La familia Sun es una de las más influyentes de China. Sus negocios se han expandido por América y Europa, abarcando sectores tan diversos como el transporte marítimo y la industria inmobiliaria. Todo el imperio se encuentra ahora bajo el mando de Sun Tian, hijo mayor de Sun Huang.
A sus sesenta y seis años, Sun Huang decidió retirarse, decidido a disfrutar por fin de los frutos del arduo trabajo que realizó durante décadas. Cediendo el puesto de patriarca a su primogénito, confió plenamente en las capacidades de Sun Tian, un hombre de cuarenta y seis años, brillante y sabio, que en poco tiempo logró incrementar el capital, el poder y la reputación de la familia Sun.
Sun Tian contrajo matrimonio al concluir la universidad. Su esposa, Hu Maylin, es una mujer hermosa, de carácter dulce, comprensivo y amable. Tan inteligente como él, ha sido su compañera y aliada en el crecimiento de los negocios familiares. Se conocieron en la universidad y su amor fue tan profundo que jamás se separaron. Tras años de matrimonio, el afecto entre ellos permanece intacto.
Maylin proviene de una familia acomodada, lo que facilitó su unión con Sun Tian. Aunque la familia Hu tiene un poder ligeramente inferior al de los Sun, su estatus era suficiente para consolidar una alianza beneficiosa para ambas partes. Esta unión también afianzó la posición de Sun Tian por encima de sus hermanos menores. Ser el líder de la familia era su destino desde el nacimiento, pero no estaba asegurado. Cualquier daño a su reputación habría sido fatal. Sin embargo, todo se desarrolló sin contratiempos.
Aunque sus hermanos conservaban cierta participación, Sun Tian, como socio mayoritario y cabeza de la familia, ostentaba el control absoluto de los negocios. Su liderazgo era indiscutible, y sus hijos eran los principales herederos. Su padre lo eligió sin vacilar: la imagen de Sun Tian era impecable, su matrimonio perfecto, su esposa ideal, y sus capacidades profesionales, excepcionales.
Del matrimonio nacieron dos hijos varones: Sun Hui Shui y Sun Yan Yan.
Sun Hui Shui, el primogénito, es la estrella más prometedora de la familia. A sus veintiún años, además de estudiar con dedicación, ya participa activamente en los negocios, apoyando directamente a su padre. Trabaja con empeño, desarrolla ideas innovadoras y gestiona sus finanzas con madurez. Sueña con crear su propia empresa algún día, y Sun Tian no podría estar más orgulloso de él.
Por su parte, Sun Yan Yan, de veinte años, es un joven inteligente, pero desinteresado. Acostumbrado a que el mundo gire a su alrededor, se entrega al ocio con frecuencia, aprovechando su apellido para obtener lo que desea. Al igual que su hermano, es atractivo, pero su arrogancia lo delata en cada gesto. Narcisista por naturaleza, desprecia a quienes considera inferiores.
En la mansión Sun, los sirvientes adoraban a Hui Shui por su amabilidad y consideración, un contraste evidente con su hermano menor, quien no perdía oportunidad para menospreciarlos y hacerles la vida difícil. Yan Yan sabía bien que no era querido, pero eso no le importaba; los consideraba indignos de su atención. Lo que sí le dolía era el favoritismo generalizado hacia Hui Shui.
Desde los sirvientes hasta sus propios padres y abuelos, todos parecían preferir a su hermano. Aquella constante comparación, ese cariño evidente e injusto —según él—, fue calando en su corazón, llenándolo de celos, odio y resentimiento. Para Yan Yan, Hui Shui era el culpable de todo.
Sin embargo, Hui Shui, ajeno al rencor de su hermano, lo adora. A pesar de conocer su comportamiento, lo protege y excusa constantemente ante sus padres y abuelos.