Basalto 2700

Capítulo 3

Misar continuó con su labor como todos los días, no obstante, aquella propuesta resonaba en su cabeza. Aun siendo él una persona sin ambiciones ni búsqueda de vanaglorias, el hecho de tan siquiera imaginar una posibilidad remota de conseguir costearse estudios avanzados con tan jugosa recompensa lo tentaba a arriesgar su vida en aquella osada misión.

Mientras pulverizaba las capas de gravilla rocosa inútil, escuchaba el cuchicheo de sus compañeros de Cam. Hablaban acerca de la elegante flotilla imperial que había llegado por la mañana y las posibles razones de aquella visita. Mencionaron muchísimas cosas que despertaban la curiosidad de Misar: el don de levitación Maratori, la presencia del general y sus escoltas, así como la majestuosa nave en la que llegaron.

Misar deseaba con su corazón, no solo con su corazón, con su alma entera ver todo esto. Anhelaba palpar aunque sea de lejos la gloria del Imperio, de aquellos seres divinos a los que su padre dedicó su vida entera.

Terminó su jornada antes de lo usual, su curiosidad se vio apaciguaba súbitamente al momento que acabó aquella plática ajena. Tomó sus cosas, y se dirigió a la estación del onometro.

En todo el trayecto a casa su mente estaba ciertamente turbada. La decisión de escapar de esa vida estaba frente a él. Podía perder su vida, pero al fin y al cabo, había pasado mucho desde la última vez que se sintió vivo.

Después de atravesar el velo protector, se encontró con la desconcertante sorpresa de que Gala no se encontraba ahí. Por lo general, siempre que Misar llegaba a casa lo primero que lo recibía era los bajos del tecno-jazz que su madre ponía para aligerar el ambiente mientras cumplía con sus roles de ama de casa. Pero esta vez fue distinto, al llegar a casa no hubo nada más que silencio.

Misar trató de convencerse a sí mismo que era un retraso cotidiano por cualquier imprevisto suscitado en las ventas. El sabía muy bien que el negocio de Gala nunca se atenía a un horario riguroso.

Descongeló dos de las raciones alimentarias encapsuladas que tanto odiaba, pero que a causa del cansancio se resignó a comer para no tener que preparar nada más. Mientras esperaba a que la "cena" terminara de prepararse, es dispuso a navegar vagamente en Gallior, una red social masiva solo para primios. Aunque el contenido publicado en Gallior no era tan variado y totalitario como el de los medios Maratori, el entretenimiento fugaz disponible ahí cumplía con su función.

En el momento en que Misar caminaba al Colander (Unidad de elaboración alimenticia con el que contaban todas las residencias) para callar la alarma que anunciaba que el proceso de descongelamiento había terminado, llegó Gala a casa, pero no llegaba sola.

— Buenas noches, ma. La cena está ya he-.

— Misar, cariño, necesito que mantengas la calma y hagas lo que ellos dicen.— Casi que susurra Gala mientras camina suavemente siendo escoltada por dos siluetas enmascaradas.

— ¿Qué mierda está pasando? ¿Quién carajo son ustedes?

— Tú, mocoso, necesito que te sientas en el sofá y te pongas estas ataduras en las manos y pies. Cualquier puto movimiento y le rompo la tráquea a esta perra. — Amenaza la silueta detrás de Gala mientras arroja dos ataduras a los pies de Misar.

— Cariño, por favor... — susurra entre sollozos.

Sabiendo que era una tontería tan si quiera pensar la remota idea de desarmar a las amenazantes figuras, tomó las ataduras y se las puso en manos, pies y boca, tal y como se lo habían pedido.

— Ahora sí, dinos dónde están las llaves de acceso del almacén.

— Está bien, es por aquí. — Empieza a caminar tambaleantemente a través de la casa mientras que uno de los malhechores la sigue.

— Por cierto, para que no intentes nada con el pulsar que evidentemente estás buscando al lado de la caja fuerte, si vemos cualquier cosa rara, por más pequeña que sea, le volamos la puta cabeza a tu hijo ¿estamos? — Advierte la otra figura con voz femenina mientras coloca el cañón de su pistola plásmica en la cabeza de Misar.

— Como digan...

Gala remueve el cuadro familiar colgado en la pared, dejando ver una pequeña caja metálica incrustada en la pared. Digita una clave, escanea su cornea derecha e izquierda, y luego recita 6 palabras para la verificación verbal. La caja se abre suavemente, revelando 4 piezas metálicas,

— Esas son las llaves, por favor váyanse y déjen-

Justo antes de terminar con su petición Gala es noqueada con un severo golpe en la cabeza.

— ¡Hmmmph! Buahg — Logra quitarse la mordaza. — ¡Mamá! ¡Hijos de perra! ¡Los voy a matar! ¡¿Qué le hicieron?!

— Ay, no seas dramático, solo está noqueada, creo. A quien si vamos a hacer algo más que noquear será a ti si no cierras la puta boca.

— Los mataré... Juro por mi vida que los mataré. — Amenaza entre dientes.

— ¿Matarnos? ¿Por tener la compasión de solo robarles y no hacerles nada? — Se acuclilla para mirar a Misar a los ojos. — Así funciona la vida niño, jodes a alguien antes que alguien más te joda. Nos vamos, O.

— ¡¿Y esos gritos?! ¡¿Están bien, Misar, Gala?! — Se escucha desde afuera del velo.

— ¡Se metieron ladro-! —Es callado inmediatamente por la mujer.

— ¡Ya vamos a entrar, Misar, aguanta!

— Mierda... ¿qué hago? ¿lo mato? — Pregunta la mujer a su compinche.

— No, ya sabes cuál fue la orden, sin muertos. Nos largamos.

Tan pronto como el vecino de Misar se fue en busca de ayuda, las dos misteriosas figuras salieron rápidamente a través del velo. Misar, incapaz de moverse o seguirlos, lo único que alcanza a divisar entre el movimiento y la oscuridad es un tatuaje de tridente invertido en el lado derecho de la nuca del hombre.

Abatido en el piso se mueve torpemente hasta donde estaba su madre desplomada para confirmar que aquel golpe no haya sido letal. Afortunadamente, Gala se encontraba bien, dentro de lo que cabe.

La ayuda llegó, quitaron las ataduras de Misar y verificaron el estado de Gala. La Parla, la autoridad de los bloques residenciales, le pidió un reporte detallado del incidente a Misar. Explicó lo sucedido, a qué hora paso, así como lo que se llevaron.




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