Balas De Amor

♖CAPITULO DIECISEIS♖

SOY UN POBRE DIABLO

Alexander

Por la mañana el frio es intenso al punto de empañar las ventanas de mi auto y tuve que activar los parabrisas lo que paso ayer no fue la mejor forma de tratar a Samanta la necesitaba, pero no medí mis palabras porque mi versión ebria actúa de una forma arrogante no se lo merecía, me siento culpable de mis actos como idiota.

Ayer mi hermano cumplió su aniversario de muerte pero no tuve tiempo en visitarlo a su tumba porque todo llego como la presión de un rayo a mi cabeza que no me sentía bien para verlo, me siento agotado, vacío, solo fingiendo que soy una persona completa, es cierto que tengo a mis hijos pero tiene razón Sharon en convertirme antes en un padre ausente tratando de recuperar el tiempo perdido haciéndolos sonreír aunque me sienta agobiado tras un largo día de trabajo abrazarlo y quedarme hasta por las noches contando historias, ellos no tienen la culpa de mis problemas psicológicos más lo de su madre porque hay que evitar eso los niños son una esponja capaz de absorber los problemas de adultos la cual no se pueden involucrar.

Mientras me sentía contento recuperando ese tiempo llega ella para enviarlos a un internado y eso me sacó de quicio de cualquier manera, si antes no pude disfrutar cada uno de sus logros porque trabajaba de mesero, stripper y repartidor de comida para mantenerlos perdiéndome los primeros pasos de John, sus primeras palabras a Jhonander se le había caído su primer diente de leche.

Y cuando los veo corriendo a mi para abrazarme diciéndome que me extrañaban el corazón se me parte en mil pedazos.

Bajo de la camioneta en toda la entrada del cementerio y desde lejos veo un Audi negro empañado igual pero solo me concentro en activar el seguro para entrar a lo mejor también es una familia cualquiera para visitar algún ser querido, camino por el área de los grandes boxeadores fijándome de lejos hay alguien sentado en la grama cerca del gran árbol deshojado es una figura femenina de espalda y se escucha su pequeño llanto, sigo hasta llegar a mi destino que es la tumba de mi hermano me acerco para sentarme apartando esas hojas secas dejando a la vista su nombre con borde dorado.

“Jacob Gabriel Montenegro”

Extraño esos pequeños momentos donde habíamos compartidos con mi madre todo nuestro mundo se reiniciaba por completo porque no nos faltaba nada en lo absoluto éramos unidos porque mi padre nunca vio por nosotros desde que éramos pequeños mi madre no tenía suficiente dinero para pagarnos una niñera y me dejaba con mi hermano en ese tiempo él cursaba la secundaria

Los recuerdos llegaban sin avisar navegando por mis pequeñas lagunas mentales observando el cielo sintiéndome como la mayoría de las veces, solo.

Voy a intentar perdonarla de nuevo sé que ella es el cielo, pero arde como infierno intentando demostrar su lado bueno, aunque me tenga que hacer cenizas, mi carácter siempre va hacer atravesado por todo y se merece una disculpa mía al tratarla así.

 

 

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

 

Fui luego a una cafetería para comer algo y después a una joyería casi centro de la ciudad necesito comprarle un pequeño detalle para ella, aunque no sé lo que específicamente le gusta en realidad intentare no comprarle algo básico, la última vez que estuve con ella me fije en sus pies son hermosos con ese color blanco haciendo un tono maravilloso. Últimamente he descubierto fetiches fuera de lugar fijándome en detalles que las mujeres le quedan hermoso, manos, pies, labios, cabello, piel y tiene la esencia de muchas.

Me acerco al mostrador. 

 

—Buenas, quiero ver los diseños de tobilleras —Le dije a una señora de cierta edad con lentes.

 

—Deme un momento…

 

Ella se levanta con cuidado para ir al fondo y escucho que me llega un mensaje desde mi celular al sacarlo de mi bolsillo para leerlo.

 

GUSTAVO

Recuerda que Samanta hoy tiene tres peleas.

 

Ruedo los ojos porque es un fastidioso como si no me supiera los horarios que ella tiene para que pueda pelear, me fijo que la señora regresa con mini mostrador con tobilleras de detalles hermosos.

 

—Toda son muy bonitas.

 

—Cada una de ellas tienen un significado ¿Es para su novia?

 

—No, es para una conocida.

 

—Así dicen todos y al pasar de los años viene la misma persona a comprarle un anillo de compromiso.

 

—No vamos creo que lleguemos a “casarnos” suficiente con lo que estoy pasando.

 

—Los años que tengo no son por nada en esta vida llegará una persona capaz de quererte, te elegirá a ti llenando tus días de sonrisas, arriesgándose para jugársela por ti ahí es donde te va elegir el resto de su vida —Se fija en unos modelos con cuidado.

 

—Somos muy diferentes que no llegaremos a eso…

 

—El sol y la luna también lo son.

 

—¿Qué trata de decir con eso?

 

—Había quedado decidido que el sol iluminaria el día y la luna la noche, siendo así estarían obligados estar separados dándose cuenta que nunca más se encontrarían quedándose con la inquietud ambos concedieron un brillo, ella iluminaria noches frías y calientes encontrándose con los enamorados para que sean protagonistas de hermosas poesías mientras él tenía su título de nobleza “Astro Rey” por iluminar durante el día siendo el más importante entre los astros —Con una pinza toma el hilo encerado encajando en la misma un zafiro azul—. Luna entristeció mucho más con ese terrible destino y el sol tuvo que darle fuerza para ayudarla aceptando lo concedido por Dios aun así su preocupación era tan grande que le pedio a él “Señor, ayuda a luna por favor ella es más frágil que yo y no soportara la soledad” Dios y su grandiosa bondad creo las estrellas para que le hicieran compañía para ella cando se sienta triste recurra a ellas y aunque las mismas hacían todo para consolarlas casi nunca lo conseguían así que ambos vivían de esa forma, Sol fingía estar feliz y Luna no lograba disimular su tristeza.

 




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