Balta

Kashta

Con tan solo 7 años ya era capaz de derribar un Murta con nuestras lanzas, esas bestias de abundante pelaje y excesiva fuerza a las cuales había que acechar con inteligencia antes de asestar la estocada en su sien, una sola oportunidad, ya que si fallabas te verias forzado a enfrentarte cara a cara contra él y creeme, nadie que conozca ha sobrevivido nunca a un encuentro cuerpo a cuerpo contra un murta. 
Mi padre fué mi mentor hasta el kashta, la celebración de mi transición a la vida adulta, a los 16.

-Ya eres un hombre hijo, llegó el momento que tanto habías esperado. 
-Si padre, la verdad no creí que este día llegaría tan rápido. 
-ja,ja,ja aún recuerdo cuando corrias alrededor del lago y ni siquiera eras capaz de resistir seis minutos bajo el agua. 
-Que tiempos aquellos eh? 
-Hijo... 
-Si, padre? 
-Te veo preocupado, seguro que podrás, no hay porqué sentirse así. 
-La verdad es que me aterra el hecho de pensar en salir al kashta. 
-Toma Ndars, esto me lo dio mi padre el día de mi kashta, ahora yo te lo entrego a ti- me entregó una especie de barra metálica la cual tomé con mi mano derecha- qué es?- le pregunté- es un amuleto urus, te protegerá de cualquier cosa que intente hacerte daño. 
-Muchas gracias padre- lo puse en mi cuello y procedí a salir de mi tienda hacia el centro del campamento donde todos esperaban ansiosos mi llegada. Al asomar en la entrada del auditorio, gritos de vigor me dieron la bienvenida -eh Ndars! Traeme los cascos, sabes que son valiosos-, era Tret mi amigo de la infancia, hijo del único herrero del pueblo. 
-Sí, como tú me trajiste los dientes el año pasado... 
-Vamos Ndars, sabes que mi padre usa hasta sus parásitos para sus herramientas. 
-Veré que puedo hacer, primero me preocuparé por volver entero, no quiero quedar como Jom. 
-No te has preguntado como caga? 
-Oh callate! 
-Mira! Tocarán el cuerno, la ceremonia está a punto de comenzar- en ese instante me sobresaltó el estridente rugido del cuerno que indicaba el inicio de mi ceremonia. Me despedí de Tret y avancé con paso firme frente al auditorio donde se había reunido toda la aldea para presenciar mi victoria, o mi muerte. 
-Seas bienvenido Ndars a la noche mas preciada de todo katox: su kashta- esas fueron las palabras de Malac el druida de la aldea al ver mis ojos. 
-Muchas gracias señor- dije con respeto y un poco de duda en mi voz. 
-Ya conoces las reglas, sólo tú y tu lanza, tienes toda la noche, nos veremos al amanecer. 
Asentí con una leve inclinación de cabeza, tome mi lanza, la cual habían preparado con antelación y me esperaba en un paral junto al fuego de la sala, mire a todos uno por uno antes de salir y adentrarme en la oscuridad del bosque, quizás no los volviera a ver.



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En el texto hay: fantasia, sobrenatural, fantastico

Editado: 30.04.2019

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