Barreras del pecado (precuela)

Capítulo 5: Ira.

Observo su rostro varonil mientras duerme, no entiendo por qué está tan calmado, ni por qué confía en que no lo mataré. Me acomodo para mirarlo mejor, su pelo cae alborotado sobre sus parpados cerrados, paso mis dedos lentamente para levantar el mechón sin despertarlo, él suspira y me roba una sonrisa que escondo casi al instante. Es bueno que nadie me viera, por lo menos puedo esconder los nervios que me causa este ser... Será que... Ladeo la cabeza intentando alejar mis pensamientos.

«¿Qué estará soñando?» pregunta mi subconsciente curioso. Mis intentos por alejarlo son en vano. Sonrío nuevamente embobecida, imaginando posibles escenas que una vez leí en algún libro. Me regocijo internamente pensando que tal vez su sueño es agradable porque está conmigo.

¿¡Cuando se ha visto a un lobo soñar con una vampiresa!? Doy palmadas en mi rostro.

Me pongo de pie de un salto, debo salir de aquí. Si sigo así, no quiero ni pensar en cómo terminaré.

(...)
 


 

Me escabullo por una ventana de la mansión Solvant, casi no recordaba cuán divertido era entrar a escondidas luego de una travesura. Busco a Valeria que debe estar soltando chispas, no estoy lista para asumir el castigo, pero prefiero dar la cara.
 


 

En el salón diviso a Bléiser que al sentirme ni se inmuta. Está siendo absorbido por las tinieblas de la noche. Esconde su rostro bajo su mano, parece molesto. Me doy la vuelta para retirarme cuando su mano me sostiene por la nuca e impacta mi rostro con fuerza contra la pared.
 


 

Ser inmortal tiene varios privilegios, ese golpe no causo daño alguno en mí, esta es la primera vez que siento su fuerza. Intento soltarme, pero se me hace imposible. Aunque no duele esta posición es incómoda.
 


 

—¡Maldita! —grita completamente fuera de sí— ¡Todo es tu culpa! ¡Serás la primera en pagar el precio! ¡Lo juro! —me suelta y sale del salón a una velocidad que casi no me permite distinguir la dirección que tomó.
 


 

«No puedo creer que formara ese alboroto porque dejé vivir a un lobo... Tampoco puede ser porque escapé con Robert. ¿A Bléiser qué diablos le importa eso?» masajeo mi cuello y voy a buscar a Valeria, ella podrá explicarme qué ocurre con su novio.
 


 

Alissa sale de la habitación de mi padre con sábanas blancas y el rostro decaído. Es mi aliada y confidente, en esta casa es la única que conoce mi verdadera personalidad, es mi amiga aunque su posición sea de sirvienta dentro de los Solvant. La abrazo sonriente, desde que me fui no la había visto.
 


 

—Hola, mi Alis —beso su mejilla sonriente.
 


 

—Señorita —su voz se siente apagada— ¿Aún no sabe?
 


 

Cierto, mi padre acaba de morir, no debo estar tan contenta.
 


 

—Si, ya sé, mi padre...
 


 

—Me refiero a la señorita Valeria —interrumpe.
 


 

—¿Qué sucedió con mi hermana?
 


 

—Ella... Ella... —la agarré por los hombros cuando comenzó a tartamudear— Ella fue atacada —soltó de golpe y me quedé paralizada.
 


 

—¿Dónde está? ¿Le hicieron mucho daño?
 


 

Alissa niega con la cabeza sin sostenerme la mirada.
 


 

—No sobrevivió, eran demasiados, ella...
 


 

—¡No! —grito histérica— ¡No, no, no! Mi hermana —me desplomo en el suelo...
 


 

Los mataré, a ese viejo alfa y su manada, todos pagarán lo que le han hecho a mi familia... La ira se apoderó de mí, y solo mi venganza podrá calmarla.
 


 

(...)
 


Cuando pierdes a alguien duele, si es por tu causa daña el doble e incluso más. Mi escapada con Robert le costó la vida a Valeria, la persona que siempre me ha cuidado y protegido.

Cuando les perdí el sentido ese día a los lobos y a mi hermana, esos escurridizos licántropos aprovecharon para emboscarla. No sé exactamente lo que ocurrió. Estaba más centrada en la emocionante aventura que estaba viviendo que ni pensé en las consecuencias.

Bléiser dice que se atrasó, no logró mantenerles el paso y llegó demasiado tarde, no confío en él y menos ahora que mi hermana no está. Su personalidad cambió drásticamente, la alegría se esfumó. Todos piensan que fue la pérdida y yo estoy segura de que está mostrando su verdadero rostro, se quitó la máscara.

¿Alguna vez has visto a un monstruo enfadado? ¿Sabes cuán dañino es?

Te voy a describir la situación. Mi rostro angelical es un arma de doble filo, por ambos lados corta y desgarra. Increíblemente ese lobito siente cosas por mí, cosas que por un segundo creí corresponderle, cosas prohibidas, cosas que me ayudarían a vengar la muerte de mi familia.

Ira mezclada con venganza, un trago fuerte y amargo, pero que sabe a victoria. Y yo soy Victoria, la última vampiresa sangre pura del planeta.

Te preguntarás por qué la última, simple, las vampiresas no podemos procrear humanos ni vampiros transformados o mezclas, eso nos ensucia la sangre, nos vuelve débiles y medio mortales. Nuestro cuerpo comienza a envejecer y deteriorarse, al punto que nuestra vida termina literalmente convertida en polvo.

Las otras quisieron cruzar las líneas del peligro, se arriesgaron por "amor".

¿Cuál es la diferencia entre amor y odio si voy a terminar igual?

Mi cuerpo será polvo, pero ese lobo no podrá unirse a nadie más que no sea yo. Eso es una certeza.

(...)
 


 

Seis meses después
 


 

Mi plan ha funcionado de maravilla, Robert ni imagina que es mi marioneta. Decidí quedarme en casa hasta lograr mi meta, Bléiser se escabulló a sus tierras. Poco me importa lo que sea de su vida.
 


 

Hoy el lobo me invitó a una escapada a celebrar su cumpleaños número dieciocho. En una isla remota llamada Valsania, donde tiene una amiga que nos puede facilitar un rato a solas agradable. 
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.