Baoying

Capítulo 25

En la penumbra de un estudio elegantemente decorado, él esperaba con paciencia. Frente a él, su teléfono descansaba sobre la mesa mientras sostenía un vaso de whisky con hielo entre sus dedos. Con refinamiento, llevó el vaso a sus labios, saboreando el licor, justo cuando el teléfono vibró anunciando la llamada esperada. Dejó el vaso sobre el buró con cuidado y respondió.

—Chen Qiang, dime que tienes la noticia que quiero escuchar.

—Señor… yo… no sé ni cómo decir esto —responde con evidente preocupación. Fallar una vez es comprensible, pero ya van cuatro intentos y no han logrado cumplir la misión—. Ha sido imposible. La persona que protege a Sun Hui Shui no es cualquier individuo… es una espía.

—¿Y es inmortal? —ironizó con molestia creciente—. Si no pueden acercarse, ¿acaso no pueden disparar desde lejos?

—Sí, señor. Pero como dije, es una espía. Se ocultó, usó sus armas y durmió a mis hombres. No permitió que se acercaran a Sun Hui Shui. Definitivamente, debemos deshacernos de ella antes de intentar algo más.

—¡Eso pasa cuando contratas inútiles! —exclama, furioso—. Claro que hay que deshacerse de ella, pero son tan ineptos que ni siquiera pueden encontrarla.

—Trabaja cuidando a Sun Hui Shui. No se separa de él. Encontrarla es fácil… lo difícil es neutralizarla.

—¿Tienes alguna idea? —pregunta, tomando nuevamente el vaso.

—Podríamos contratar espías profesionales. Son caros, pero eficaces. Valen cada dólar.

—El precio no me importa. Envíame la información. Me encargaré personalmente… ya que tú eres incapaz —sentencia, colgando sin esperar respuesta.

Chen Qiang observa la pantalla de su teléfono con rabia. Es la primera vez que se siente verdaderamente inútil. "Vas a pagar muy caro, Sun Hui Shui", piensa, culpando al joven de todos sus fracasos. Nunca antes había sido ridiculizado así. Desde que aceptó el encargo de eliminar a Sun Hui Shui, todo ha salido mal. Por más sencilla que parezca la misión, siempre termina en desastre.

Un par de días después, Sun Hui Shui sale de su habitación en compañía de Jiang Kumiko para disfrutar del sol matutino. Caminan hasta el jardín. De pronto, suena el teléfono que su abuelo le pidió llevar consigo, por si surgía alguna emergencia. Jiang Kumiko frunce el ceño. ¿Qué habrá pasado? Solo su abuelo la llama a ese número, y lo haría únicamente si algo grave ocurriese.

—Joven señor Sun, debo contestar. Disculpe.

—Hazlo —dice él, sin darle mayor importancia.

Jiang Kumiko se aleja unos pasos para hablar en privado. Mira la pantalla y confirma que se trata de Jiang Zhen.

—Abuelo —responde con tono serio.

—Escucha, Kumiko: tú y Sun Hui Shui deben salir de la mansión Sun cuanto antes.

—¿Qué ha pasado?

—Alguien llamó para contratar al Clan Dragon Soul para eliminar a Sun Hui Shui y a su guardaespaldas. Por supuesto, rechacé el encargo. Nadie más del clan lo sabe… pero no somos los únicos. Tú eres hábil, pero no podrás contra un grupo de espías sola.

—Kumiko comprende. Se encargará de inmediato —responde con firmeza, entendiendo la gravedad de la situación—. Abuelo… ¿sabes quién está detrás?

—Sí. Por eso deben irse ahora.

A poca distancia de allí, el hombre responsable de todos los intentos fallidos contra Sun Hui Shui lanza el teléfono con rabia. La negativa del Clan Dragon Soul lo ha enfurecido, pero no piensa rendirse. Toma de nuevo su lista y marca el número del siguiente clan. Quiere a los mejores… pero si no puede tenerlos, se adaptará. No está dispuesto a abandonar su objetivo.

Se dirige a la ventana. Algo afuera capta su atención, lo suficiente para hacerle olvidar el teléfono por un instante.

Mientras tanto, Jiang Kumiko cuelga la llamada, guarda el celular y regresa junto a Sun Hui Shui.

—Hui Shui, debemos irnos de inmediato —dice con seriedad, dejando de lado toda formalidad, lo que sorprende al joven.

—De acuerdo, entremos entonces, pero no pongas esa cara de alarma…

—No entiendes. No hablo de volver a la habitación. Hablo de salir de la mansión. No podemos quedarnos más.

—Jiang Kumiko, no comprendo. Este es mi hogar. No tengo intención de irme.

—Y yo no tengo intención de dejar que te hagan daño. Intentaron contratar a mi clan para eliminarnos. No podemos perder más tiempo. Buscarán otro clan.

—Márchate, entonces. Sabes que para mí no hay diferencia entre vivir o morir. Pero no quiero que tú salgas lastimada.

—Y tú sabes que no permitiré que te hagan daño. Nos iremos hoy mismo. Ya sé quién está detrás de esto y me encargaré, pero lo primero es ponerte a salvo.

—¿Quién es el responsable?

—Es…

—¡Hermano mayor! —interrumpe la voz de Sun Yan Yan, cortando de golpe la confesión de Kumiko. Ella baja la cabeza y deja que su largo cabello cubra su rostro.

—Xiao Yan, qué sorpresa. ¿Cómo estás? —pregunta Sun Hui Shui, esbozando una leve sonrisa.

—No podría estar mejor, Hui Hui. Mi matrimonio es excelente, en la universidad me va de maravilla y los negocios prosperan, aunque a veces termino agotado. Ahora entiendo lo ocupada que era tu vida… y eso que no estás casado. ¡Imagínate!

—Era agotadora… la extraño —dice, melancólico.

—No te pongas triste, mamá dice que pronto te recuperarás y retomarás tus actividades.

—Mamá es optimista. Los médicos ya dijeron que estaré en esta silla para siempre… y no me interesa volver a ese ritmo.

—Déjanos soñar, al menos —responde con una sonrisa. Luego dirige la mirada a la joven a su lado—. ¿Así que ella es tu cuidadora? Todos dicen que es increíble.

—Lo dicen quienes no tienen que soportarla.

—Ignora a mi hermano. Se ha vuelto amargado —dice Sun Yan Yan, con tono amable.

—Xiao Long comprende lo que el joven señor desea decir —responde Kumiko sin mirarlo, dejando confundido a Sun Hui Shui.

—¿Tú eres la famosa Xiao Long? Es un placer conocerte.

—Xiao Long, ve a mi habitación y prepara lo que te pedí hace un momento —ordena Sun Hui Shui, notando su tensión inusual. Ella asiente y se retira.




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