Balas De Amor

♜CAPITULO TRES♜

¿QUIEN ES ALEXANDER MONTENEGRO? 

Alexander

Me encontraba en mi baño terminando de ducharme después que había tenido sexo con una chica de la semana pasada para ser sincero no es nada irrelevante porque es un simple pasatiempo como me profundizo completamente en el trabajo y para olvidarme de muchas cosas que rondan en mi cabeza con esa ansiedad que arremete contra mí me desahogo llamando una chica de cualquier línea erótica.

Tomé una toalla para cubrirme la parte de abajo luego salgo de mi habitación para apoyarme de la ventana mientras me secaba con una toalla pequeña mi cabello mojado. 

No es que sea el típico hombre que quiere hacerle un mal a las chicas con la que se me atraviese la verdad no tengo ese tipo de cualidad para hacer perjudicar a una persona a menos que sobrepasen esos límites tampoco suelo ser presumido me conformo con todo lo que luchado para estar donde estoy soy padre, esposo e hijo ahora solo soy un hombre tratando de mejorar hice una tregua con mis demonios y comencé a vivir.

Ahora soy el nuevo Alexander Montenegro, jefe del FBI, empresario, presidente de la academia interna en Canadá, especialista en armas blancas y de fuego, ex capitán de corbeta en España y para finalizar atleta ¿Qué soy perfecto?, para nada, no estoy orgulloso de lo fui en el pasado.

 

—Hasta luego… —La chica de cabello castaño salió ya vestida de la habitación para darme un beso en la mejilla.

 

—Adiós. —Me despido a medias porque ahora soy malo recordando los nombres

 

—Me llamas... —Hace señas con sus manos para abrir la puerta y poder irse.

 

Suelto un suspiro para regresarme a la habitación y cambiarme de ropa por algo sencillo con una camisa negra arremangada un poco en los puños dejando ver mi reloj dorado en mi mano derecha con dos botones sueltos, un pantalón gris juntos con unos zapatos marrones que hacían juego con el cinturón. Situó en mi dedo índice un anillo y otro en el anular para dirigirme a la cocina abro el pequeño gabinete para sacar unas de mis pastillas e ingerirlas, cojo las llaves del auto para terminar de salir.

Llegue a mi agencia la cual había mucho movimiento, me quito los lentes oscuros para subir las escaleras y esperar que abran las puertas donde se encontraba Julieta mi secretaria.

 

—¿Qué me tienes Julieta? —Preguntó mientras le daba un sorbo a mi café con leche helado.

 

—Ya le enviaron los expedientes de cómo se llamará su equipo para la encubierta en Miami donde también se incluye el equipo del señor Christian Evans.

 

—Las leeré, ve preparando la reunión los quiero en treinta minutos —Tomó las planillas para alejarme hasta que llega Julián— ¿Qué ocurre?

 

—Tiene una llamada entrante del señor Christian que quiere hablar con usted.

 

—Bien, mándalo a la línea uno —Abro la puerta de mi oficina y me acerco para recostarme un poco para atender—. Christian…

 

¿Cómo haz estado Alexander?, ¿Te llegaron las planillas sobre la encubierta? es un excelente equipo el cual está también los que quieres cubrir cada uno tiene un rango en donde se van a ubicar precisamente. Y otra cosa, no puedo hacer nada sobre el nombre, es estúpido, pero lo lamento.

 

—Si estoy inspeccionando y se ve que es un buen equipo —Me fijo mientras leía lo que había redactado mi secretaria—. También que está organizado adecuadamente, respecto al nombre correspondido para la encubierta no me he fijado.

 

Si, mi esposa me ayudó en eso sobre organizar porque para serte sincero soy muy malo para eso.

 

 —¿Es una broma? —Abro la carpeta de color rojo para inclinarme—. ¿Es una broma?, ¿A caso me vieron cada de caricatura?, Mac Queen —Respondí algo disgustado.

Patético, lo entiendo, pero no es mi culpa porque si no… ¿Qué pasó?

 

Escuche el estruendo de un portazo que me aturdió tanto como para separar un poco el celular de oreja alzo las cejas impactado como si fuera un hombre que hubiera entrado.

 

¿Quién diablos es el puto Alexander?

 

Dice una voz femenina que me deja paralizado con su hermosa y delicada palabra de princesa «Espero que entiendan mi sarcasmo» me levanto para darle otro sorbo a mi café.

 

—Si está bien, no te preocupes, te mantendré al tanto de todo —Comentó para cambiar supuestamente la tensión que se había formado.

 

Bien, te dejo, me tienes a tanto.


Él cuelga y caramba ¿Tanto aborrecimiento me tiene esa misteriosa chica? Aunque por el fuerte sonido por algún momento analice que era un hombre a punto de matarlo, no deseo mal a alguien solo me lo imaginaba supuestamente, me giro al escuchar la puerta y era nuevamente mi secretaria.

 

—Jefe, ya comenzó la reunión.


—Voy para allá.

 


──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

 



Samanta

Llegué a la agencia esta mañana, pero había mucho movimiento donde todos se encontraban hablando por los teléfonos, solo pensé que mi padre hizo una reunión de último minuto porque se encontraba molesto, pero no fue así, con decir que Gustavo siempre anda detrás de mí preguntándome cosas sobre la dieta, ejercicios que nunca cumplo y cantidades de cosas fastidiosas.

Pero en realidad todos me sacaron de mis casillas al escuchar muchas veces ese nombre “Le estoy enviando los documentos a Alexander”, “Estoy haciendo las planillas que remitió Alexander” pero me estaba obstinando de que nadie me daba contexto de la situación así que me dirigí a la oficina de mi padre.

 

 —¿Quién diablos es el puto Alexander?




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