Barajando los restos de la inocencia

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El pueblo ha entrado en colapso, todos se atacan los unos a los otros, grandes a pequeños, pobres a ricos, esta sociedad va en picada. En cuestión de unos días, nuestro circo partirá con el fin de alejarse de esta situación, pero yo no quiero irme, deseo ayudar a quienes se han visto afectados por este conflicto y no pueden hacer nada para salir de ahí.

Me pesa saber que, en medio de la perjudicada adultez, hay niños cuya inocencia se esfuma como la escarcha, por eso quiero visitarlos y tratar de animarlos con un pequeño espectáculo. Después de todo, no puedo esperar menos de lo que mis manos y mis naipes pueden hacer. Desde mi niñez aprendí a realizar distintos movimientos con mis cartas, por eso puedo hacer que estas se muevan cual montones de mariposas, e incluso puedo bailar mientras mis cartas danzan entre mis manos.

Sé que esto no es mucho, y ni de broma resolverá los conflictos del día, pero es mi intento de sacar una pequeña sonrisa entre aquellos que no merecen pasar por esto. Por mucho que se rece que los tiempos difíciles crean hombres fuertes, ¿qué tan válido es que un pequeño no pueda vivir su infancia por culpa de las inmaduras razones por las que esta gente pelea? ¿en qué mundo está bien que un niño no pueda ser un niño?

Aunque dure poco, quiero que se conserve esa bella flor en medio de este campo, que la inocencia y la alegría de estos pequeños continúe intacta. Ahora procederé a montar todo lo necesario para dar lugar a mi show, es hora de que mis cartas generen cautivadores movimientos.



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En el texto hay: drama

Editado: 06.12.2024

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