En el hospital privado de la familia Sun, el hijo mayor de Sun Tian está siendo atendido de urgencia. Todos esperan con angustia a que el médico salga del quirófano donde el joven fue llevado tras sufrir graves lesiones y una hemorragia interna severa.
—¿Y si mi hermano muere? —pregunta Sun Yan Yan, fingiendo gran preocupación por su hermano mayor.
—¡Guarda silencio, Yan Yan, tu hermano estará bien! —le reprende Hu Maylin, sin poder contener el llanto.
—Lo siento, mamá. No quise hacerte sentir peor... Estoy tan preocupado por Hui Shui que ya no sé ni lo que digo —se disculpa abrazándola.
De pronto, Sun Yan Yan nota que su padre recibe una llamada. Sun Tian observa el identificador; se trata de los hombres a quienes les encomendó la tarea de encontrar a quienes perseguían a Hui Shui. Con rostro serio desliza la pantalla y responde:
—¿Los tienen? —pregunta con urgencia. Lo único que desea en ese momento es que los culpables paguen.
—No, señor. Las cámaras de seguridad fueron borradas. Quien lo hizo tiene mucho poder. No hay ni una sola imagen que nos dé alguna pista.
—¡Tus excusas no me sirven de nada! ¡Encuentra a esos malditos y tráelos con vida! ¡Yo mismo me encargaré de ellos! —exclama con furia. Han tocado su tesoro más preciado, y ni siquiera sabe si su hijo sobrevivirá.
Sun Yan Yan, que había seguido a su padre al escuchar su tono alterado, presta absoluta atención a toda la conversación.
—¿A quién castigarás personalmente, padre? —pregunta, entornando los ojos.
—Yan Yan, ¿por qué dejaste sola a tu madre?
—No evadas mi pregunta. Tengo derecho a saber lo que está pasando. ¿Lo de Hui Shui no fue un accidente?
—Lo fue... pero estaba escapando de alguien cuando ocurrió.
—¿Cómo lo sabes?
—Wu Biming hablaba con tu hermano. Me llamó de inmediato. Cree que tal vez intentaban secuestrarlo, pero el accidente arruinó sus planes. Lo pagarán muy caro. No le digas nada de esto a tu madre.
—Conozco a papá... Entonces, ¿significa que Hui Shui está en peligro?
Sun Tian asiente con un leve movimiento de cabeza. Juntos regresan al área de espera justo cuando el médico sale del quirófano, seguido de su equipo. La expresión del doctor les hace temer lo peor. Hu Maylin rompe en llanto descontrolado; Sun Tian intenta consolarla, mientras Sun Yan Yan observa expectante, esperando que el médico diga algo.
A la mañana siguiente, Jiang Kumiko se dirige a la universidad, donde estudia Ciencias Informáticas. En el camino, al pasar frente a un local, una noticia en la televisión llama su atención de inmediato. El corazón se le acelera y siente un nudo en el pecho al ver la imagen y escuchar el informe. Sabe que en el Clan Dragon Soul está prohibido el uso de teléfonos móviles y dispositivos con acceso a internet, así que corre a buscar un periódico impreso para poder mostrárselo a su abuelo.
Lo compra apresuradamente, busca la nota y la lee con rapidez, sintiendo cómo sus ojos se llenan de lágrimas.
«No es posible... No puede ser», piensa, profundamente perturbada por la imagen y el titular.
Sin dudarlo, corre con todas sus fuerzas de regreso al Clan Dragon Soul. Necesita hablar con su abuelo, saber qué hacer ante esta situación. Al llegar, pregunta con urgencia por Jiang Zhen, quien se encuentra impartiendo una clase de Tai Chi a los integrantes que no tenían otras obligaciones.
—¡Abuelo! —exclama Kumiko, sin poder ocultar la ansiedad que la consume.
Sorprendido por su estado, Jiang Zhen termina la práctica y, con paso sereno, la guía a su cabaña para hablar con privacidad.
—¿Qué ocurre, Xiao Kumiko? Deberías estar en la universidad —le dice, tomando asiento.
Ella no responde de inmediato. Solo le entrega el periódico, abierto en la página de la noticia.
> "Nubes oscuras cubren a la familia Sun"
"Tras un terrible accidente automovilístico en el que se vio involucrado Sun Hui Shui, primogénito de Sun Tian, la desgracia se ha cernido sobre la familia. El joven fue trasladado de inmediato al hospital privado de la familia Sun. Hasta el momento, el panorama es desalentador. A pesar de recibir atención médica inmediata, el brillante joven de veintiun años ha caído en un coma profundo. Se espera más información en las próximas horas."
—¿Y qué tiene que ver esta nota con nosotros? —pregunta el abuelo, claramente confundido. Conoce a la poderosa familia Sun, pero no le interesa su vida ni su obra.
—Mira la fotografía al lado de la nota, abuelo. ¡Es él! Es Sun Hui Shui... ¡y está en coma! —responde Kumiko, dejando caer lágrimas, cada vez más desesperada.
—¿Ahora me dirás que, como todas las chicas de Shenzhen, estás enamorada del brillante y apuesto Hui Shui? —bromea, sin comprender del todo lo que le sucede a su nieta.
—No se trata de eso, abuelo. ¡Ni siquiera lo conocía! —dice, sintiendo sus mejillas arder de vergüenza.
—¿Entonces? ¿Cuál es el problema?
—¡Él es el desconocido del que te hablé! Lo encontré, y cuando algo tiró de él, yo lo sujeté. Es mi culpa que se haya quedado atrapado en ese limbo. ¡Es mi culpa! ¿Ahora lo entiendes? ¡Seguramente estaría despierto si no hubiera intervenido!
—Jiang Kumiko... Es gracias a ti que está en esa situación —dice el anciano con voz pausada, comprendiendo finalmente el estado emocional de su nieta.
—¡Exactamente, abuelo! ¡Es mi culpa! Debo encontrar una forma de ayudarlo.
—No llores más, Kumiko —le pide con ternura, sintiendo que esas lágrimas pesan en su propio corazón—. No arruinaste nada. Al contrario, tú lo salvaste.
—¿Qué estás diciendo? —pregunta, confundida.
—No pensaba decirte esto... pero considerando que el destino está cerca, te lo diré: ese joven iba a morir. Tú lo sujetaste, negociaste por su vida y compartiste la tuya con él. Por eso se ha quedado.
—¿Qué significa eso?
—Ya lo verás. Debes esperar al destino.
—¡Abuelo, no puedo quedarme esperando! La incertidumbre y la culpa me carcomen el corazón...