Barreras del pecado (precuela)

Capítulo 7: Lujuria (Final)

Jamás nos habíamos besado con tanta intensidad, sus labios y los míos arden, pero a ninguno nos importa. Mi frío se mezcla con su calor, nuestros cuerpos se reclaman y cedemos ante la lujuria. Nos hacemos uno, mientras la pasión emana de nuestro interior y embriaga el ambiente. La noche cae, y nuestra actividad continúa, sin cansarnos, sin parar, nos exigimos y el amor nos convierte en sus víctimas otra vez. 
 


 

(...) 
 


 

—Vic... te... amo —dijo recuperando el aliento. 
 


 

—Robert, yo también te amo, no tengo dudas. Pero...
 


 

—Tu venganza —me interrumpió, la decepción desapareció los últimos rastros de placer de su rostro. 
 


 

—No puedo fallarle de nuevo a Valeria. 
 


 

—Ja —soltó una carcajada— En serio esa es tu posición, justo ahora. ¿¡No fallarle a Valeria!? Debo ser estúpido para caer ante ti una y otra vez. 
 


 

—Robert —digo, él se levanta y comienza a vestirse—, no... No entiendes. 
 


 

—Oh, si entiendo quieres matar a mi familia porque ellos destruyeron a la tuya. No hay problema Victoria, mátame junto a mi manada si deseas. 
 


 

—No te haré daño, tú no hiciste nada. 
 


 

—¿Qué te hace pensar eso? —arquea una ceja—. ¿Y si te llevé conmigo para darle tiempo a mi manada de que matara a tu hermana? 
 


 

—No, tú... Tú... No lo hiciste, ¿verdad? —dudé y me dolió hacerlo luego del hermoso momento que habíamos pasado. 
 


 

Sus palabras sacudieron mi interior como un terremoto, me dejó el alma al descubierto y temblé. Por primera vez en mi vida temblé por el terror que me causaba la idea de ser traicionada. 
 


 

—No, Vic, no lo hice —dijo tras unos segundos meditando su respuesta—. Tú dudaste, te vi así que no lo niegues. Jamás se te ha dado bien ocultarme cosas, puedo saber lo que piensas con solo mirarte, son tus ojos carmesí quienes me dicen que entre tú y yo no pueden existir secretos. Lástima que no leas mi alma como yo leo la tuya. 
 


 

Me sentí avergonzada, mi actitud con él siempre ha sido arrogante y prepotente. Creí que lo tenía entre mis redes, acabo de caer en cuenta de que la que siempre fue un libro abierto en sus manos fui yo. Cruel y dura realidad. 
 


 

—Robert, terminemos —solté y su respuesta no se hizo de rogar. 
 


 

—Terminemos, terminemos esta farsa. —Cerré los puños con fuerza ante su confirmación—. Ahora, empecemos de nuevo —dijo acomodándose el cuello de la camisa.
 


 

—¿Cómo? —pregunté con un hilo de voz. 
 


 

—Mucho gusto, me llamo Robert, soy del clan Novolune —hizo una reverencia, tomó mi mano y la besó—. Usted bella dama debe ser una vampiresa, la más hermosa —sus ojos chocaron con los míos, brillantes y coquetos.
 


 

En momentos como este adoro no poder llorar, estaría formando un mar por culpa de este chico. 
 


 

(...) 
 


 

(4 semanas después) 
 


 

—¿Embarazada? —grité dando vueltas por mi habitación. 
 


 

El señor Telmer solo me observa, inmutable, y así es mejor. Llevo semanas con un apetito peor que el que tenía cuando Valeria murió. Mi vientre se ensanchó un poco, pero creí que era el exceso de calorías, pensé que pronto se irían. 
 


 

¡Si, se irán justamente dentro de veinte semanas! El período de gestación de las vampiresas es corto, apenas dura veinticuatro semanas. Cuando todos se enteren formarán un alboroto horrible, nadie querrá aceptarlo y debo protegerlo. Robert debe enterarse de la situación de inmediato.
 


 

¡Diablos! Maldigo en mi interior. Yo, la última vampiresa sangre pura tendré un hijo con un hombre lobo. ¡Traeré al mundo a un vampwolf! Adiós venganza, Valeria una vez más te he fallado, soy inútil, una pecadora más sin valor. Me acurruco en el suelo y Telmer se retira en silencio. No debe preguntar, él lo sabe, sabe que me enredé con un licántropo y que he manchado el nombre de mi familia. 
 


 

Alissa entra a toda velocidad por la puerta, su cara de terror me indica que su padre ya la puso al tanto de la situación. 
 


 

—¿Qué debo hacer? —preguntó dispuesta. 
 


 

—Aún no lo sé... Quería avisarle a Robert, pero no te enviaré allí. Mañana será nuestro encuentro, esperaré.
 


 

—Estoy aquí para lo que necesite —se sentó a mi lado y dio ligeras palmadas en mi espalda. 
 


 

No todo está perdido, Robert me ama, quería casarse conmigo así que no tengo dudas de que aceptará a nuestro hijo. Sonrió y acarició mi vientre. Un ligero calambre recorre la zona que he tocado. Mi bebé me ha reconocido. 
 


 

(...)
 


 

—Debemos huir, querrán matarlo en cuanto nazca —expreso Robert. 
 


 

—¿Estás enojado? 
 


 

—¿Enojado? Claro que no. Estoy preocupado. No podemos permitir que lo traten como a los otros vampwolf. Nuestro pequeño será diferente, estoy seguro. 
 


 

—¿Por qué dices que será niño? —arqueo una ceja. 
 


 

—Niño o niña, será diferente... Estot seguro de que será un niño, un fabuloso alfa. 
 


 

—¿Alfa? ¿Crees que tu manada lo acepte? 
 


 

—Habrá que esperar a que lo conozcan para estar seguros —sonríe y se inclina sobre mi vientre. Su tacto caliente hace vibrar mi interior, sí, a él también lo ha reconocido. 
 


 

Sonreímos, tal vez nuestro amor si pueda funcionar después de todo. La situación ha cambiado drásticamente con esta situación. Mi venganza queda aplazada, pero tengo la eternidad para hacerla realidad. Novolune puede saldar su deuda si acepta a mi bebé, realmente lo dudo, pero tengo que darles la oportunidad por las personas que amo. 
 




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