Balas De Amor

♜CAPITULO VENTICINCO♜

EL INFIERNO DE LOS O’CONNER

 

Los O’Conner

Dispuestos a tenerlo todo sin importarle quien se le pueda atravesar en su camino siempre van a querer conseguir la forma de obtener lo que quiere porque así son ellos, no les importa mancharse las manos de sangre, son demonios con caras angelicales con tal de hipnotizarte con sus palabras, belleza y caballerosidad.

Nunca terminamos de conocer a las personas por completo y ellos son el gran ejemplo de que las apariencias engañan mientras más luzcamos figurar algo perfecto más demonios tenemos dentro buscando un infierno más grande para desplazar el fuego de la maldad y avaricia.

Disfrutando en dañar y pisotear a las personas que tienen al lado para sentirse superiores

Nicolas y Michael O’Conner

Aliados de la mafia alemana idóneos de arder su infierno como le dé la gana, pero detrás de cada figura maligna hay una mujer dispuesta a empeorar la situación con una belleza capaz de hacer pecar en tan solo un paso una bruja de espíritu libre, alma salvaje y ojos llenos de estrellas, no hay mentiras en su fuego, le enseña al diablo como ser malo.

Una mujer callada es como una pistola con silenciador.

No confundas el silencio con debilidad porque nadie planea un crimen en voz alta.

 

 

20:30

 




 

 

 

 

Alexander

Se me hizo la hora de ir al evento y decido colocarme un traje sencillo nada extravagante una camisa manga larga blanca, pantalón, chaleco, corbata, chaqueta y zapatos casuales de color negro, busco entre las gavetas un reloj de oro con detalles brillantes abrochándolo en mi muñeca derecha mientras en mi dedo anular me coloco un anillo portando un rubí redondo y mi mano derecha una simple pulsera del mismo valor.

 

—Algo me falta —Susurre pasando el peine por mi cabello pausadamente con algo de gel.

 

Deje el peine un lado del lavamanos abriendo la puerta del espejo dejando a mi vista todos mis perfumes, me fijo en el frasco cuadrado de color azul alejando su tapa y con mi dedo índice aplicarlo en la base de mi cabeza lo deje en su lugar cerrando todo.

Busco un pequeño micro para colocarlo en mi canal del hélix de mi oreja, activo el botón de seguridad cerrando ventanas y apagando luces. Salgo del departamento viendo que me enviaron el auto por parte de la encubierta.

 

—Buenas noches señor Alexander —Me saluda el mayordomo abriendo la puerta trasera del auto.

 

—Buenas noches Marcelo —Dije mientras entraba para acomodarme en el asiento y abro una pequeña caja encontrándome con la tarjeta de invitado que normalmente recogen en la entrada para verificar el código QR, había un antifaz negro con bordes dorados como especies de una enredadera junto con una nota.

“Espero que pases bien esta noche Señor Montenegro”

S.E


Relamí mis labios soltando una pequeña sonrisa mientras guardaba en mi bolsillo la nota, hasta fijarme que nos estábamos acercando al evento y me coloco con cuidado el antifaz cubriendo solo esa parte de mi rostro. Marcelo estaciona al frente bajando para dar la vuelta y abrirme la puerta, baje la primera pierna alzándome hacia arriba saliendo por completo del auto abrochándome mi traje, alzo mi rostro lanzando una mirada de león cazando su presa dirigiéndome con un porte firme a la entrada.

 

—Bienvenido al evento The nights of the masks ¿Me puede dar su tarjeta de invitación?

 

—Claro aquí tiene… —Lo saque de mi bolsillo para entregárselo y comienza observarlo.

 

—Adelante señor Leonardo su amigo Mariano lo espera en su mesa, disfrute la noche.

 

—Gracias.

 

Al entrar no me sorprende que hayan elegido uno de los salones más grande con muchos meseros, cada invitado usa su antifaz «tiene sentido su temática porque todos son unos falsos ocultándose detrás de una máscara fingiendo ser excelente matrimonio, personas y empresarios» me acerco a la mesa donde está sentado Toro.

 

—¿Ya llegaron? —Le pregunte limpiando mi traje.

 

—Están llegando los invitados poco a poco porque “los reyes de la noche” son los últimos por llegar para llamar la atención —Dijo él dándole un sorbo a su vino blanco—. ¿Qué sabes de ella?, es que aún no llega.

 

—Ni idea, no responde mis mensajes.

 

—Te quería decir que hay meseros usando la estrategia en hablar al idioma correspondiente en cada mesa. —Me informa—. Cada parte del club tiene francotiradores en las áreas más cercanas así que es mejor no meter la pata.

 

—Sí lo sé —Hago una seña discreta llamando al mesero.

 

—Buenas noches señor dígame ¿Qué desea?  —Preguntó el hombre.

 

—Un vino Barolo por favor —Ordené.

 

—Muy bien, con su permiso —Hace una reverencia para alejarse de nuestra mesa.

 

—¿Sabes lo caro que es ese vino? —Toro me mira dejando un lado la copa.

 

—No me importa para eso trabajo —Acomodo mi reloj—. Y compro lo que quiero sin ver o preguntar el precio.

 

Cuando las horas pasaron me dieron mi vino, invitados llegaban sin parar, pero me desespera ver a Charlie y Samanta no la veo en ningún lado del salón. Meneo un poco la copa en mi segundo trago al fijarme como todo retomo un movimiento rápido limpiando algunos espacios y el sistema se seguridad aumentaba.

Escucho sonido a través del micro reportándose el primo de Sam.

 

Aquí cero cinco




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