario Kart con mi primo.

 

—Me lleva… —Susurré.

 

—Eso te pasa por enviarme el caparazón azul.

 

—¿Entendieron? —Pregunta mi padre tomando unas carpetas de color azul— No quiero abertura de esto ya que el jefe del FBI estará al tanto de sus movimientos, cualquier información o paso inexistente a esas personas tienen que informarle a él ¿Queda claro?

 

—Como el agua jefe —Contestan todos en coro,

 

—Bien, se pueden retirar…


—Eso no se vale —Gruño guardando mi DS molesta y mi primo se ríe por su victoria.

 

—Tienes que comprarme mis dos kilos de gomitas.

 

—No me queda de otra —Mientras que todo el equipo de mi padre pasaba al frente de mí saludándome—. ¿Qué?, ¿Me ven cara de miss universo para estar saludándolos a todos ustedes? Fuera, fuera —Los corro.

 

—Pero que agresiva solo te estaban saludando y admirando tu belleza.

 

—Admirando de que no me pueden tenerme entre sus patas, mejor dicho —Contestó.

 

—A veces me pregunto si crie una princesa o una presidiaria —Mi padre se cruza de brazos.

 

—Una princesa presidiaria —Se burla mi primo y le doy un golpe en su brazo, pero no paraba de reírse.

 

—Cállate…

 

—Ya dejen de pelear y acérquense —Nos dice mi padre para tomar asiento y yo poso mis piernas encima de la mesa—. Lo que les quiero explicar, Samanta baja los pies de la mesa ¿Cuántas veces te tengo que decir?, eso no es un apoyador es una mesa para dialogar.

 

—Bien, ¿Qué nos iba a decir? —Bufo bajando los pies.

 

—Los enviaré a una encubierta que justamente les estaba explicando hace rato al equipo —Se sienta en la orilla de la mesa—. Pero les diré resumidamente para que entiendan ya que no estaban prestando atención mientras jugaban Mario Kart.

 

—Levántese señor Christian que eso no es para apoyar trasero —Suelto mientras sonreirá—. Es una mesa para dialogar.

 

—De esta no te salvas —Me señala levantándose y mi primo explota de la risa.

 

—Ya pues, ¿Es sobre los estudiantes que trafican las drogas a su cuerpo? —Pregunta mi primo.

 

—Correcto, pero ustedes serán clase a parte para mi información quiero que sean como “los nuevos estudiantes”, algo simple porque ni el jefe del FBI sabrá que ustedes irán y sé que son experto hackeado cualquier dispositivo tecnológico, serán una información directa para mi ¿Entienden?

 

—Claro ¿Cuáles son los informes y como nos llamaremos?

 

—Charlie te llamaras Harry y Samanta, Clara —Nos entrega una carpeta gris a ambos—. Serán hermanos transferido desde New York sus uniformes como ven, los chicos usan camisas azules celestes con pantalón oscuro, las chicas franelas rosadas junto con faldas grises y medias blancas hasta las rodillas.

 

—¿Sesgos?, ya sabes esos desproporcionados a favor o en contra de una cosa.

 

—Odio las faldas papá y lo sabes…

 

—Algo semejante pero no tanto —Le responde a mi primo y voltea a verme—. Y cariño no puedo hacer más nada si yo fuera el director de esa preparatoria con gusto yo hubiera incluido a las chicas pantalones en su uniforme.

 

—No puede ser —Me quejo bajito.

 

—Eso es todo, por favor no metan la pata, Charlie…


—¿Dígame tío?

 

—Por favor, vas a una encubierta como un estudiante normal no como un microondas ¿Estamos?

 

—Soy irresistible, pero haré el intento —Le guiña un ojo.

 

Ambos nos reímos, hasta que las horas pasaron y es donde regresamos a casa para practicar nuestro discurso de presentación para los alumnos igual que entregar nuestros pasaportes, ordenes de planillas, acomodar las maletas, sé que sera después de una semana, pero siempre hay que hacerlo antes ya que somos un poco desprevenidos.




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