Barreras de sangre (1)

Capítulo 5:

Mientras almorzaban no dijeron palabra alguna. El ambiente estaba tenso entre ellos. Las clases de la tarde fueron tediosas y aburridas, los jóvenes no volvieron a hablar, decidieron concentrarse en las materias. El padre da Cloe la recogió puntual y la llevó a casa. Luego tuvo que regresar al trabajo.

La chica estaba muy cansada por algún motivo que no identificaba. Se dio una ducha rápida, salió al patio y se tumbó en la hamaca.

(Sueño)
 


Cloe estaba en una habitación oscura, tanto que no podía ver ni sus propias manos. De repente muy lejos vio una pequeña luz, como un punto, se dirigió hacia ese lugar. Le dolía la cabeza, sentía su cuerpo pesado, aun así continuaba caminando. Por más que sentía que avanzaba la luz no se acercaba ni se hacía más grande.

(...)
 


—Cloe, ¿cariño qué haces ahí? Ya es de noche entra a la casa. ¿No tienes hambre? —gritó su madre desde la puerta de la cocina.

—¡Oh! Me quedé dormida ya entro.

Ella se sentía extraña, no le veía mucho sentido a su sueño.

«¿Qué sería ese lugar oscuro y esa pequeña luz?». Se preguntó internamente.

Cenó con sus padres y subió a hacer sus deberes. Cuando terminó, decidió continuar viendo su serie favorita, pero en el medio del capítulo se volvió a quedar dormida.

(Sueño)
 


Cloe estaba de nuevo en la habitación oscura, el punto de luz estaba en el mismo sitio, de repente salieron muchos puntos de luz de diferentes lugares, poco a poco el lugar se fue iluminando. Ella estaba en una habitación gigante, sin ventanas, las paredes eran los puntos de luz que iluminaban. En el centro de la habitación había una mesa, Cloe se acercó, sobre esta había un anillo con una gema roja en el centro, lo agarró y todo se sumió nuevamente en oscuridad.

(...)
 


El sonido de la alarma la despertó. Ella tenía la mano cerrada, sostenía algo con fuerza. Al abrir el puño se sobresaltó. El anillo de su sueño estaba justo allí.

«¿Cómo llegó esto aquí? ¿Qué sueño tan extraño?». Las preguntas en su mente continuaron.

Colocó el anillo sobre la mesa de noche y se preparó para ir al colegio. 
Cuando iba saliendo de su habitación sintió como si el anillo la llamara, una inmensa necesidad de cogerlo se apoderó de ella.

Recogieron a Luna como de costumbre. Cloe no dejó de mirar el anillo en todo el camino. Cuando llegaron al colegio y lejos de la vista de los adultos Luna sostuvo a su amiga del brazo y la llevó a un lugar apartado.

—¿Y ese anillo? —preguntó observando la joya. Demasiado elegante para ser de Cloe.

—Lo encontré en un sueño —contestó sin dejar de mirar la enorme piedra roja—. ¿Es muy linda la gema verdad?

—¿En un sueño? —se pasó la mano por la nuca y miró incrédula a su mejor amiga.

—Sí, raro, pero te juro que es la verdad.

—¡Chicas! —gritó Al, corriendo a saludarlas.

—Hola Al —Cloe levantó la mano y continúo examinando la joya de sus sueños.

—¿Qué tal todo, Al? —Luna le sonrió sin emoción.

—¿Qué está mirando? —preguntó el chico notando el extraño comportamiento de su compañera.

—Un anillo que supuestamente encontró en un sueño —murmuró Luna para que Cloe no la escuchara.

—¡¿Qué?! —exclamó asombrado.

—Cloe vamos a clases —Luna tuvo que guiarla hasta el aula para que no se perdiera. Cloe estaba hipnotizada por el anillo.

Eithan ya ocupaba su asiento cuando llegaron, estaba leyendo un libro. Cloe no le prestó atención a ninguna de las clases matutinas. Como era viernes tenían la tarde libre.

—Cloe, vamos con los chicos al lago —anunció Luna emocionada.

—Mi padre vendrá a buscarme temprano, mejor otro día —la aludida recogió sus cosas y salió del aula.

En la entrada estaba Diego esperándola, lo saludó con la mano y le dio un beso en la mejilla. Subió al auto y guardó el anillo en un bolsillo de su mochila. Su padre la dejó en casa y se fue a trabajar de nuevo. Cloe subió a su cuarto y se acostó en su cama tirando la mochila al suelo luego de recuperar el anillo.

En su mente había muchas preguntas con las que había luchado toda la mañana. No sabía cómo llegó el anillo a su mano y mucho menos para qué le servía. Verdaderamente, el anillo era hermoso, la gema roja brillaba con intensidad cuando la iluminaba el sol. Era tan bonita que se vería genial en la mano de Cloe, así que se lo puso.

Un millón de imágenes nublaron su mente y quedó inconsciente al instante.

(En la mente de Cloe)
 


Una mujer rubia y alta, de ojos azules con la misma tonalidad extravagante que los de Cloe estaba en un valle. Usaba un vestido largo y blanco de encaje, similar a uno de novia y con el mismo anillo en su mano solo que la gema era transparente en ese momento. Frente a ella hay un hombre de pelo negro, constitución fornida, su ropa evidencia que debe de estar en una época antigua. La mujer lo miraba llorando, él tenía el rostro impenetrable. La dama enterró el anillo en el corazón de su compañero y la situación cambió.

Se encontraba en una taberna, descolorida, con las paredes mohosas y sucias. Las mesas de madera remendadas y muchas botellas de alcohol regadas por el suelo. Allí hay otra mujer con el cabello castaño hasta la cintura, llevaba un niño de unos cinco años de la mano, había otra frente a ella. Cloe no logró ver bien a la otra porque la de pelo castaño estaba de espaldas y cubría el rostro de la otra. Logró divisar el anillo, esta vez ya estaba rojo, sin embargo no tenía la misma tonalidad que el de ella. Nota que la primera golpea a la otra con el anillo y volvió a cambiar la escena.

Se vio a sí misma y un hombre completamente cubierto de pelo blanco y con una cola de lobo. No tenía facciones humanas, pero sonreía mostrando unos colmillos vampíricos y filosos. El pelo cubría parte del rostro, tenía los ojos cerrados y seguía sonriendo. Con los brazos abiertos esperando el golpe mortal con el anillo. Ella no pudo hacerlo y él abrió los ojos y la miró con lástima. Se quedó paralizada, eran los ojos verdes brillantes del Justiciero y de Eithan.




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