Balas De Amor

♖CAPITULO CATORCE♖

SUPLANTAR

PARTE UNO

 

 

Samanta

Amanecí con unas ganas de separar las cabezas del cuerpo al primero que comienza fastidiarme la paciencia ¿Cómo se atreve a decirme que si estaba en mis planes tener sexo con él?, ni sabía que era un el famoso jefe del FBI porque si hubiera sabido desde el principio nada de esto hubiera pasado, pero por los momentos no ha fastidiado la vida como lo hacen otros seres humanos que no diré nombre.

 

—¡Amor de vida!

 

No termino de bajarme para quitarme el casco y me abraza como si fuera un peluche «en estos momentos necesito un baygon en mi vida para que esta chiripa se aleje de mi» lo empujo alejándolo de mi quitándome el casco.

 

—Suéltame pedazo de aborto…

 

—Pero mi amor ¿Por qué estas molesta?

 

—No quiero verte ni aquí ni en mi vida ¿Entiendes?, supérame lo de nosotros fue algo del pasado.

 

—Uno vuelve donde fue feliz y tú eres mi felicidad el destino nos quiere juntos.

 

—El destino no sabe en qué parte del mundo ponerte

 

—Sam yo te amo…

 

—Me engañaste con una periodista en mi propia cara diciéndome que yo no era suficiente para ti ¿Y así me dices que me amas?, no seas estúpido Paolo ubícate en tiempo y espacio.


 

—Mi vida

 

—No me digas “mi vida” porque yo no soy parte de la tuya ni tú de la mía, así que comprarte un bosque y piérdete —Me doy la vuelta para entrar a la agencia.

 

—¡Claro lo haces porque Gustavo esta detrás de ti como perrito faldero! —Escucho lo dices haciéndome dar voltear—. Obvio ¿Qué se puede esperar de una drogadicta como tú?

 

Me acerco a él sacando debajo de franela mi arma cargada para apuntarle en la cara.

 

—Primero que nada, a mí me respetas porque desde que yo tengo uso de razón tú tampoco eres un santo ¿Quién eres un hombre o novio ejemplar? —Lo apunto en la frente—. Además ¿Cuál es el problema que tenga tantos hombres para elegir detrás de mí?

 

—Soy un novio ejemplar que no me valores es tú problema.

 

Suelto una risa sin quitarle el arma de su rostro.

 

—Querido, perro es perro y donde le den comida come.

 

—Y tú eres comida de Gustavo porque las oportunidades de comerte sera difícil para él

 

Le doy un cachazo con el arma golpeándole con mi pierna sus pelotas haciéndolo caer del dolor.

 

—¿Y sabes porque ninguna mujer te va tomar enserio?, por ser tan cobarde, estúpido, ridículo y poca cosa al decirle malos comentarios a una mujer sacándole en cara las ayudas eso jamás se perdona ¿A caso te dio la vida un cerezo?, no querido te lo dio una mujer que te mantuvo nueve meses en su vientre para que vengas tú de la gran cosa tratar de destrozarlas ubícate porque no todas las mujeres es tan hechas de flores bonitas y brillo de luna algunas son de fuego, rectitud y magia  —Lo sigo apuntando—. Lárgate antes que me arrepienta y te meto dos pepas por la cara.

 

Él se levanta quejándose para subirse en su auto y sigo mi camino entrando a la agencia preguntándome a mí misma ¿En dónde tenía los ojos cuando me fije de él y el resto por primera vez?, la vida te pone a prueba tantas cosas que luego de la tormenta es que reaccionamos ¿Qué cuesta quererme? De que alguien llegue a mi vida para hacerme reír llenándome de momentos hermosos y darme cuenta que si gane arriesgándome, pero no

Tantos cielos por volar y me enamore de las jaulas.

Ahora me encuentro sentada en la sala de entrenamientos ni siquiera he comenzado calentar mi cuerpo.

 

—¿Sam?

 

Alzo mi rostro escuchando la voz de Gustavo que me saco de mis pensamientos.

 

—Lo siento, estaba…

 

—Perdida en tus pensamientos se notaba —Se acerca sentándose a mi lado.

 

Gustavo es un moreno alto de ojos grises de mirada penetrante, su cabello café oscuro haciendo el contraste perfecto con un cuerpo bien trabajado «como todo entrenador» pero es a veces un obstinado, odioso y estricto, en su brazo tiene un tatuaje de un león con corona y encima hay una brújula más abajo unas líneas curvas que hacen juego con un ojo de la providencia llamando mucho la atención

Fue entrenador de mi hermano cuando apenas estaba comenzando nuevo en la agencia de mi padre luego subieron su rango como profesor de los nuevos integrantes y entrenarlos para que sean soldados, guardaespaldas o agentes especializados de la CIA.

 

—Estoy calmándome para no soltar mi ira y no matar a nadie —Suelta una risa y me fijo en que tiene un inmovilizador en su brazo—. ¿Qué te paso en el brazo?

 

—Ayer me lo lastime entrenando unos de los chicos en el gimnasio donde trabajo y por eso no pude venir ayer todo fue muy rápido.

 

—Ya veo…

 

—Te quiero pedir un favor solo por cuatro días

 

—¿Qué?

 

—¿Me puedes suplantar en las peleas?, por favor te lo pido no quiero perder mi puesto como peleador.

 

—Sabes muy bien que deje hace mucho tiempo las peleas igual que el motocross hasta puedo creer que perdí mi toque.

 

—Jamás se pierde el toque, por favor solo por cuatro días —Con su otra mano acaricia mis nudillos con cuidado—. No estarás sola un compañero de hace mucho tiempo te va acompañar es como un “manager” si se le puede decir así.

 

—¿Y cómo se llama tu compañero?

 

—Si aceptar podrás conocerlo es de confianza

 

—Que mis padres no se enteren de esto ¿Estamos?

 

—Te lo prometo pero dame tu número que no lo tengo registrado —Saca su celular.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.