Baoying

Capítulo 19

Wu Biming llegó a la mansión Sun como solía hacerlo al caer la tarde, cuando por fin concluía con sus múltiples pendientes. Hacía todo lo posible por visitar a Sun Hui Shui con frecuencia, aunque a veces pasaban varios días sin lograr verlo. Aun así, nunca dejaba de intentarlo.

—Tía Líu, ¿cómo se encuentra? —saludó con cortesía al ser recibido por el ama de llaves.

—Bienvenido, joven señor Wu. La tía está bien. ¿Viene a ver al joven Hui Shui?

—Como siempre que puedo, tía —respondió con una sonrisa amable.

—Eres un buen amigo. Creo que esta vez te alegrará mucho verlo —dijo mientras lo guiaba hacia el jardín del ala norte, donde Sun Hui Shui se encontraba acompañado de Jiang Kumiko—. Desde hace algunos días tiene una nueva cuidadora, y le está haciendo bien. No sé cómo lo logra, pero lo he notado mucho mejor.

—¿Otra más? ¿Es la quinta o la sexta? Ya he perdido la cuenta —comentó Wu Biming en tono risueño. Sabía mejor que nadie cuán difícil podía ser su amigo cuando se lo proponía—. Pobre chica... si realmente le está haciendo bien como dices, espero que no se rinda como las anteriores. Ojalá pueda soportar su amargura.

—Tengo la esperanza de que así será. Ahí están —indicó con una sonrisa.

Sun Hui Shui tomaba el aire fresco del atardecer en compañía de Jiang Kumiko. No tenía ánimos de salir de su habitación, pero con Kumiko poco importaban sus deseos. Más que su cuidadora, parecía su jefa, y él, su subordinado.

—¿No le dije que era una tarde agradable? Imagine lo que se habría perdido por sus necedades.

—Sería más placentera si guardaras silencio —replicó con su habitual tono ácido.

—¡Amargado! —exclamó ella, cruzándose de brazos.

—Eso es lo que siempre le digo —intervino una voz desconocida para Kumiko, pero muy familiar para Sun Hui Shui. Él giró su silla para ver a quien hablaba; Kumiko observó al joven de mirada vivaz y sonrisa fácil.

—Lo que me faltaba… Wu Biming —murmuró Sun Hui Shui con fastidio, lo cual solo hizo que la sonrisa de su amigo se ampliara. Sabía que, a pesar del tono amargo, su visita lo alegraba.

—¡Pero qué ven mis ojos! Prepárate, Hui Hui, voy a venir más seguido. Y más te vale no hacer sentir mal a esta linda señorita, porque si se va, te voy a linchar —dijo bromeando, dirigiendo su atención a Kumiko—. Soy Wu Biming, amigo cercano de la familia Sun y mejor amigo de este gruñón. Un placer, señorita.

—El gusto es mío, joven señor Wu. Mi nombre es Jiang Kumiko —respondió ella, esbozando una ligera sonrisa.

—¿Viniste a verme a mí o a coquetear con mi cuidadora? —intervino Sun Hui Shui, claramente molesto por la actitud de su amigo.

—¿Eso que escucho son celos? ¡Vaya! Amigo, me tienes todo el tiempo para ti —dijo mientras lo abrazaba para molestarlo, sabiendo que Hui Shui odiaba ese tipo de gestos.

—¡Deja de hacer eso! —exclamó empujándolo—. ¿A quién le importa lo que hagas?

—Tan grosero como siempre… En fin, señorita Jiang, ¿le gustaría cenar conmigo?

Sun Hui Shui puso los ojos en blanco con fastidio. Jiang Kumiko lo miró seria, evaluando la situación.

—Espero que el joven señor Wu pueda disculpar a Jiang Kumiko. Jiang Kumiko tiene un compromiso y le resulta imposible aceptar la invitación.

—Claro, ¿cómo no lo pensé? Una flor como tú seguro tiene compromisos... ¿Y qué tal mañana?

—Imposible, en cualquier momento. Lo siento.

—¿Puedo saber quién es el afortunado?

—El joven señor Sun.

—¿Sun Yan Yan? Pero él está casado. Yo no —dijo Wu Biming, confiado, con la actitud típica de un heredero de segunda generación, acostumbrado al sí fácil de las jovencitas.

—Jiang Kumiko no conoce al joven señor Sun Yan Yan ni le interesa conocerlo. Hablaba del joven señor Sun Hui Shui —aclaró, sorprendiendo a Hui Shui.

—Ya comprendo… Entonces, si Sun Hui Shui va a cenar conmigo, ¿la señorita Jiang también iría?

—Jiang Kumiko debe cuidar del joven señor Sun Hui Shui.

La sinceridad en su respuesta provocó una gran sonrisa en Wu Biming. Sun Hui Shui lo conocía bien; su amigo nunca ocultaba lo que pensaba o sentía. Esa honestidad era una de las razones por las cuales lo apreciaba tanto, además de todas las veces en que le había demostrado su lealtad y amistad sincera.

—Borra esa sonrisa de tu rostro. Y no la involucres en tus planes. Señorita Jiang, trae té para nosotros —ordenó Hui Shui con calma. Kumiko asintió con la cabeza y se retiró, dejando a los dos jóvenes a solas.

—No quiero que molestes a Jiang Kumiko. Es una buena persona —advirtió Hui Shui.

—No pretendo molestarla. ¿La has visto? Es evidente lo especial que es. Me gusta. Por favor, Hui Shui, vamos a cenar… y la llevamos con nosotros.

—No.

—¡Me lo debes! Son dos cumpleaños que no me acompañas, y prometiste llevarme a mi restaurante favorito.

—Ve solo.

—Quiero llevar a Kumiko, pero no irá sin ti.

—Ese no es mi problema —respondió, conduciendo su silla hacia la terraza donde se encontraba una mesa circular.

—Hui Hui, por favor… sé un buen hermano mayor. No te cuesta nada.

—Sabes que no me gusta salir —dijo con seriedad. Y era verdad. No lo hacía por él, sino por los demás. Sabía que tenía enemigos que buscaban su vida, y no podía poner en peligro a nadie más.

—Te lo suplico. Si quieres, incluso me arrodillo.

—No digas tonterías, Biming. No permitiría que hicieras algo así.

—Entonces acepta, o lo haré, y no me moveré de aquí.

—¿Traes contigo al equipo de seguridad? —preguntó, sabiendo lo importante que eso era si iba a salir con alguien más.

—Siempre. Tú eres el único confiado.

En ese momento, Jiang Kumiko apareció con los tés. Sun Hui Shui tomó el suyo con cuidado y comenzó a beber. Wu Biming lo observaba, esperando una respuesta.

—Di algo, Hui Hui.

—Bebe tu té, se enfriará —dijo con calma. La decepción se reflejó de inmediato en el rostro de Biming.

—Ni pongas esa cara triste… Señorita Jiang, saldremos a cenar. Ve a prepararte.




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