Banshee El Legado De Los Angeles - Borrador

El principio del fin

Daniel corría subiendo las escaleras mientras lagrimas salían de sus ojos, sumergido en miedo e ira observa su biblia encima de su escritorio y su ira se convierte en furia mientras grita: ¡POR QUE DIOS ME HAS ABANDONADO!

-¿Porque a mí? ¿Porque no me contestas? – dice Daniel alzando su mirada en desdicha.

Él sabe muy bien que él no contestara, nunca lo ha hecho, porque nadie nunca lo ha escuchado, sus ojos viajan alrededor de su habitación pero estos se quedan atrapados en una palabra de las páginas de la biblia que se volaron, Lucifer, esas palabras se repiten en su mente como eco en la noche y un pensamiento pasa por su cabeza si Dios no le contesta talvez él lo haga. Se levanta del piso para apagar la luz de habitación, agarra una vela y cerillos de su escritorio, los enciende mientras cierra sus ojos y se concentra.

-Mi nombre es Daniel Gutiérrez nunca te he hablado pero yo… si en verdad me oyes necesito ayuda, no soporto esto, y no quiero vivir más – dice Daniel con las lágrimas saliendo tirando todo su dolor por una respuesta.

-Detente – susurra una voz en medio de la oscuridad.

Daniel se levanta amedrentado mientras la vela cae y se apaga exponiendo toda la oscuridad. Congelado sin saber a dónde ir, sin saber que hacer sonidos de cadenas chocando empiezan a resonar como si alguien estuviera luchando por liberarse.

Ellos vienen, ellos vienen – susurra la voz una y otra vez mientras se acerca cada vez más.

Con todo el miedo asaltándolo Daniel cierra sus ojos y grita con todo el aire que tiene adentro mientras una mano toca su hombro con intención de calmarlo. Habré de nuevo sus ojos para darse cuenta que no está en su habitación y que se encuentra justo al frente del pizarrón de clases, sin nada más qué decir o que hacer todos los estudiantes en el salón lo observan tan desconcertados como él lo estaba – lo último que necesitaba un tipo como el aparte de ser un paria social, es que todos crean que también es un psicótico.

-Como…. ¿Qué es lo que paso? – se dice a si mismo mientras la vergüenza pasa sobre él.

-Te encuentras bien – dice un chico tocando aun su hombro con una voz suave.

Este era más alto que Daniel por lo que tuvo que alzar la mirada y asentar con un si en respuesta, sus palabras no lograban salir mientras observaba a aquel chico, sus ojos eran grandes y de un color muy verdes como esmeraldas, tan brillantes que te perdías en ellos y con un cabello rojizo peinado hacia atrás muy al estilo Archie Andrews. Daniel nunca había visto a alguien tan hermoso que no fuera algún actor de Hollywood. Detrás de él había otra chica un poco más baja pero al igual que él tenía unos ojos verdes brillantes, su cabello largo y rojizo se movían mientras se acercaba a él con una sonrisa.

-Hola me llamo Alyssa – dice mientas se detiene y le da una mirada inquisitiva – tú y yo seremos grandes amigos.

-¿Qué? – dice Daniel sin entender que fue lo que quiso decir.

-Alyssa! – dice el chico con una mirada seria hacia a ella.

-No dije nada – le responde encogiendo los hombros.

Viendo a los dos pelirrojos parados uno frente del otro, Daniel se da cuenta del parecido muy cercano que estos dos tienen. – Hermanos – se dice en su mente.

-Gemelos – dice ella.

-Gemelos – repite Daniel sonriendo por alguna extraña razón.

Mientras la realidad y la vergüenza vuelve a él, se percata de que acaba de armar un show al muy estilo de la casa de papel y de que no tiene ni una maldita idea de cómo llego al instituto, su mirada se desvía cuando alguien habla desde el fondo de la clase.

-Ya siéntate fenómeno – dice Saúl burlándose desde su pupitre con el resto de sus amigos.

-Cierre la boca joven Romero – dice el maestro Hernández con tono amenazante – Al menos alguien de aquí pude conjugar correctamente el español sin ser uno – diciendo lo último irónicamente.

-¿Quiénes son ustedes? – les pregunta Hernández a los pelirrojos.

-Mi nombre es Lycas Dupont y ella es mi hermana Alyssa – le responde el pelirrojo con un acento francés – Somos estudiante de intercambio.

Hernández envió a Daniel devuelta a su pupitre, mientras conversaba con los nuevos, pero su mente no paraba de pensar en lo que acaba de suceder, que fue toda esa alucinación ni si quiera recuerda haberse levantado esta mañana mucho menos llegar al instituto. Daniel envío sus recuerdos atrás en un intento de recordar pero nada llega a él, finalmente se rindió y se las arreglo para prestar atención a las clases mientras el maestro hablaba algo sobre la guerra de Troya y aristocracia corrupta, finalmente la campana de salida sonó y siendo Daniel el último en salir del aula, es detenido por Hernández en el marco de la puerta.




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