Bar Mon'tblank - El poder de una oportunidad (libro 2 - Sp)

Un cliente muy especial

Una noche, mientras Sara terminaba de servir una de las mesas, observó la llegada de un hombre rubio, alto, guapo y muy elegante que llamó su atención poderosamente. El mismo que fue atendido y ubicado en una mesa reservada para él.

Al entrar a la cocina, varios de sus compañeros se estaban sorteando la oportunidad de atender a tan distinguido cliente.

«Jugosas propinas». Pensó y sonrió.

Continuo con sus deberes, pero la curiosidad pudo más que ella, así que de forma discreta le preguntó a Jean Pierre, el jefe de la cocina, quién le contó que se trataba de Brian Smith, un asiduo cliente del Mon'tblank, un renombrado arquitecto e hijo de uno de los más importantes empresarios de la ciudad. Sara pensó que la vida no era tan equitativa como debía ser, unos nacían con estrella y otros como ella… ¡Estrellados!

—Sara, por favor. Lleva esta bandeja a la mesa 7 —pidió Jean Pierre, logrando que ella bajara de esa nube de suspiros en la que subió al recordar su vida y a las personas que había dejado atrás, en realidad, una de sus manos era suficiente para contar a sus seres queridos y hasta sobraban dedos. Aunque nunca lo exteriorizara, dolía demasiado no poder estar cerca de ellos.

Al escuchar que le llamaban, sacudió su cabeza y con ella todos sus pensamientos tristes y de inmediato puso manos a la obra. Mientras pasaba al frente de la mesa reservada para el Sr. Smith, inesperadamente éste se levantó para saludar a un conocido, rozando la bandeja que Sara llevaba, sin darle tiempo de esquivarlo ya que todo pasó muy rápido. Por suerte, ella pudo controlar la situación e impedir que los aperitivos se derramaran por todo el lugar.

Casi al mismo tiempo y tan pronto como se dio cuenta de su imprudencia, todos los reflejos de Brian se pusieron de acuerdo para ayudar sosteniendo la bandeja. Lo último que esperaba esa noche era ser la causa del despido de algún desafortunado empleado, sabía que la culpa había sido suya al ser tan impulsivo por lo que, al dirigirse hacia su víctima dispuesto a disculparse, no pudo evitar perderse en esos grandes y hermosos ojos café que le miraban con conmoción. Quedó prendado de ellos por varios segundos, mientras que Sara sólo buscaba recuperar la calma y normalizar su respiración después del gran susto recibido.

—Disculpe mi torpeza, señorita. ¿Se encuentra bien?

—No se preocupe, señor. Fue mi culpa, con su permiso.

Sin esperar respuesta, Sara continuo su marcha, sumamente nerviosa por el grave incidente que pudo costarle su trabajo. Llegó hasta la mesa asignada y atendió a los clientes con toda la amabilidad que le caracterizaba, pero tan pronto como regresó a la cocina, se encontró con un jefe que siempre estaba al tanto de todo lo que sucedía en el lugar y no se veía nada contento.

—¿En qué rayos estabas pensando? ¿Te das cuenta de que pudiste hacer un desastre? Pudiste derramar todo encima de alguno de nuestros clientes.

—He estado muy al pendiente, todo pasó demasiado rápido, pero le aseguro que no volverá a ocurrir —ella le respondió hecha un manojo de nervios casi al punto del llanto, era el primer incidente de éste tipo que tenía desde que había comenzado a trabajar en el Mon'tblank.

—Por fortuna no se derramó nada, de haberlo hecho ya estarías fuera. ¡Te recomiendo que dejes de soñar y estés más alerta!

—Estaré alerta, no volverá a ocurrir —en el fondo sabía que no todo era su culpa, pero como se lo explicaba a su insufrible jefe.

 

§§

Sara había causado una muy buena impresión en Brian Smith, lo había impactado hasta el punto de que, durante el resto de la noche, la estuvo siguiendo visualmente cada vez que salía a atender algún cliente. Al final, lleno de curiosidad y sin ánimos de parecer muy obvio, preguntó al personal que atendía su mesa.

—¿Carlos, decidió renovar al personal?

—No tanto como una renovación, Sr. Smith. De hecho, sólo hay un nuevo empleado… Bueno, empleada.

—Entiendo —dijo tomando un sorbo de su copa y continuando la amena conversación con sus acompañantes.

Ella no se había percatado de las insistentes miradas ya que después del incidente estaba 1000% atenta a las mesas, a los pasillos, a los clientes ubicados en su ruta. ¡A todo!

Después de escuchar a Carlos quejarse tantas veces, comenzaba a sentir que el anterior evento le había pasado por bajar la guardia y no permitiría que algo así volviese a suceder. «¡Jamás volverían a tomarla desprevenida!».

 

§§

Ya avanzada la noche, Brian y sus invitados decidieron retirarse y como costumbre, él solía dar excelentes propinas por el buen servicio prestado. Pero esta vez algo cambió, además de lo correspondiente para el mesero asignado también decidió conceder una gratificación para la nueva empleada por lo que solicitó fuera traída a su mesa.

—¿Cómo te llamas?

—Sara González, señor —respondió muy recelosa.

—Bien, Sara. Esto es para ti —dijo entregando en sus manos un pequeño grupo de billetes doblados a la mitad.

—Sr. Smith, de verdad agradezco su intención… pero, no debo aceptarlos. Es decir, no he sido yo quien atendió su mesa —respondió con seguridad mientras devolvía el dinero.



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En el texto hay: romance, secretos, drama

Editado: 12.03.2022

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