Bastardo sin pena

CAPÍTULO 7- "El nuevo Director"

***Perdón por la espera, pongo capítulo largo en compensación, no me ahorquen * lloro* que disfruten***El nuevo Director

 

Habla Rhett:

Cuando tenía 9 años mi mamá se fué de la casa, abandonándonos a mi y a Sebastían, su egoísmo no la dejó quedarse, nunca se lo perdoné. Sé que mi padre no era el hombre perfecto, el era terriblemente manipulador y agresivo, pero... ¿abandonarnos? Gracias a ella crecí a punta de golpes y maltratos, a entender que a las mujeres no se les puede amar, pues te pueden abandonar o usar en su beneficio. Y para colmos me cuesta mucho admitirlo, pero, desde que Any llegó a mi vida no me siento tan solo, y tengo miedo de ese sentimiento, una parte de mi, de cómo me enseñaron a ser con las mujeres está queriendo irse y no puedo permitirlo, voy a aceptar ser su novio para que se de cuenta que no soy el hombre indicado para ella...

después de todo...

...¡es solo un juego para mi!

Mi celular brilló justo cuando llegabamos al parqueo sacándome de mis pensamientos. Era un mensaje de Sebastían.

—Ven a la oficina, papá está grave

—¿Dónde está el?

—Está aquí conmigo, los paramédicos están aquí, ¡ven rápido Rhett!

Lo siguiente que pasó no lo recuerdo, me bajé del auto y corrí a la oficina de mi padre, subí las gradas a toda prisa, los pasadizos se hicieron eternos para mí. La alarma de salida sonó, dejando una multitud de estudiantes moviendose de un lado a otro

—¡Disculpa!

—¡Permiso!

Me movía entre la gente hasta que llegué, abrí la puerta y lo primero que vi fue a Sebastián arrodillado en el suelo con su traje militar y apretando la gorra con toda su fuerza, al dirigir mi mirada hacia abajo noté a mi padre con su traje formal y una manta térmica cubriendolo

—¡Papá!

—¡Calmate hijo!— me dijo el paramédico dándome unas palmadas en la espalda

—¿Que les pasa?

—¡Hagan algo!

—¡Papá reacciona!— ¡papá!

—Me desplomé en el suelo, vi sus ojos cerrados como si el solo estuviera durmiendo, me llevé las manos a la cara, mi mundo se detuvo, mi hermano me agitaba y yo no podía reaccionar.

—¿Qué paso? —escuché la voz de la secretaria al fondo

—¡No pudo más su corazón!— respondian al fondo, apreté el puño fuertemente, no quería que nadie me viera llorar, me levanté de golpe y salí corriendo del edificio, me dirigí al auto y aceleré a toda prisa, no sé cuantas horas pudieron haber pasado, pero el sol comenzaba a irse, amenazando mi visibilidad de la noche, no tenía mis gafas y había llorado tanto que comenzaba a perder el sentido del camino.

Me detuve al notar que había una playa, estaba desolada y triste, como si tuviera tiempo de estar ahí pero nadie sabía de su existencia, o tal vez solo pasaban de largo admirando su belleza, sin tomarse la molestia de conocerla. Me bajé del auto para verla más de cerca, no tenía piedras y su arena era blanca, las olas eran tan pequeñas que al llegar a la orilla generaban una leve espuma que se evaporaba fácilmente, en una esquina de la calle noté un pequeño bar que estaba ya poniendo sus luces, no dudé ni un minuto en entrar, el bar tenía rótulos de Elvis Presley y tapas de Coca Cola antiguas pegadas en la pared.

—Un whisky

Después de un rato el whisky era mi compañero de la noche, entre copa y copa y las últimas noticias de las 10 mis sentimientos se fueron apagando, mi corazón se fué adormeciendo y ya no distinguía ni el por qué estaba ahí

—Vete a casa hijo, sea lo que sea te prometo que será para bien— Miré al cantinero, un hombre barbudo y de apariencia de leñador, quien limpiaba un vaso con un trapo sucio.

fruncí el entrecejo—¿Como sabes que será para bien?—

—Has venido a adormecer ese dolor — ése es el primer paso — decía mientras resoplaba una botella

—¿Y el segundo?

—El segundo es aceptarlo.— me miró a los ojos, dejandome ver una mirada triste y apagada en él.

—¿Aceptar que?

—Aceptar que todo se resuelve en esta vida... excepto la muerte — dijo dirigiendo su mirada a una foto que tenía en la pared, en ella una mujer joven a su lado le sonreía mientras sostenía unas flores de la mano de él

— ¿Y puedo saber cual sería el tercero?

— El tercero es, como un edificio en ruinas, tendrás que volver a construir, pero esta vez mejor que la anterior, más firme, nunca olvidando de donde vienes, pero mirando hacia donde vas, y teniendo presente que las cosas pasan, y solo queda mirar hacia adelante.

Sus palabras me quedaron grabadas mientras le ponía los billetes en la mesa.

—Gracias amigo.

Salí y la brisa de la noche me pegaba en el rostro. Miré hacia arriba y pude notar una estrella brillando intensamente, sentía un nudo en la garganta mientras me dirigía al auto, al llegar noté un ruido fuerte, miré y era el triste mar, me fuí caminando hacia la arena y me tiré en el suelo, podía quedarme ahí toda la vida hasta morir. No quería pensar más, la partida de mi padre era un golpe emocional y peor aún, sabía que se venían muchos problemas con su partida, y uno de ellos era las decisiones que mi hermano y yo tendríamos que tomar en su lugar.




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