Barreras del pecado (precuela)

Capítulo 3: Avaricia

Han pasado cinco años desde que Valeria y Bléiser hicieron oficial su compromiso. Cinco años en la vida de un ser inmortal es un abrir y cerrar de ojos, sin embargo las circunstancias me han obligado a madurar. A diferencia de lo que esperaba cuando supe de la repentina conexión amorosa de mi hermana, mi vida no se volvió un calvario y ella no me abandonó. Le pidió a mi padre que me dejara viajar a las tierras de Bléiser, con la excusa de buscarme un buen partido. Cosa que debo admitir no ha hecho, en su lugar hemos adquirido una especie de "negocio mortal".

 

Los tiempos han cambiado, ahora el mundo gira alrededor del dinero creado por los humanos. El oro y las joyas originales tienen su valor, pero no son suficiente. Aprendimos que los hombres millonarios tienen cierta debilidad por nosotras, las radiantes vampiresas. Los idiotas por compañía pagan millones e incluso se casan para luego tener una trágica muerte que los convierte la cena de sus recientes esposas.

 

No estoy orgullosa de ser carnada, pero todo eso me ha dotado de un buen capital. Ahora tengo mi propio castillo, mis propios sirvientes y sobre todo, ya no tengo que rendirle explicaciones a mi fabulosa familia.

 

Tengo la libertad de cenar lo que yo desee luego de deshacerme de mi humano. Y es que le he cogido el gusto, a diferencia del resto que está en el negocio, yo selecciono mi presa y soy muy exigente con su pasado morboso.

 

Esos millonarios que van por ahí ilusionando jovencitas, destruyendo sus vidas luego de un embarazo y aborto no deseado, esos son los que yo atrapo. Soy mucho más poderosa y astuta que una mujer común. A diferencia de mi rostro joven y perfecto tengo casi mil años de existencia. Y aunque hasta hace cinco años vivía tras las sombras de mi padre y mi hermana, tengo ciertas experiencias adquiridas leyendo novelas, cuentos y artículos escritos por humanos, los cuales no tienen idea de lo valiosos que son esas creaciones llamadas libros.

 

Mi táctica es simple, aparezco en las fiestas nocturnas que ofrece la alta sociedad, abatida luego de la perdida de mi adorado esposo que me ha dejado una fortuna inimaginable, me le cuelo por los ojos y primero le vendo mi dinero. La avaricia es una debilidad humana muy útil cuando de engaños se trata. Les vendo mi cara y cuerpo hermosos junto con la ilusión de poner sus garras en mi jugosa fortuna. Las bodas siempre son apresuradas, evito mucho el manoseo porque esas bestias son asquerosas y en la luna de miel absorbo hasta la última gota de sangre y hago parecer sus muertes un accidente.

 

En el mundo mortal me llaman criminal, asesina, estafadora; en el mundo vampiro soy una millonaria y respetable vampiresa sangre pura, que desprecia la vida humana como el resto.

 

He localizado a la mayoría de las jovencitas atacadas por mis ex-esposos y les he dado la oportunidad de mejorar sus vidas, algo que ninguna ha rechazado. Las preparó, las educo y las convierto en directoras de mis empresas. Todas nos beneficiamos con esto, yo sigo aumentando mi capital y ellas se convierten en nuevas ricas, solo que ahora con un poco más de cerebro.

 

La llamada de Valeria a media mañana me sobresaltó. Su noticia me dejó petrificada en mi cama.

 

—Han asesinado a papá —dijo sin preámbulos—. Esta noche te recojo apenas oscurezca para viajar de regreso a casa. Su muerte no se va a quedar así, el clan Novolune nos las va a pagar.

 

Cuelga y no pude evitar sentir el dolor de haberme quedado sin padre. No fue el mejor, no teníamos esa conexión que los humanos llaman cariño, pero no por eso deja de ser mi padre. Arrastre mis pies fuera de la cama y encendí una lámpara. Mi castillo de día está sumido en completa oscuridad, mandé a sellar las ventanas para que ni el más pequeño rayo de sol entre. No puedo llorar, ahora debo resignarme. Al parecer aquel pequeño niño de doce años que ahora debe tener por lo menos diecisiete ha cumplido su objetivo y le corto la cabeza a mi familia.

 

No puedo odiarlo, somos enemigos naturales y él alega que mi familia asesinó a su madre. Yo le perdoné la vida, pero cuando mi hermana lo descubra seré yo quien pague el precio. Puedo perder todo lo que tengo y eso, en este punto y luego de todo el sacrificio, no es una opción.

 

Me cambié de ropa, me puse una capucha para protegerme del sol y regresé al territorio Solvant, antes que Valeria. Quien debe encontrar a ese chico soy yo.

 

(...)
 

Ya es de noche cuando pisé nuevamente mi antiguo hogar. Justo ahora mi hermana y su prometido deben estar buscándome como locos. Avancé a toda velocidad hasta los límites, y a unos kilómetros sentí nuevamente ese aroma embriagador.
 

Efectivamente el chico ha cambiado es más alto, su pelo continúa alborotado, sus músculos mejor definidos y su rostro es realmente hermoso.
 

—¡Oh! Mi amiga vampiresa —sonríe y se acerca a mí. Su voz es gruesa y masculina.
 

—No soy tu amiga —aclaro.
 

—Ya te enteraste —asiente con la cabeza—, seguí tu consejo, me hice más fuerte y esperé la justa oportunidad.
 

—Debo matarte.
 

Él me observa dubitativo, y sonríe, diablos no tengo motivos para que mi alma se revuelva con la carita tierna de este chico. ¡Asesinó a mi padre! Valeria se pondrá furiosa cuando descubra mi mentira. Cometí un grave error esa noche al dejarlo vivo y tengo que remediarlo o adiós a mi fortuna, adiós a mi vida, si no me mata, probablemente me convierta en esclava de algún sangre pura.
 

—¿Te enviaron a ti? Creí que vendría una de las Solvant. Escuché que ese vampiro tenía dos hijas —me agarra por la cintura y me pega a su pecho cálido—. Yo te protegeré de esas brujas, no te preocupes —y sonríe a plenitud.
 


 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.